Delegada territorial de EFPA ESPAÑA en Aragón (ASESORES FINANCIEROS)
En los dos últimos años la mayoría de inversores han adoptado un perfil conservador, invirtiendo en productos de bajo riesgo por su preocupación por preservar el capital. Tan solo una minoría se ha decantado por inversiones más arriesgadas, para tratar de lograr rentabilidades que compensen la inflación y evitar así una pérdida real de su poder adquisitivo.
Esta es una de las principales conclusiones de la radiografía de asesoramiento financiero que ha elaborado EFPA España, donde han participado cerca de 500 profesionales para ofrecer su visión sobre cómo está cambiando el perfil inversor de sus clientes en el escenario actual, cuál es su grado de conocimiento e interés sobre los productos financieros y las alternativas con las que cuentan para diseñar sus estrategias de ahorro e inversión.
La inflación sostenida durante muchos meses está provocando algunos cambios en el diseño de las carteras de inversión. Vemos que mayoritariamente los clientes apuestan por una vuelta a la inversión en inmobiliario, así como a los depósitos y cuentas remuneradas. Empezamos a ver un mayor interés en los productos de renta fija, tras un tiempo ofreciendo unas rentabilidades casi inexistentes, ganando protagonismo en las carteras en detrimento de la renta variable. Actualmente, el inversor está priorizando la seguridad para preservar el capital, aunque sigue habiendo una parte minoritaria que apuestan por la obtención de una rentabilidad sostenida en el largo plazo.
Las principales preocupaciones son la situación de los mercados y el impacto en sus inversiones, seguido de la inflación, el empleo y la necesidad de ahorrar para la jubilación. No obstante, aunque se aprecia un incremento en el interés por ahorrar para la jubilación por parte de los particulares, en muy pocos casos ese interés se traduce en toma de decisiones para complementar la pensión pública.
El cliente confía ahora más que nunca en su asesor financiero
En cuanto al nivel de educación financiera, se ha producido una mejora, aunque está todavía por debajo con respecto a otros países de nuestro entorno. La situación actual de crisis por las tensiones geopolíticas, la subida de precios y la amenaza de una recesión a nivel global, provoca que el cliente se interese más por conocer las consecuencias macroeconómicas y cómo puede afectar a sus inversiones, esto puede propiciar un mayor interés por el asesoramiento financiero, aunque el nivel de educación financiera se mantenga en niveles similares.
Observamos que ha aumentado el grado de interés de los ahorradores españoles por el asesoramiento financiero, pero es cierto que existe la creencia de que se trata de un servicio reservado en exclusiva para grandes patrimonios.
Los retos de futuro para el asesoramiento son en primer lugar, lograr que los clientes perciban el valor añadido que ofrece el asesoramiento, en segundo lugar afrontar la dificultad de diseñar estrategias de inversión que compensen la pérdida de poder adquisitivo por la inflación y, por último la formación continua sobre productos y mercados.
El cliente confía ahora más que nunca en su asesor financiero. La mayoría se deja aconsejar y se interesa más por conocer el funcionamiento de los productos financieros. Vemos que hubo un notable cambio tras la crisis, en cuanto a la confianza en los profesionales, aunque todavía pensamos que sigue habiendo clientes que se dejan guiar más por lo que les cuentan amigos y familiares o la información que reciben en medios de comunicación y Redes Sociales, a la hora de tomar decisiones de inversión.
Este estudio pone de manifiesto la importancia del asesoramiento financiero en escenarios como el actual, donde la incertidumbre está llevando al ahorrador particular a recurrir otra vez a productos como los depósitos o las cuentas remuneradas y al inmobiliario, y donde todavía los propios asesores financieros no vemos muy claro que haya una verdadera concienciación por ahorrar para la complementar la jubilación.