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Alfonso Dolset (Fundación Picarral): «Una sociedad que fomenta los valores individuales por encima de cualquier otro no es la más adecuada para fomentar el asociacionismo ni el compromiso colectivo»

Alfonso Dolset
Director gerente de la Fundación Picarral

Fundación Picarral nació gracias al movimiento vecinal con el objetivo de construir una sociedad más justa, ofreciendo soluciones laborales y formativas a los jóvenes. Desde hace más de tres décadas, esta fundación trabaja por la igualdad de oportunidades para evitar la exclusión social, dando formación de calidad, creando empleo para los que lo tienen más difícil y acompañando a los y las jóvenes en sus procesos de autonomía.

¿Podría hablarnos de su trayectoria profesional brevemente?

Aunque trabajé en varias empresas de distintos sectores, mi vida profesional está vinculada a Fundación Picarral. Mi formación, tanto en el ámbito económico como en el social, especializándome además en el área de gestión y dirección, me ha permitido desempeñar distintas funciones vinculadas al departamento de administración, a la dirección de la Escuela de Hostelería TOPI y, desde el 2014, como gerente de la entidad. El año que viene cumpliré 30 años en Fundación Picarral… ¡casi nada!

¿Cuándo nace Fundación Picarral y por qué?

Fundación Picarral nació del compromiso ciudadano con la construcción de una sociedad más justa. En 1986, la Asociación Vecinal Picarral-Salvador Allende se movilizó para dar soluciones a jóvenes a los que el sistema educativo no ofrecía respuestas eficaces. El compromiso de los vecinos y vecinas del barrio del Picarral se materializó en la constitución de la Fundación en 1992.  

Esta fundación es un ejemplo de la importancia de los movimientos vecinales. ¿Hoy en día siguen teniendo la misma fuerza?

Una sociedad que fomenta los valores individuales por encima de cualquier otro no es la más adecuada para fomentar el asociacionismo ni el compromiso colectivo. Pero sin duda siguen siendo necesarios y la aportación que realizan los movimientos vecinales y sociales en general sigue siendo fundamental para que la ciudadanía se comprometa con su entorno, las instituciones se sientan cuestionadas y, al mismo tiempo, se les pueda ayudar a que conozcan las necesidades de las personas. Gracias a muchas asociaciones vecinales los barrios son lugares inclusivos, amables y sostenibles. 

El movimiento vecinal, con una historia de más de 50 años, fue capaz, en tiempos muy difíciles, de defender derechos fundamentales y ser el germen para crear la sociedad que, con sus luces y sombras, hoy disfrutamos. El compromiso de la Asociación Vecinal Picarral-Salvador Allende, fue y es excepcional, al ser promotora de una entidad que ha sabido dar soluciones imaginativas a miles de personas, especialmente jóvenes. Ahora, su participación, junto con otras personas y entidades, en el Patronato de la entidad es fundamental para que el equipo profesional de la entidad realice una labor de calidad y alineada con los fines con los que se creó la Fundación.

¿Cómo han sido las soluciones que Fundación Picarral ha dado a lo largo de estos 30 años?

La Fundación siempre ha dado respuestas a aquello que se presentaba en su entorno cercano: que había chicos de 14 y 15 años a los que la escuela no daba respuesta y no podían trabajar, se empieza con una formación alternativa en fontanería…; que son más mayores y hay chicas, se comienza a trabajar en el campo de la hostelería; que los jóvenes se escapan de las residencias de la DGA y no acuden a clase, se inventa CARPI; que no entendemos por qué hay personas a las que no damos la respuesta que esperábamos, descubrimos la Capacidad Intelectual Límite y creamos todo un modelo de atención a su alrededor. 

Que no hay trabajo para estas y otras personas con discapacidad y vulnerables, inventamos el empleo de inserción; que parece que podemos hacer más saludable el ocio y tiempo libre de nuestros y nuestras jóvenes, creamos un programa de ocio y tiempo libre; que podemos apoyar a chicos y chicas extranjeros a salir adelante, nace Casa Guara; que los y las participantes en nuestros proyectos no pueden afrontar sus gastos básicos, encontramos quien nos ayude a ayudarles para que puedan seguir formándose; que creemos que podemos apoyar a competir mejor en el mercado de trabajo, generamos programas de apoyo al empleo… Incluso tenemos un grupo de voluntariado con el que apoyamos a un proyecto en la República del Chad … y así un largo etcétera.

¿Cuántos trabajadores tienen?

La plantilla completa de nuestra entidad y sus empresas es de 182 personas en estos momentos: profesorado técnico, educadores y educadoras, personal de estructura, de orientación, responsables de las diferentes áreas productivas en las empresas, personas vinculadas a apoyar el empleo protegido y con discapacidad, operarios y operarias de nuestras distintas áreas de producción, etc. 

Nuestros equipos se han profesionalizado. Contamos con plantillas excepcionales para atender a personas. A pesar del relevo generacional que se ido produciendo, tengo compañeras y compañeros de los que aprendo cada día y que trasmiten emoción, que son creativos con cada situación que se presenta y que siempre están enfocados hacia los chicos y chicas. Tanto en la Fundación como en todas nuestras empresas hay personas realmente fantásticas. A veces pienso que debe de haber algo en el ambiente del Picarral que contagia ilusión.

Sin duda nuestra plantilla es nuestro segundo mejor recurso para cumplir nuestros objetivos.

Si la plantilla es el segundo mejor recurso ¿Cuál es entonces el primero?

Todas las personas que confían en nuestra entidad para mejorar su presente y construirse un futuro mejor: las chicas y los chicos que se forman en nuestros proyectos, los y las jóvenes que atendemos en nuestras residencias, los trabajadores y trabajadoras de nuestros dispositivos de empleo protegidos. Su compromiso con su propio futuro, la voluntad de superar etapas difíciles en su vida y la confianza en las personas que estamos a su lado es, sin duda, la clave para el éxito y el mayor recurso de cualquier entidad social.

Disponen de la Escuela de Hostelería TOPI y destacan que más del 90% del alumnado de los últimos 30 años ha conseguido incorporarse al mundo laboral. Háblenos sobre esta escuela.

Es uno de nuestros proyectos más visibles. Tener un restaurante abierto durante el curso escolar es una forma de que muchas personas conozcan de primera mano nuestra labor. La hostelería es una profesión preciosa y vocacional. Los alumnos y alumnas que se forman con nosotros lo hacen durante un periodo de dos cursos escolares en los que podemos trabajar, además, cuestiones personales y educativas, además de las puramente profesionales. 

La metodología del “aprender haciendo” que desde hace 35 años aplicamos, se ha traducido en un éxito en la inserción, incluso en momentos en que el mercado laboral era muy complicado. Hoy en día, alumnos egresados de la Escuela, que son ya profesionales en el sector, incluso empresarios, vienen a buscar trabajadores y trabajadoras formados en TOPI, ¿no es bonito? Tratamos de encontrar empleo de calidad y, sobre todo, que permita seguir creciendo profesional y personalmente.

¿Qué otros programas formativos y de cualificación tienen?

Además de la formación en hostelería tenemos distintos programas profesionales vinculados a la fontanería, soldadura, climatización, fabricación y montaje y operaciones de almacén. Nuestras metodologías de enseñanza ponen siempre en el centro al alumnado y están adaptadas para que su estancia con nosotros sea un acompañamiento en muchos aspectos de su vida. En muchos casos nuestro alumnado consigue retornar al sistema escolar reglado que abandonaron de forma temprana. También tratamos de que su preparación responda a las necesidades del mercado de trabajo y muchos chicos y chicas consiguen empleo al finalizar su proceso de formación.  

Dentro de sus proyectos residenciales cuentan con Carpi, Balsas y Casa Guara. ¿Podría explicarnos en qué consiste cada una de esas viviendas, cuáles son sus objetivos y a quién están dirigidas?

Carpi nació como una alternativa a los grandes centros residenciales en los que eran acogidos niños, niñas y adolescentes con medidas de guarda o tutelados por el Gobierno de Aragón. Detectamos que estos chicos y chicas, que se formaban en nuestros centros no recibían una atención personalizada y familiar en esos centros. Propusimos un modelo alternativo, una vivienda en el distrito con un número pequeño de residentes y una atención lo más parecida a una familia. 

Actualmente es el modelo de todos los centros que existen en nuestra Comunidad Autónoma y en la mayoría de España. En respuesta a jóvenes que ya habían cumplido la mayoría de edad, que tenían capacidad intelectual límite o discapacidad intelectual ligera y que, además, estaban en desamparo, creamos las Viviendas Asistidas BALSAS, como un recurso que evita su institucionalización el mayor tiempo posible y que, además, les permite llevar una vida lo más autónoma posible. 

Finalmente, CASA GUARA surgió en respuesta a la llegada masiva de menores migrantes no acompañados a nuestro país y es un recurso que acompaña a estos jóvenes en su proceso de autonomía que, en muchos de los casos ya se ha producido y hoy trabajan, estudian, viven independientes y participan de nuestra sociedad aragonesa de forma plena. 

En 1997 pusieron en marcha MAPISER, una empresa de inserción para personas con dificultades de acceso al mercado laboral, y posteriormente crearon CESERPI y ARAPACK, para dar empleo a personas con discapacidad, ¿Cuánto empleo generan?

No han sido nuestras únicas aventuras empresariales, pero si las que se han consolidado y seguimos siendo responsables. MAPISER, SL ha cumplido 25 años y es referente en dar trabajo para personas con especiales dificultades de acceso al empleo. Muy poco después y con el objetivo de dar respuesta a personas con discapacidad, surgieron ARAPACK, SL y CESERPI, SLU, ambas con una trayectoria ya de más de 20 años. En estos momentos estamos dando trabajo a 146 personas de las cuales 43 cuentan con discapacidad intelectual, 41 física, 18 mental, 6 sensorial y 24 personas pertenecen a colectivos vulnerables reconocidas por los Servicios Sociales.

¿En qué actividades trabajan estas empresas?

Hemos conseguido tener un amplio abanico de productos y servicios con el objetivo de podernos adaptar a la gran diversidad de personas que trabajan con nosotros. MAPISER, SL realiza manipulados industriales de todo tipo, destrucción de documentos, pintura profesional, mudanzas, contamos con un equipo de limpieza de grafitis en vía pública.  

ARAPACK, SL es fabricante de envases de plástico termoconformado, cuenta con una amplia gama y realiza proyectos a medida para cientos de clientes. CESERPI, SLU, realiza una amplia gama de montajes y manipulados industriales, da el servicio de limpieza de exteriores en industrias y realiza trabajos de jardinería. Trabajamos con cientos de empresas, no sólo en Aragón, sino en todo el territorio nacional. Además, hace unos años iniciamos un proceso de internacionalización que ya está dando sus frutos en Francia y el norte de África. La amplia gama de servicios y productos que ofrecemos nos permite trabajar con empresas de todas las dimensiones y de todos los sectores.

¿Qué cifras de inserción laboral manejan?

De todo el alumnado que pasa por nuestro Centro de Formación encuentra trabajo el 80%. Otros alumnos y alumnas deciden continuar con su educación. Además, uno de los objetivos de nuestras empresas es que las plantillas puedan continuar con su carrera laboral y cada año hay trabajadores y trabajadoras a los que orientamos a crecer profesionalmente en otras empresas gracias a la mejora de la empleabilidad que han conseguido en un tiempo con nosotros.

¿Tienen algún tipo de ayuda o colaboración con administraciones públicas?

Todos nuestros programas formativos y residenciales cuentan con apoyo de la administración pública, especialmente por parte del Instituto Aragonés de Servicios Sociales y del Instituto Aragonés de Empleo, del Gobierno de Aragón, y del Instituto Municipal de Empleo y Fomento Empresarial, del Ayuntamiento de Zaragoza o el Departamento de Educación Contamos con apoyo de otras instituciones, como Fundación Ibercaja o Fundación La Caixa, además de donaciones privadas. Hay muchas otras instituciones públicas y privadas. También tratamos de autofinanciar algunas de nuestras actividades y, por supuesto, ser sostenibles en la media de lo posible.

¿Qué hitos principales de la trayectoria de la fundación destacaría?

En estas más de tres décadas de recorrido, Fundación Picarral ha recibido numerosos reconocimientos por su labor. Entre otros la Medalla de la Cortes de Aragón al Mérito Social, el premio Ebropolis por nuestro trabajo con personas con Capacidad Intelectual Límite, la Placa al Mérito Turístico del Gobierno de Aragón, o el Premio Cuarto Pilar del IASS. MAPISER, además, fue premio Aragonés al Emprendimiento Social por el Gobierno de Aragón. Muchos de nuestros exalumnos y exalumnas han recibido premios durante su trayectoria profesional, eso es toda una satisfacción. Y, sin duda, el principal reconocimiento y satisfacción es ver cómo tantas personas han conseguido vivir una ciudadanía plena tras pasar por nuestros proyectos y empresas.

¿Cómo pueden nuestros lectores, de manera individual o como empresa, colaborar con ustedes?

Hay muchas formas de colaboración. La Fundación puede recibir donaciones de cualquier persona, empresa o institución. También puede contratar trabajos con nuestras empresas. Estas donaciones y los trabajos contratados con nuestras empresas tienen ventajas fiscales y, además, son, en algunos casos, una medida alternativa para cumplir La Ley General de derechos de las personas con discapacidad y de su inclusión social.

Redacción AEA (LLM)

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