Andrea Carreras-Candi Directora de EFPA España (Asesores Financieros)
A medida que van pasando los años, la jubilación se convierte en una de las principales preocupaciones que aparecen en la mente de todo ser humano. Para lograr que se convierta en una etapa dorada, en la que poder disfrutar en familia y con la mayor tranquilidad, además de las cuestiones relacionadas con la salud, también tenemos que prestar atención a las finanzas.
De ahí que cabe preguntarnos si contaremos con una pensión pública que nos permita garantizarnos un futuro tranquilo y un mantenimiento de nuestro nivel de vida durante la etapa laboral, para que el disfrute familiar sea la principal prioridad.
Desgraciadamente, la respuesta es negativa. Los cambios demográficos y laborales que está experimentando nuestro país en los últimos años, reducirán de forma progresiva la cuantía final de la pensión pública en los próximos años.
Es la única solución para el sostenimiento del sistema, ante la tormenta perfecta que supone que cada vez vivamos más años, que se estén incorporando a la jubilación las generaciones del Baby Boom o la constante caída de la natalidad y el retraso en la edad de entrada al mercado laboral.
Con este panorama, la alternativa pasa por ahorrar durante parte de nuestra vida profesional con vistas a completar la pensión pública y empezar a hacerlo cuanto antes, para que el esfuerzo ahorrador sea menor. Aquí es donde a mucha gente joven y no tan joven le asalten dudas por desconocimiento o la falta de asesoramiento financiero en materia financiera.
Debemos plantearnos el ahorro para la jubilación como un ahorro sistemático en plan ‘hormiguita’
Debemos plantearnos el ahorro para la jubilación como un ahorro sistemático en plan ‘hormiguita’ que nos permita acumular un capital final suficiente para constituir una renta que complemente esa pensión pública. Una de las cosas positivas es la posibilidad de empezar con aportaciones mínimas.
Existen múltiples opciones para elaborar tu mejor plan, en función de tu horizonte temporal y perfil de riesgo. Por ejemplo, el horizonte temporal de los más jóvenes les permite aceptar mucho más riesgo, invirtiendo en planes con un mayor porcentaje en renta variable que les ayudara a obtener una mejor rentabilidad en el largo plazo e ir trasladando, con el paso del tiempo y según se acerque la jubilación, su cartera a posiciones más conservadoras.
No obstante, hay que tener en cuenta que, en el escenario de tipos de interés bajo mínimos y todavía prolongados en el tiempo, la única forma de obtener rentabilidades suculentas conlleva la asunción de más riesgos.
En todo caso, y una vez que hayamos empezado a ahorrar, es importante tener una estimación de la pensión pública que nos tocará. La Seguridad Social pone a disposición de los ciudadanos un programa de simulación para conocer la cuantía aproximada de tu jubilación pública, además existen otras organizaciones que permite simular escenarios futuros, teniendo en cuenta las cotizaciones realizadas hasta el momento y otras circunstancias personales.
En ocasiones, estas simulaciones no se ajustan a la realidad, y más con muchos años por delante, pero pueden suponer una guía interesante de cara a diseñar una estrategia de inversión en el largo plazo.
La principal premisa pasa por contar con la ayuda de un asesor financiero cualificado que nos guíe a la hora de planificar nuestro futuro financiero y lograr el mayor rendimiento a nuestros ahorros como la mejor vía para asegurarnos una jubilación tranquila
El mercado ofrece diferentes opciones y múltiples productos para complementar el ahorro, más allá del plan de pensiones tradicional. Existen los planes de previsión asegurados (PPA), que cuentan con las mismas ventajas fiscales que los planes de pensiones, aseguran un tipo de interés para toda la duración del contrato y, año a año, en función del mercado financiero, pueden remunerar a un tipo asegurado más alto; los planes de ahorro individual sistemático (PIAS), contratos con entidades aseguradoras para constituir una renta vitalicia asegurada; o los seguros de vida de ahorro, que no gozan de ventajas fiscales, pero permiten el rescate en cualquier momento. Incluso podemos valorar los fondos de inversión como una buena alternativa de ahorro para el largo plazo.
Pero la principal premisa pasa por contar con la ayuda de un asesor financiero cualificado que nos guíe a la hora de planificar nuestro futuro financiero y lograr el mayor rendimiento a nuestros ahorros como la mejor vía para asegurarnos una jubilación tranquila.