Empresas, economía y actualidad

El consejero delegado de Ibercaja destaca la resiliencia del sector bancario español en un encuentro empresarial organizado por CEOE y Cepyme

En su intervención, Víctor Iglesias ha analizado los acontecimientos que se han producido en los últimos meses en el sistema financiero internacional; las similitudes y diferencias entre esta crisis bancaria y la producida entre 2008 y 2013; y las consecuencias del nuevo entorno para la actividad económica y el desempeño de las empresas

El consejero delegado de Ibercaja, Víctor Iglesias, ha protagonizado el encuentro empresarial que este miércoles se ha celebrado en Madrid y que ha sido organizado conjuntamente por CEOE y Cepyme.

Con el título “Sector bancario español: resiliencia entre turbulencias. Impacto en la economía y en las empresas”, Iglesias ha analizado con precisión los acontecimientos que se han producido en los últimos meses en el sistema financiero internacional; las similitudes y diferencias entre esta crisis bancaria y la producida entre 2008 y 2013; y las consecuencias del nuevo entorno para la actividad económica y el desempeño de las empresas.

Víctor Iglesias iniciaba su intervención en esta jornada refiriéndose a un nuevo “cisne negro” que ha aparecido en escena, tras la pandemia en 2020 y 2021 y la invasión de Ucrania por parte de Rusia: una crisis de confianza bancaria que se originaba en Estados Unidos el pasado 17 de marzo con la quiebra del Silicon Valley Bank, uno de los 20 mayores bancos del país.

Tal y como explicaba el consejero delegado de Ibercaja, la quiebra era desencadenada por el “drástico” cambio de escenario ocurrido entre 2022 y 2023, con las subidas de tipos de interés por parte de la Reserva Federal; la ralentización económica provocada por la inestabilidad geopolítica; y la corrección de expectativas en el sector tecnológico, al que pertenecían una masa relevante de empresas clientes del citado banco, que desembocó en una retirada de liquidez. A esto, se añadió que la subida de tipos de interés generó importantes caídas en los precios de los bonos en los que había invertido esta Entidad, activos que tuvieron que vender con pérdidas para atender las solicitudes de reembolso de sus clientes.

La configuración de esta “bomba de relojería”, tal y como se refería Iglesias a esta situación, fue posible por la exclusión de realizar los test de estrés de la Reserva Federal de las entidades con balances inferiores a 250.000 millones de dólares y de cumplir con la regulación de Basilea formulada por el Comité Internacional de Supervisión Bancaria, que requieren cumplir ratios mínimos de liquidez y capital. A este respecto, Iglesias recalcaba que “se trata de requerimientos que se aplican, sin excepción alguna, a las entidades supervisadas por el Banco Central Europeo”.

A diferencia de la crisis de 2008, según el consejero delegado de Ibercaja, la rápida y contundente actuación de las autoridades financieras contribuyó a prevenir el riesgo sistémico, protegiendo al sector bancario y al tecnológico, industrias estratégicas en Estados Unidos.

Sin embargo, el tensionamiento creado en el mercado por toda esta situación y los problemas que acarreaba Credit Suisse le convirtieron en “la víctima” en Europa, siendo adquirida por UBS, con una valoración de 3.000 millones de euros, la mitad de su capitalización bursátil.

Una crisis mucho menos severa, con un sector bancario español más robusto y resiliente

En la segunda parte de su intervención, tras analizar las similitudes y diferencias entre esta coyuntura y la que se produjo en la Gran Recesión entre 2008 y 2012, el consejero delegado de Ibercaja concluía que en el Banco prevén que esta crisis va a ser mucho menos severa y que el sector bancario español es mucho más robusto y está más preparado para afrontarla “sin grandes dificultades”.

Iglesias justifica esta previsión, principalmente, por la dimensión de las entidades financieras afectadas en la crisis actual, sin comparación con los grandes bancos que requirieron apoyos en la anterior; los precedentes macroeconómicos en ambas coyunturas, desequilibrios y burbujas de precios de activos en la crisis de entonces, frente a una pandemia y la guerra en Ucrania en la actual; y la gestión de las turbulencias financieras por parte de los Bancos Centrales y los Gobiernos, que ahora ha sido rápida y contundente.

A lo anterior, Víctor Iglesias añade la mayor solvencia, la liquidez y la calidad de las carteras de crédito de las entidades financieras; así como la capacidad de devolución de los clientes, tanto familias como empresas, y el valor de las garantías subyacentes de los préstamos y créditos. “El mercado laboral está demostrando mucha más resistencia ahora y la ocupación se mantiene en niveles máximos históricos, por encima de los 20 millones de cotizantes a la seguridad social”.

También las ventas y márgenes de las empresas están resistiendo en general mucho mejor “en gran medida, gracias a la internacionalización, con una tasa de exportaciones sobre el PIB que supera ya el 35%, frente al 25% de hace quince años, y al importante proceso de desapalancamiento en este período, pasando el agregado de deuda de las empresas no financieras del 130% del PIB en 2008 al 100% actual” tal y como ha explicado el consejero delegado del Banco.

Impacto del nuevo entorno en la economía y empresas

Después del detallado análisis, Víctor Iglesias trasladaba el optimismo del Banco con respecto al futuro de las empresas españolas ya que, a pesar de los múltiples factores de riesgo que presenta el entorno, “los activos pesan más que los pasivos”.

Las empresas españolas han impulsado competitividad en los últimos años a través de la mejora del gobierno corporativo, de la innovación, de la transformación digital, de la configuración de alianzas colaborativas, de la internacionalización, de la automatización y optimización de procesos, etc. “Y en el plano financiero, habéis desarrollado un músculo de fondos propios y de liquidez disponible inédito en la historia”, exponía Iglesias.

Hacía referencia, también, a que las entidades financieras no van a sufrir un racionamiento de financiación bancaria disponible, porque cuentan con “relevantes holguras de solvencia y liquidez”. Además, según ha añadido, “ahora la prioridad está en el desarrollo de nuestro negocio, no en la reestructuración de redes y plantillas, el saneamiento de las carteras de crédito o la optimización de costes como en el pasado reciente”.

“Tenemos que ser conscientes, no obstante, que, a corto plazo, el ciclo de tipos de interés negativos y acceso ilimitado a la liquidez por parte de las entidades bancarias que se ha producido entre 2016 y 2022 no va a volver. Ha subido el coste de capital y de la financiación ajena por lo que la evaluación de las iniciativas de inversión va a ser más exigente y se requerirán retornos esperados más elevados”.

Por otro lado, Iglesias apuntaba que los mercados ya están anticipando un cambio de ciclo con revisiones a la baja a final de año, debido a que los Bancos Centrales, tras las “turbulencias” financieras que se han producido, están reflexionando profundamente sobre los tipos de llegada.

Ibercaja, en palabras de Iglesias, no espera que se hunda el ciclo económico ni el consumo, aunque sí se perderá algo de ritmo de la actividad en los próximos trimestres.

 

 

Sobre Ibercaja

Ibercaja es uno de los grandes grupos bancarios españoles, cuenta con 2,5 millones de clientes en todo el país, 894 oficinas, 4.794 empleados y un volumen de actividad de 98.000 millones de euros. Dispone de un grupo financiero propio (fondos de inversión, planes de pensiones, seguros de ahorro y riesgo, leasing y renting) y tiene la firme vocación de ayudar y aportar valor a sus clientes. La profesionalidad, la cercanía y el compromiso social y territorial son algunos de los rasgos diferenciales de la Entidad. Ibercaja tiene un firme compromiso con la sostenibilidad y la integra en su actividad financiera, acompañando a sus clientes con productos y servicios sostenibles, asumiendo el compromiso de ser neutros en Carbono en 2050, e incorporando los factores ambientales, sociales y de gobernanza en la gestión de los riesgos.

Fuente: Gobierno de Aragón

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