Chema Tapia
Montañero y divulgador
chematapia.blogspot.com
Por tierras turolenses tenemos bellos rincones que merece la pena visitar. Con esta premisa, hoy nos acercamos a la comarca del Bajo Martín, para recorrer el barranco de Valdoria, que forma parte del Parque Cultural del Río Martín. Para ello partimos de la carretera de Albalate a Andorra, la A-223, en cuyo PK 25 tenemos el arranque de una pista que tomamos, dejando el vehículo al final de la misma, a unos 2,9 km.
Desde los primeros pasos por el sendero, ya se impone un silencio que acompaña por este inicio del fondo del barranco, habitado entre otras especies por el introducido ciprés de Arizona. En un punto determinado, el sendero se bifurca, pudiendo optar por seguir por ese fondo de barranco o tomar el que se va elevando en busca de las imponentes paredes de arenisca horadadas, que sirven de cobijo a las grandes aves rupícolas.
Se continúa junto a unos conglomerados que no han resistido el paso del tiempo, desgajándose grandes moles de piedra, creando una verdadera anarquía pétrea junto a la que se pasa, incluso por el interior de esas formaciones, ayudados por peldaños de madera y sirga como pasamanos.
Seguimos nuestro sendero, que se ciñe a la vertical del conglomerado, que forma una escorrentía con gran profusión vegetal. Lo llaman el Rincón del Gorgo. Comienzan a sucederse las construcciones que hace un siglo se dispusieron para la recogida y traída de aguas a Albalate, que de esa época culminan en unos depósitos rupestres de agua, aprovechando unas concavidades bajo los conglomerados, y a los que se accede a través de unas grapas a modo de escalera.
Una gran mole ha decidido bajar a beber al barranco, aunque afortunadamente no lo ha conseguido del todo, teniendo que pasar entre la piedra y el agua. A través de una escalera metálica nos situamos al pie de una presa de 15 metros, construida en los años 60, cuando se decidió taponar la cabecera del barranco para embalsar más agua para el suministro de Albalate. La superamos ayudados por una hilera de grapas de la época y otra más actuales.
La lámina de agua refleja serenamente todo lo que le rodea, y suponemos que también a nosotros en el momento de encaramarnos a la pared por la pequeña ferrata que nos ayuda a superarla, equipada con grapas y sirga como línea de vida. Es francamente fácil, pero es en la facilidad donde hay que extremar las precauciones y no relajarse.
Llegamos a un cruce que nos da la opción de continuar el sendero o de desviarnos momentáneamente para hacer una visita a la Cueva del Huerto. Si optamos por ir a ella, nos introducimos en el barranco mediante una escalera metálica.
Entramos en el llamado Huerto de Valdoria, junto a la Cueva del Huerto, de donde mana toda el agua del barranco, y que según dicen nunca lo ha dejado de hacer. La surgencia viene de una cueva, que según dicen también, comunica con la Cueva Negra, que luego podemos visitar.
Salimos de este santuario del silencio por la misma escalera. Es fácil ver cabras silvestres por el monte. Nos llegamos hasta el punto del desvío y tomamos la loma dirección norte, que va girando al NW, y como a unos 800 metros alcanzamos una pista, que la seguimos a la derecha unos 400 metros más, donde nos encontramos un desvío a la derecha para ir al mirador.
Estamos en las faldas de La Silleta, y desde aquí tenemos unas magníficas vistas de toda esta cuenca, y si el día lo permite, hasta podemos participar visualmente de los Pirineos.
Volvemos sobre nuestros pasos algo menos de 100 metros, para proseguir por nuestra derecha por un sendero, que nos lleva a una pista, que siguiéndola llegamos al desvío de la Cueva Negra, a la que merece la pena acercarse. Se trata de otro de los lugares que invitan a visitarlos con el máximo respeto.
Unos grandes paredones de conglomerados cierran este circo, y albergan grandes concavidades que con seguridad han tenido mucha vida en el pasado, de hecho se han encontrado restos de dos personas, útiles y cerámicas datados en el Eneolítico-Bronce Antiguo (2500-1500 a.C.).
Volviendo al cruce se toma ya el camino de salida, que como en una hora podemos alcanzar por pista hasta el PK 31 de la carretera A-1401, si hemos dispuesto vehículo, uniendo dos puntos de máximo interés en las cercanías de Albalate del Arzobispo, capital de la comarca del Bajo Martín.