Miedo, depresión o ansiedad son sólo algunas de las consecuencias añadidas con las que muchos pacientes con incontinencia urinaria y/o fecal cargan en su día a día. Una patología con un alto estigma social, muchas veces invisible para la sociedad y el entorno próximo al paciente. Una realidad que supone una importante carga emocional y un alto impacto en la calidad de vida del paciente, siendo la tercera enfermedad crónica diagnosticada que mayor pérdida de años de vida ajustados por calidad produce.
La incontinencia es una patología asociada a las mujeres o a las personas mayores. Sin embargo, esta enfermedad puede sufrirla cualquier tipo de paciente indiferentemente de su sexo o edad. En torno a 420 millones de personas en el mundo sufren algún tipo de incontinencia urinaria. Además, 2 millones de españoles padecen incontinencia fecal y 6,5 millones incontinencia urinaria. La mayoría de los pacientes que viven con incontinencia no consulta con su médico los síntomas de esta patología por miedo o vergüenza. Solo el 52% de los pacientes que padecen sintomatología limitante asociada a la incontinencia urinaria busca atención médica.
“La incontinencia anal es una enfermedad tiene otros nombres: es la enfermedad que te cambia la vida, desconocida, enfermedad oculta… y ese es el principal problema de los pacientes que padecen esta enfermedad, pues piensan que no se deben enterar nadie de lo que están sufriendo y que tienen que cargar ellos con esta mochila”, explica la doctora Victoria Duque, jefa de sección de la Unidad de Cirugía Coloproctológica del Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza.
En cuanto a la incontinencia urinaria, el doctor Joaquín Carela, jefe de sección de la Unidad de Urología Funcional y Urodinámica del mismo centro sanitario, resalta la importancia de que el ciudadano pida ayuda profesional en el momento en el que note alterada su calidad de vida.
“Hay un abanico de tratamientos que incluye a múltiples especialistas que van a ayudar a estos pacientes, bien desde Urología, Digestivo, Rehabilitación y Cirugía, si es el necesario”, insiste la Dra. Duque, quien advierte no obstante que, en muchas veces, con unas medidas sencillas conservadoras de tratamiento médico, se puede mejorar mucho la calidad de vida. Solo en los casos que se necesite la actuación de un cirujano llegarán esos pacientes a nosotros.
Una de las opciones quirúrgicas para tratar la incontinencia anal consiste en la neuromodulación de raíces sacras, un método mínimamente invasivo por el que se implanta un dispositivo (se puede comparar con un marcapasos) que ayuda a controlar la incontinencia fecal de forma inconsciente modificando estímulos. Es un procedimiento excepcional pero que en el Servet se administra desde 2015 a los pacientes debidamente seleccionados que lo requieran. De momento se han implantado 80.
Fuente: Gobierno de Aragón
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