Luis Salvago (escritor): «Lo que más despierta mi interés respecto de la Guerra Civil es el compromiso personal frente a la idea política»
Luis Salvago
Escritor ganador del Premio de Novela Cátedra Vargas Llosa
La novela ‘En el nombre del Padre’ del suboficial de Ejército del Aire y escritor Luis Salvago ha recibido recientemente el prestigioso Premio de Novela Cátedra Vargas Llosa.
En esta obra, Salvago cuenta, con la Guerra Civil como telón de fondo, historias humanas relacionadas con la libertad, la identidad, el destino o la crueldad de los conflictos bélicos.
El jurado del citado galardón destacó que, en esta novela, el autor “traza una opción ética en favor de la vida frente a la muerte”.
¿Qué ha supuesto para usted ganar el Premio de Novela Cátedra Vargas Llosa?
Si de algo me ha servido el premio, además de ser publicado, es para servir de estímulo. Desde aquella llamada del presidente del jurado por la que se me comunicaba el Premio, no he dejado de escribir y esforzarme en mejorar mi expresión narrativa.
El jurado valoró de su novela que “traza una opción ética en favor de la vida frente a la muerte”. ¿Qué otras sensaciones o reflexiones querría despertar en el lector?
Lo que más despierta mi interés respecto de la Guerra Civil es el compromiso personal frente a la idea política. ¿Cuántos de los que lucharon se sintieron identificados con el bando en el que militaban?
¿Cree que hay temas de su novela -como la responsabilidad de no decepcionar a los progenitores, la libertad, la propia identidad, el destino o la crueldad de las guerras- que pueden resultar de mucha actualidad?
“No hay nada nuevo bajo el sol”. Tampoco hay nada en mi novela que no pueda aplicarse en estos tiempos que corren. El alma humana es la misma ahora y en los tiempos de Salomón.
Usted es, además de escritor, suboficial del Ejército del Aire, ¿cómo decidió dar el paso a la escritura? ¿Cómo compatibiliza ambos oficios?
El Ejército me ha dado una nueva perspectiva. Me siento afortunado de vivir una profesión vocacional. La escritura, en mi caso, es también vocacional. El único problema de compatibilización es el tiempo.
Me falta tiempo para leer, para documentarme, para escribir, para equivocarme y volver a escribir. Sin embargo, no puedo quejarme. Hasta ahora, me ha ido muy bien.
El proceso de escritura de ‘En el nombre de Padre’, si no me equivoco, comienza con un álbum de fotos, ¿cómo fue este proceso?
Ese álbum de fotos siempre estuvo en mi casa. Y como todas las cosas a las que la mirada se acostumbra, pasó desapercibido hasta que mi padre murió. Esa circunstancia me obligó a contemplarlo de una manera diferente a como siempre lo había hecho. Las mismas fotografías a las que nunca presté atención adquirieron de pronto un nuevo sentido.
¿Hablaba mucho con su padre sobre la Guerra Civil? ¿Escribir esta novela le ha ayudado a comprender la situación que vivió él?
Mi padre vivió en su familia la experiencia de una confrontación de ideas. Su propio padre, mi abuelo, era afín al bando contrario al suyo. Hablaba poco de la Guerra Civil, y cuando lo hacía su tono era de una profunda decepción. Solía hablarme de su experiencia en el destacamento de Cabo Juby como soldado. Vio aterrizar el Dragon Rapide, el avión que llevó a Franco a Tetuán. Escribir ‘En el nombre de Padre’ significó un acercamiento al tema de la Guerra Civil que difícilmente hubiera ocurrido de otra manera. Comprendo ahora mucho de lo que sucedió, y las consecuencias que tuvo para el presente. He de decir, sin embargo, que esta novela no es una novela sobre la Guerra Civil, ni siquiera es una novela bélica. Las historias que acontecen en ella son historias humanas que acontecen con la guerra como telón de fondo.
¿Le resulta catárquica la escritura?
La escritura es para mí creación. Disfruto construyendo historias desde la ficción. La verdad desnuda no interesa a nadie, porque está despojada de referencias. La ficción literaria viste la verdad con metáforas, con imágenes, con sensaciones sugeridas que el simple relato no puede ofrecer.
No pretendo utilizar la escritura como un medio de purificación ni tampoco para conjurar fantasmas. Otra cosa muy diferente es que mis fantasmas aparezcan en ella sin que yo los convoque.
En este caso un objeto ha sido el pistoletazo de salida, pero ¿qué otras cosas le impulsan a escribir? ¿Cómo es su proceso creativo?
Sin duda, aquello que impulsa a escribir tiene que ser algo que cause conmoción. Cuando trabajé en Afganistán como intérprete de inglés, me causó conmoción la situación de la mujer y su condición social. ¿Cómo no escribir algo así cuando se vive desde dentro?
El impulso de escribir me lo proporcionan las mismas preguntas que formulo para entender esa conmoción. Una historia es una secuencia de preguntas que acaban en una respuesta.
¿Quiénes son sus referentes literarios?
Soy muy especial con mis referentes literarios. Admiro a los escritores que hacen del lenguaje algo más que una herramienta para contar la historia. Nabokov, Flaubert, Marguerite Duras, Ángel Vázquez y, por supuesto, Mario Vargas Llosa. Curiosamente, aunque disfruto con una historia, en el acto de escribir me atrae mucho más el modo de narrar que la historia en sí. Si pongo ejemplos de grandes obras que han influido en mi manera de escribir o mis gustos literarios, puedo citar ‘Los cachorros’, ‘El amante’, ‘Cien años de soledad’, ‘La vida perra de Juanita Narboni’ y las obras de autores clásicos como Sófocles, Eurípides, Petronio o Apuleyo. Con pocas novelas me he reído tanto como con ‘El Satiricón’ o ‘El asno de oro’.
Siempre se habla de la necesidad y la relevancia de leer, para usted ¿por qué es importante?
La lectura es un mecanismo de transmisión de la cultura, de la Historia, de la misma esencia de la civilización. La palabra escrita, el lenguaje y los artificios literarios permiten la experiencia de vivir una historia de un modo que los medios visuales, tan extendidos hoy día, nunca podrían igualar.
¿Qué proyectos literarios tiene en marcha?
Han llegado a mis manos los documentos de un militar que participó en la Guerra Civil como telegrafista. Lo mejor de todo es que se me ha permitido la libertad de ficcionar. Tengo también a medio terminar una novela corta que trata sobre los bacha posh. En Afganistán se conserva una curiosa costumbre: si un matrimonio solo ha tenido hijas, se le permite vestir y educar a una de ellas como un niño. Pueden ir a la escuela, a la Universidad, hacer deporte. Viven como varones hasta el momento mismo de casarse. Este hecho, por supuesto, ocasiona graves problemas de identificación.
¿Alguna cosa que quiera añadir?
Muchísimas gracias a la revista Actualidad de las empresas aragonesas y a ti, Laura, por tu entrevista.
Redacción AEA /LLM