David Francisco y Reyes Guillén (Pregunta Ediciones): «En la pandemia se demostró que el libro es una herramienta de conocimiento y de ocio imprescindible, una tabla de salvación ante la incertidumbre»
David Francisco y Reyes Guillén
Pregunta Ediciones
En 2012, David Francisco y Reyes Guillén pusieron en marcha un proyecto editorial con el propósito de establecer un puente entre escritores y públicos, que conectase a autores noveles y consagrados con sus potenciales lectores. Diez años más tarde, Pregunta Ediciones se ha convertido en un sello de referencia en Aragón, consolidado y con un catálogo amplio, variado y de gran calidad literaria.
¿Podrían presentarnos Pregunta Ediciones y contarnos cómo nació?
Pregunta es una editorial independiente, con sede en Zaragoza, en la que publicamos todo tipo de libros: principalmente narrativa (novela y relato corto) y ensayo, pero también poesía, álbum ilustrado, libro infantil… El proyecto surge después de trabajar un par de años esporádicamente en otros ámbitos del sector del libro, como una forma de profesionalizarnos en él y de experimentar el proceso completo de creación de un libro: desde la revisión del manuscrito, maquetación, diseño… hasta la distribución del objeto final que llega a los lectores.
¿Por qué se decantaron por este nombre?
Nos gustaba que fuera un nombre corto, directo y fácil de recordar. También refleja bastante bien lo que es para nosotros la literatura (y el arte en general): una pregunta, un modo de cuestionarnos nuestra visión de lo que nos rodea y de nosotros mismos.
¿Cómo definirían la filosofía de su editorial?
Solemos decir que nuestra función es la de ser un puente entre los escritores y el público, los lectores potenciales; conseguir que las palabras de unos lleguen, de la forma más cuidada posible, a las miradas de otros, y que se establezcan diálogos y relaciones. Además, creemos que una editorial independiente como la nuestra debe poner el foco en las nuevas voces, realizar una labor atenta y constante de descubrimiento de autores inéditos, autores que con tiempo y esfuerzo tal vez lleguen a ser consagrados, pero necesitan apoyo y oportunidades en la etapa inicial de sus carreras.
Este año cumplen una década de trayectoria. ¿Qué balance hacen de estos diez primeros años?
En general, un balance muy positivo, dentro de la precariedad imperante en el sector. A nivel laboral, sentimos que se ha consolidado el proyecto, cada vez más gente conoce la editorial, llegan más manuscritos, tenemos capacidad para publicar libros más costosos o atrevidos, y estamos más asentados en el panorama literario aragonés.
Hemos recibido también algún reconocimiento, como el Premio al Libro Mejor Editado en Aragón en 2016, que concede el Gobierno de Aragón, por el álbum ilustrado de Helena Santolaya ‘La península de Cilemaga’, o recientemente uno de los premios Búho de la Asociación Aragonesa de Amigos del Libro. Pero, sobre todo, a nivel humano este trabajo nos ha permitido conocer a gente muy interesante y enriquecedora con la que aprendemos y disfrutamos.
¿Tienen previsto organizar algún tipo de celebración?
Si las circunstancias sociales y pandémicas lo permiten, y si encontramos un lugar adecuado, nos gustaría organizar alguna fiesta después del verano, pero de momento… es sólo una idea. En cualquier caso, todos los libros que publiquemos durante 2022 llevarán en la contracubierta un sello conmemorativo diseñado especialmente para la ocasión por Óscar Sanmartín, nuestro ilustrador de cabecera y una de esas personas fantásticas que nos ha regalado la editorial.
¿Con qué dificultades se han encontrado a lo largo de este tiempo y cómo las han ido solventado?
Lo más duro ha sido lograr la sostenibilidad económica. En todo momento, y especialmente en los comienzos, tratamos de conseguir una reducción de gastos a costa del aumento de las horas de trabajo invertidas, con todo lo que ello implica. A día de hoy, podemos decir que hemos encontrado un equilibrio de proyectos que aúnan el interés literario con la rentabilidad comercial.
¿Qué criterios tienen para seleccionar las obras que van a publicar?
No tenemos una línea editorial muy clara, por eso abarcamos tantos géneros. En realidad, si nos «atrapa» un proyecto, por la razón que sea, vamos adelante con él. Generalmente publicamos obras que, en nuestra opinión, puedan interesar al público porque trascienden al propio autor y su ámbito, además de otros motivos estilísticos o estéticos. También nos atraen apuestas de gusto más personal, como traducciones o recuperación de clásicos.
¿Qué tirada tiene cada título?
Aunque en ocasiones hay proyectos que lo requieren y subimos la cantidad, por regla general las ediciones de nuestros títulos son de entre seiscientos y setecientos ejemplares, y por supuesto reeditamos lo que sea necesario en función de la demanda. Más allá de los números, nuestro fondo de catálogo siempre está activo y disponible, no nos gusta agotar ni descatalogar títulos.
En Pregunta se descubren nuevas voces, pero también se publican autores consagrados. ¿Qué descubrimientos les han llamado más la atención en este tiempo?
No son «descubrimientos» como tal, pero sí hay asuntos que nos han llamado la atención, como por ejemplo las diferencias de actitud entre un escritor y una escritora en el modo de encarar la publicación y visibilización de su obra, o las reacciones de ciertas personas ante el hecho de que publiquemos casi por igual a hombres y a mujeres. Como comentábamos antes, aprendemos mucho a nivel humano con este trabajo.
¿Les está afectando la subida de coste de materiales?
Desde luego, está siendo un contratiempo inesperado. En el caso de los libros, escasean ciertos tipos de papel, se están dando retrasos importantes en las entregas y se han encarecido los costes de producción. Por el momento, intentamos aguantar sin repercutir esas subidas en el precio de venta, pero si la situación se mantiene deberemos planteárnoslo, aunque sea un mínimo indispensable, ya que nuestra intención es proponer siempre unos precios de venta al público asequibles, con el fin de incentivar las compras.
¿Qué balance hacen del Día del Libro, recientemente celebrado?
Fue un día magnífico, de los mejores que se recuerdan en la ciudad. Se ha notado que la gente tenía ganas de volver a vivir esa jornada con la «normalidad» de siempre, en el paseo de Independencia y sin restricciones de aforo.
Este año, la Asociación Aragonesa de Amigos del Libro les ha concedido uno de sus premios Búho, destacando la «generosa laboral editorial en apoyo a los nuevos editores». ¿Qué ha supuesto para ustedes este reconocimiento?
Es un premio muy entrañable porque lo concede —desde hace ya treinta años— un grupo de escritores, lectores y compañeros del gremio, al margen de las instituciones. En nuestro caso ha supuesto, sobre todo, una avalancha de cariño, mensajes, llamadas… Nos emociona ver cuánta gente se alegró y valoró la noticia.
¿Cómo vivieron la pandemia y de qué modo afectó a la editorial?
Con mucha incertidumbre ante algo tan inesperado y sin precedentes, como todo el mundo, pero también con esperanza. Durante el primer confinamiento nos ocupamos en preparar algunos libros más extensos de lo habitual, aprovechando el tiempo disponible, aun sin saber cuándo podrían ver la luz o en qué circunstancias. Después, al comenzar las aperturas con restricciones, nos vimos obligados a reinventarnos, reprogramando eventos que se habían quedado pendientes y buscando alternativas a las presentaciones convencionales (como firmas o actividades en espacios al aire libre) para conseguir el encuentro con el público.
En nuestro caso, desde el primer momento tratamos de acercarnos lo más posible a la «normalidad», siguiendo a rajatabla las indicaciones de las autoridades sanitarias. Y al igual que en los primeros conciertos o representaciones teatrales en aquella época, la gente demostró que la cultura es un ambiente seguro, además de necesario.
¿Somos los aragoneses más lectores desde el confinamiento?
En general, sí. Sin duda es la percepción general en el sector, lo comentamos a menudo con libreros y otros editores. Ya en el confinamiento se mantuvo un flujo de pedidos porque muchas librerías vendían en línea, y desde la reapertura en junio ese flujo en general no ha decaído y aumenta en épocas como Navidad o el Día del Libro. Es evidente que durante el confinamiento la gente recuperó o se reencontró con el hábito lector, y se ha demostrado una vez más que el libro es una herramienta de conocimiento y también de ocio imprescindible, una tabla de salvación ante la incertidumbre.
¿Es un buen momento para la literatura y la lectura?
Como decimos, nos consta que la lectura está viviendo un resurgir, en Aragón y en toda España. Acercarse a un libro nunca ha sido tan fácil y accesible; en librerías o en bibliotecas, lo importante es leer. Y, probablemente, ese resurgir de la lectura también lo haya provocado, además del confinamiento, la gran oferta literaria actual. Asimismo, otro efecto que notamos tras la pandemia es que más gente ha comenzado a escribir. Algo muy loable y recomendable, que puede incluso llegar a ser sanador, aunque debemos advertir que también hay que ser exigentes, buscar unos niveles de calidad y ser conscientes (autores y editores) de que no todo es publicable.
El año pasado editaron ‘Opiniones de mujeres’ de María Domínguez, primera alcaldesa en España en periodo democrático, recuperando así un documento de gran valor histórico y feminista. ¿Prevén recuperar más textos de este tipo?
Con ‘Opiniones de mujeres’ quisimos reparar una inexplicable ausencia bibliográfica, pues llevaba años descatalogado. A raíz de la recuperación de los restos mortales de María Domínguez, en enero de 2021, consideramos importante recuperar también sus palabras, su mensaje, que nos parecen fundamentales en la lucha por los derechos sociales de la mujer y la educación en nuestro país.
Desde luego nos interesan mucho este tipo de proyectos, que, como decíamos antes sobre los autores inéditos, surgen también de una labor atenta y constante de investigación, y tienen además un afán de justicia y reivindicación histórica.
¿Qué planes y qué deseos tienen para los próximos diez años?
Continuar afianzando el proyecto, tratando de llegar a más lectores, y dejarnos llevar por el rumbo que la propia editorial va marcando, las relaciones que van surgiendo… Confiar en nuestra intuición y sorprendernos —para tratar de sorprender al público— con nuevas propuestas.
Entrevista: Redacción AEA (Laura LM)
Fotografía: Marcos Cebrián