Álvaro T. Latorre Molins (I3A): «Trabajamos en una herramienta para la detección precoz de pacientes con riesgo de sufrir un infarto»
Álvaro Tomás Latorre Molins
Investigador predoctoral del Grupo de Mecánica Aplicada y Bioingeniería del I3A
Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte a nivel global, especialmente en países occidentales. Por ello, y con motivo del Día Mundial de la Trombosis, que se celebra el 13 de octubre, entrevistamos a este joven investigador de la Universidad de Zaragoza que trabaja en el Grupo de Mecánica Aplicada y Bioingeniería del Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón (I3A), desarrollando una herramienta para la detección precoz de pacientes con riesgo de sufrir un infarto por rotura de placa de ateroma.
Háblenos brevemente de su trayectoria académica y profesional y de cómo llegó a este grupo de investigación del I3A.
Soy ingeniero mecánico, pero realicé mi Trabajo Fin de Grado en el ámbito biomédico, más concretamente estudiando enfermedades coronarias, como la placa de ateroma, desde el punto de vista de la ingeniería. Tras finalizar el grado y realizar prácticas, decidí volver a la Universidad de Zaragoza para estudiar el Máster en Ingeniería Biomédica.
Además, tuve la suerte de compaginarlo con una beca de colaboración del Ministerio. Tanto en la beca como en el Trabajo Fin de Master mi rama de investigación siguió siendo el estudio mecánico de las placas de ateroma. Todo ello me llevó a conseguir en 2020 un contrato predoctoral de la DGA para poder continuar mi trabajo dentro del Grupo de Mecánica Aplicada y Bioingeniería (AMB) del I3A.
¿Cuáles son los objetivos del grupo?
Dentro del grupo AMB pertenezco a la línea de investigación de “Desarrollo de modelos numérico-experimentales del sistema cardiovascular”. Nuestro objetivo es el de desarrollar modelos computacionales que simulen el comportamiento del corazón o tejido vascular para predecir su comportamiento en ciertas patologías cardiovasculares o simular la interacción con dispositivos médicos.
El campo de la ingeniería biomédica tal vez sea poco conocido para el público general, ¿podría explicarnos en qué consiste y qué aporta la ingeniería al campo de la medicina?
Esta rama de la ingeniería es relativamente nueva, en comparación con otro tipo de ingenierías, y todavía es algo desconocida para el sector laboral. Lo bonito de la ingeniería biomédica es que es un campo multidisciplinar, lo que permite abordar problemas médicos desde diferentes perspectivas.
Por lo tanto, el perfil de quien trabaja en este campo puede ser una persona que provenga de cualquier ingeniería, química, física o del ámbito médico.
También es muy importante establecer una estrecha colaboración con el sector sanitario para poder ayudarnos mutuamente.
Las aportaciones a la medicina desde este campo son muy diversas y algunos ejemplos son el desarrollo de implantes para traumatología, útiles sanitarios, tratamiento de imágenes médicas o la investigación científica y tecnológica.
¿Cree que hay suficiente concienciación social sobre la incidencia y la gravedad de las enfermedades cardiovasculares?
A día de hoy estas enfermedades son la primera causa de muerte a nivel global, y las cifras se disparan en países occidentales. Cada vez es más habitual encontrar campañas en pro de una vida saludable que incluya una dieta sin grasas saturadas y ejercicio. No obstante, factores de riesgo como un estilo de vida sedentaria, la comida basura o el tabaco siguen presentes en el día a día de muchas personas. Por desgracia, en muchos casos la concienciación llega cuando aparece algún susto. Hay que evitar esto y tratar de ser responsables con nuestra salud.
¿En qué consiste la investigación que usted está llevando a cabo?
Actualmente estamos desarrollando una herramienta para la detección precoz de pacientes con riesgo de sufrir un infarto por rotura de placa de ateroma. La placa de ateroma se forma a partir del exceso de colesterol en la sangre y se acumula en las arterias. Si una de estas placas se rompe, el contenido forma un trombo que viaja por la sangre y, dependiendo de la zona, puede desencadenar un infarto o un ictus. Nuestro objetivo es el de detectar la placa y anticiparnos a esa rotura.
Actualmente, ¿cómo se produce la detección de una placa de ateroma?
Los procedimientos más habituales en coronarias son las angiografías y los IVUS. El primero solo permite detectar placas que crecen hacia dentro de la arteria y van disminuyendo su diámetro. Este tipo de placas suelen causar en el paciente sensaciones de fatiga, dolor o entumecimiento de la zona ya que la placa obstaculiza el flujo sanguíneo. Por otro lado, el IVUS es un tipo de ecografía que permite detectar todo tipo de placas y aporta una mayor precisión.
¿Cómo se mejoraría el proceso de detección con los métodos que usted está investigando? ¿Es la detección precoz clave para evitar enfermedades cardiovasculares?
Nuestro trabajo se basa en, a partir de los datos proporcionados por el IVUS, obtener la geometría real de la placa del paciente y tratar de predecir el riesgo de rotura de la placa o la evolución de la misma. Una pronta detección permite prevenir la rotura y sus consecuencias mediante la implantación de un stent u otro procedimiento quirúrgico. Por lo tanto, una rápida detección puede evitar que se produzcan infartos o ictus.
¿Qué ventajas tendría para los pacientes?
Actualmente estamos en las fases iniciales del proyecto, pero lo que se pretende con esta investigación es aportar rapidez en la detección y ayudar a tener un diagnóstico más específico para cada paciente.
Al introducir la geometría de cada paciente en la simulación se obtendrían resultados más precisos, que, sumados en la rapidez de detección, aumentarían el tiempo de respuesta clínica ante estas patologías.
¿Qué es lo más gratificante de su trabajo como investigador?
Agradezco mucho el poder trabajar en un ámbito tan multidisciplinar, donde constantemente estás aprendiendo cosas nuevas. También valoro el aportar, junto a mi grupo de investigación, mi grano de arena en un tema tan importante como son las enfermedades cardiovasculares.
Redacción AEA/ Laura LM
Fotos: Laura LM