Mujeres que son tesoros Opinión

Mujeres que son tesoros: Natividad Zaro Casanova

Vicky Calavia

Directora y productora de cine documental · Gestora cultural
www.vickycalavia.com

NATIVIDAD ZARO CASANOVA
Guionista y productora
Borja, Zaragoza, 1901 – Madrid, 1978
“Si es declamación, es declamación nueva. Lo que importa es esta voz, que acciona, y estas manos, que dicen; esos ojos de aguas de mar, donde asoma la vida hecha poesía”.
— César González Ruano,1926 

Nací en la localidad zaragozana de Borja, en 1901, aunque mi natural coquetería me hizo sostener toda mi vida el año de 1909 como el de mi nacimiento… ¡para desesperación de mis biógrafos!

Me fui a Madrid a trabajar tras aprobar en 1926 unas oposiciones a auxiliar del cuerpo de Correos y Telégrafos, oficio que rápidamente abandoné, porque en la capital quise desarrollar mis naturales dotes para la declamación y la dramaturgia. 

Comencé los estudios de Filosofía y Letras, que tampoco terminaría, fascinada como estaba por frecuentar las tertulias literarias de la época, como la que presidía Valle Inclán en El Henar. En esas charlas conocí a prestigiosos intelectuales del momento, como Federico García Lorca, César González Ruano, Azorín o Luis Buñuel.

En 1928 creé con Cipriano Rivas Cherif un grupo de teatro de vanguardia, El Caracol, con el que estrenamos ‘Orfeo’ de Cocteau o ‘El terno del difunto’ de Valle–Inclán

González Ruano me presentó en la Unión Iberoamericana donde recité, ante un grupo de diplomáticos e intelectuales, poemas de Gabriela Mistral, Alfonsina Storni y Dulce María Loynaz, entre otras grandes escritoras americanas. El éxito fue abrumador y los recitales se multiplicaron por toda la ciudad.

En 1928 creé con Cipriano Rivas Cherif un grupo de teatro de vanguardia, El Caracol, con el que estrenamos ‘Orfeo’ de Cocteau o ‘El terno del difunto’ de Valle–Inclán. Pero la policía cerró la sala en 1929 porque consideró que nuestro siguiente estreno, de García Lorca, ‘El amor de don Perlimplín y Belisa en su jardín’, era inmoral.

Como respuesta, decidí llevar a escena el Tenorio de Zorrilla, pero interpretando yo misma el papel de Don Juan, un personaje que “literariamente me seducía. Si como concepción humana lo despreciaba, como héroe dramático me interesaba extraordinariamente…”

A finales de 1929 realicé en El teatro Pinocho una representación infantil en la que di vida a la muñeca Pirula de la Revista Pinocho. Continué con mi actividad como actriz y dramaturga teatral hasta la guerra civil, en la que me ofrecí como enfermera voluntaria en el frente de Madrid.

En aquellas tertulias literarias de mi juventud, mientras debatía con tozudez aragonesa las tesis de mis compañeros de mesa, sufrí un auténtico flechazo: conocí al amor de mi vida, Eugenio Montes, un caballero gallego, escritor de la Generación del 27 y periodista del ABC. 

Con él viajé tras la guerra a Lisboa, Berlín y Roma, donde nos establecimos. Estudié idiomas y música y en la capital italiana entré en contacto con lo más selecto del cine en los Estudios Cineccità. Conocí así el movimiento neorrealista que otorgaba una cualidad social y reivindicativa al cine europeo tras la debacle de la II Guerra Mundial.

Fui la primera mujer que coprodujo con Europa desde España

Esto me impulsó a pasar de la escritura teatral a la cinematográfica. Monté mi propia productora en los años 50, Atenea Films, para poder llevar a cabo mis guiones y proyectos. Quise introducir un soplo de aire fresco en el rancio cine franquista, modernizando estética y argumentos, a través de Surcos, que dirigió Nieves Conde en 1951, quien paradójicamente decidió borrarme de los créditos del film…

Intenté consolidar un género incipiente, el de bandoleros, y conseguí que la película ‘Amanecer en puerta oscura’, de José María Forqué, que coproduje y guionicé, obtuviera el primer Oso de Plata del Festival de Berlín para una película española, en 1957.

Ante el estrepitoso fracaso comercial del cine de calidad que había intentado levantar, opté definitivamente por el cine de subgéneros español en todas sus variantes, siendo así la primera mujer que coprodujo con Europa desde España.

Continué hasta el final de mis días apostando con ilusión y riesgo por proyectos culturales, en un mundo de hombres, vetado en su mayor parte a las mujeres, que me llevó progresivamente a un nada consentido segundo plano…

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