El Gobierno de Aragón se integrará en la Fundación para la conservación del rico patrimonio del Monasterio de las Canonesas de Zaragoza
La Dirección General de Patrimonio Cultural ha promovido la restauración de cubiertas, parte de retablos y varias tablas en la que se ha invertido más de 125.000 euros
El Presidente de Aragón se ha comprometido a asumir la responsabilidad institucional de proteger el recinto monacal femenino habitado más antiguo de Aragón y el segundo en España
El Presidente de Aragón, Javier Lambán, visitó el viernes el Monasterio de las Canonesas Regulares del Santo Sepulcro, donde pudo conocer los trabajos de restauración que se han llevado a cabo con presupuesto de la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón.
Durante su estancia con la comunidad, acompañado por el consejero de Cultura, Felipe Faci, y la directora general de Patrimonio, Marisancho Menjón, se comprometió a participar en la Fundación que ayudará a conservar el rico patrimonio del recinto, perfectamente integrado en la vida del céntrico barrio zaragozano en el que se ubica.
Con ello, atiende a la petición de la responsable de la orden, quien ha asegurado sentirse ya superadas por la ingente labor que precisa su adecuación. Según Lambán, el ejecutivo autonómico asumirá su responsabilidad institucional para ayudar a seguir protegiendo este recinto que cuenta con más de 720 años de historia y colaborar con sus guardianas.
En los últimos dos años, el Ejecutivo ha destinado 125.170 euros a las obras de restauración de cubiertas en el antiguo dormitorio, los andadores derecho e izquierdo del monasterio, adecuación de la sacristía y los trabajos de limpieza y restauración de dos lienzos del retablo de la Virgen de los Dolores en la iglesia de San Nicolás de Bari, cuatro tablas del retablo de la Virgen del Rosario de la misma iglesia, así como la redacción del proyecto de restauración del retablo de los Santos Julián y Lucía.
Las próximas actuaciones pasarán por la recuperación del refrectorio, cuya inversión rondará los 300.000 euros, y estudiará otras intervenciones en el retablo más antiguo que se conserva entero en Aragón, así como otras en el claustro alto.
El Monasterio de la Canonesas fue declarado Monumento Nacional en 1893 y Bien de Interés Cultural en 2002. Con posterioridad, se incluyó en la lista genérica de Monumentos Mudéjares de Aragón considerados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2001.
Ubicado junto a la muralla romana, es una joya patrimonial en el centro de Zaragoza que resume en su interior la historia de la ciudad casi por completo, desde Roma hasta el XIX. En la parte oriental del casco urbano, se adosó a la cara interior de la muralla, de forma que en la actualidad conserva el mayor tramo existente en la ciudad, hacia la calle Asalto.
Guarda también elementos islámicos (capiteles reaprovechados, inscripciones árabes en varios lugares del conjunto monástico, etc.), pero su personalidad fundamental es medieval. La orden de Canonesas del Santo Sepulcro lleva viviendo en esos muros, sin interrupción, desde que fue fundado el monasterio a finales del siglo XIII, es decir, hace más de 700 años. Es el monasterio femenino habitado más antiguo de Aragón y el segundo en España.
El claustro, gótico-mudéjar, es un espacio de gran singularidad en el que destaca la sala capitular, abierta mediante tres arcos góticos y que conserva su decoración geométrica en los muros, de honda personalidad islámica.
Conserva también, en el claustro alto, un retablo de Jaume Serra de enorme relevancia, es el único conservado entero de este destacado autor gótico y para el que la Dirección General de Patrimonio Cultural ha redactado ya el proyecto de restauración, que se espera poder acometer en 2023.
El monasterio es un gran conjunto arquitectónico, casi laberíntico, en el que se conserva el refectorio, la cocina renacentista, los grandes dormitorios… y por supuesto la iglesia, dedicada a San Nicolás, de época barroca y con interesantes retablos.
Finalmente, el muro exterior que da a la calle Don Teobaldo es fruto de una reforma realizada por Ricardo Magdalena a finales del siglo XIX. Da idea de su importancia el hecho de que fuera uno de los primeros Monumentos Nacionales reconocidos en Aragón, en el año 1893.
Una de las principales características del monasterio es que en los últimos años ha devenido de un espacio con vocación de presencia en el barrio en el que se enclava, constituyendo un lugar de espiritualidad abierto a la participación de toda persona con independencia de sus creencias.
Actuaciones del Gobierno de Aragón en defensa del patrimonio
El Gobierno de Aragón, a través de estas intervenciones, consolida su compromiso con el patrimonio de la Comunidad Autónoma, consciente de la importancia de restaurar y mantener bienes muebles e inmuebles que constituyen parte de la identidad aragonesa.
En esta línea, el balance de las actuaciones que el Gobierno de Aragon ha impulsado en el ámbito del patrimonio cultural a través del Departamento de Educación, Cultura y Deporte permite concluir que la inversión realizada en obras de restauración durante el pasado año asciende a un total de 1,7 millones de euros. Las obras se han ejecutado sobre 36 bienes, la mayoría de ellos declarados Bien de Interés Cultural (BIC).
Por el volumen del importe, cabe destacar las actuaciones que se han llevado a cabo, entre otras, en el Monasterio de Sijena, las obras de estabilización de la muralla y talud del castillo de Zaidín (148.852 euros ejecutados en 2021 de un plurianual de 196.000 euros) y la intervención realizada en la Iglesia de El Salvador de Ejea (210.000 euros).
El Monasterio de San Victorián, el de San Juan de la Peña, la ermita de San Román en La Puebla de Castro), el Monasterio del Santo Sepulcro, la iglesia de San Antonio Abad de Tauste, la iglesia de San Pablo, la iglesia de Santa María de Ateca, la catedral de Roda de Isábena, el convento de las Agustinas de Mirambel, el Castillo de Trasmoz, el de Aínsa, el Palacio de los Gurrea, el palacio de los Condes de Argillo en Morata de Jalón, la Colegiata de Santa María de Daroca, el pueblo viejo de Belchite, el puente de Jánovas o La Mantería, son algunos otros de los inmuebles o enclaves que se han visto favorecidos por las actuaciones de la Dirección General de Patrimonio.
Monasterio de las Canonesas Regulares del Santo Sepulcro
Uno de los principales espacios monumentales de este monasterio, que fue construido durante el siglo XIV, es la Iglesia del Santo Sepulcro. De planta rectangular, consta de tres tramos separados por arcos diafragma rebajados, que soportan alfarje de madera con sencilla decoración de tipo geométrico. El retablo, de principios del siglo XVII, está presidido por una imagen de Cristo Resucitado.
Desde esta iglesia se accede a la sala capitular del monasterio, de planta cuadrada; se cubre con bóveda de crucería simple, cuyos nervios descansan sobre cuatro columnas de piedra con capiteles de hojas de penca, posiblemente provenientes de la mezquita mayor de Zaragoza.
La sala está decorada con pinturas murales mudéjares: imitación de despiece de ladrillo, cenefas vegetales y lacerías en los agramilados. En el suelo, con azulejos de los siglos XIV y XVI, se encuentran las lápidas sepulcrales de Fray Martín de Alpartir, de 1380 y de Aldonza de Reus, priora del monasterio fallecida en 1602. En la misma sala, descendiendo unos escalones, está la cripta del Santo Sepulcro. Allí se venera una imagen de Cristo yacente en madera policromada, que puede datarse en los primeros años del siglo XVI.
A través de una puerta en arco apuntado, entre dos ventanas ajimezadas y con tracerías góticas, se accede al claustro que centra la construcción medieval del monasterio, disponiéndose en torno a él las distintas dependencias conventuales.
Construido en ladrillo, tiene planta rectangular poco pronunciada y en altura se superponen tres pisos: el inferior se abre al patio con grandes arcos apuntados; la segunda planta o claustro alto, con galerías de ventanas de arco apuntado y la tercera planta es de construcción moderna.
El claustro bajo se cubre con bóvedas de crucería simple. Se conservan algunos capiteles-faja y varias ménsulas, con decoración escultórica. Todas las bóvedas conservan restos de la pintura mural original mudéjar, menos una de ellas que está decorada con pintura mural gótica, atribuida por los expertos al taller de los Serra.
El antiguo refectorio de la comunidad es una amplia sala de planta rectangular, de gran altura, que se cubre con tres bóvedas de crucería simple. Fue parcialmente reformado en 1560.
Otro de los espacios de interés es la bodega, monumental por su amplitud y antigüedad, mandada construir por fray Martín de Alpartir.
Desde la sobreclaustra se accede al antiguo dormitorio, amplia sala de construcción medieval, y al refectorio «nuevo», construido a inicios del siglo XVI, de planta cuadrangular con columna anillada en el centro y una magnifica chimenea. Además, conserva el mobiliario original. Bajo el refectorio se encuentra la cocina de la misma época.
Otro de los elementos más destacados del monasterio es la iglesia de San Nicolás tiene su origen en 1133, durante el reinado de Alfonso I el Batallador. Sería una pequeña iglesia románica, de esta época perdura el crismón. En el siglo XIV se construye un nuevo templo en estilo mudéjar.
En el siglo XVI también se van a producir obras y ampliaciones, pero será en los últimos años del siglo XVII cuando sufrirá una drástica transformación, que junto a las reparaciones tras la Guerra de la Independencia son las que le dan el aspecto que tiene en la actualidad. Es una iglesia de planta rectangular con testero recto y capillas entre los contrafuertes.
Por lo que respecta a los bienes muebles que alberga el monasterio, cabe citar el retablo de san Julián y santa Lucía, atribuidos a Pedro Serra y datado en el siglo XIV. Posiblemente se trate del retablo completo más antiguo que se conserva en Zaragoza.
En la iglesia del Santo Sepulcro se encuentran el retablo de Cristo Resucitado, el Descanso en la Huida a Egipto y un gran cuadro de san Agustín.
En la iglesia de San Nicolás destacan los retablos de santa Ana, san Miguel y santa Teresa de Jesús, del siglo XVII; los retablos de la Virgen de los Dolores y de la Virgen del Rosario del siglo XVIII. En este último destacan cuatro tablas góticas del siglo XIV, atribuidas al afamado taller de los hermanos Serra.
Fuente: Gobierno de Aragón