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Carmen Casamayor y Reyes Ibáñez: «Sabemos que unos hábitos saludables y el mantenimiento de un peso adecuado previenen la aparición del cáncer de mama»

Reyes Ibáñez Carreras

Jefa de sección de Oncología radioterápica del Unidad multihospitalaria (UCMORA)

Carmen Casamayor Franco

Jefa de sección de la Unidad de Cirugía Endocrina, Bariátrica y de Mama del Hospital Universitario Miguel Servet

Tal y como exponen Casamayor e Ibáñez, el cáncer de mama es una lesión originada en dicho órgano y que representa el tumor maligno más frecuente de la población femenina. Constituye un problema de salud tanto por la frecuencia de la enfermedad como por la repercusión en la vida de las mujeres y en los sistemas sanitarios. La estimación actual es que una de cada ocho mujeres que alcancen la edad de 85 años desarrollará un cáncer de mama en el curso de su vida.

¿A qué síntomas se deben prestar atención?

El signo más frecuente es un nódulo palpable en la mama, generalmente no doloroso. También es posible encontrar retracción del pezón, alteraciones como irritación, descamación o formación de hoyos en la piel mamaria. Otros cambios a los que hay que prestar atención son: inflamación, dolor, secreción por el pezón o tumor axilar. 

Sin embargo, debido a programas de detección precoz están incrementándose los casos de lesiones asintomáticas diagnosticadas por mamografía.

¿Cuándo es recomendable consultar a un profesional?

La aparición de cualquiera de los signos arriba indicados debe de ir seguida de valoración por un profesional sanitario. Además, es fundamental la adherencia al programa de cribado de cáncer de mama de Aragón.

¿A qué edad es importante comenzar a realizar chequeos regulares?

En nuestra comunidad autónoma se contempla la realización de una mamografía cada 2 años en toda la población de mujeres de 50 a 69 años. En caso de antecedentes familiares, personales o factores de riesgo las recomendaciones pueden ser diferentes y requerir control más estrecho.

¿Qué incidencia tiene este cáncer en Aragón?

En Aragón, se diagnosticaron 996 casos nuevos en el año 2022.

¿Qué hábitos podemos adquirir para evitar padecer cáncer de mama?

Las causas del cáncer de mama no están claras, sin embargo, sí se han identificado algunos factores de riesgo asociados sobre los que podemos actuar.

Sabemos que unos hábitos saludables y el mantenimiento de un peso adecuado previenen la aparición del cáncer de mama. El tejido graso es la principal fuente de estrógenos del cuerpo tras la menopausia, cuando los ovarios dejan de producir la hormona; una mayor cantidad de tejido graso implica un mayor nivel de estrógenos, aumentando el riesgo.

Especialmente, la dieta mediterránea ha mostrado impacto en la reducción de hasta un 30% del riesgo de cáncer de mama.  Lo más recomendable es llevar una dieta con bajo contenido graso y rica en frutas y vegetales. Algunos autores han demostrado la relación en el déficit de vitamina D y el cáncer de mama.

El humo del tabaco puede tener diferentes efectos en el riesgo de
cáncer de mama, en los fumadores y en aquellas personas solo expuestas al humo. El abandono del hábito tabáquico es siempre recomendable. De igual manera, el consumo de alcohol está claramente asociado al aumento del riesgo.

Cada día hay más evidencias de que el ejercicio físico moderado y continuo ayuda a reducir el riesgo de cáncer de mama porque reduce los niveles de estradiol, ayuda a disminuir la masa grasa y controla el sobrepeso.  Se recomienda realizar ejercicio entre 45 y 60 minutos, al menos, 5 días a la semana.

Algunos investigadores consideran que aquellas prácticas que ayudan a reducir los niveles de estrés y ansiedad fortalecen el sistema inmunitario, mejoran el bienestar y  la calidad de vida.

¿Qué factores de riesgo existen para esta enfermedad?

Algunos de los factores asociados al cáncer de mama no pueden cambiarse. Ser mujer es, el factor más importante y principal de riesgo para que se forme un cáncer de mama (el 99 % ocurre en el sexo femenino).

La mayoría de los casos de cáncer de mama se diagnostican entre los 35 y los 80 años, con una incidencia máxima entre los 45 y los 65 años. Por tanto, la edad y el envejecimiento son determinantes.
La incidencia aumenta también a medida que lo hace el nivel de desarrollo
económico que, junto al incremento progresivo de la esperanza de vida, tiene como
consecuencia que este tumor se diagnostique cada vez en mujeres más ancianas.

Los factores reproductivos u hormonales que aumenten la exposición a los estrógenos endógenos como menarquia precoz, menopausia tardía, mujeres que nunca han tenido un embarazo a término o que han tenido su
primer embarazo después de los 30-35 años tienen mayor riesgo.
Algunas características en la mamografía como el grado de densidad mamaria se comportan como un factor de riesgo, por lo que el seguimiento deberá adaptarse a esta condición.

Alrededor del 20 % de todas las mujeres que padecen un cáncer de mama tiene algún familiar con dicha enfermedad. Este riesgo se duplica si tiene un familiar en primer grado y se multiplica por 4 o 6 veces si hay dos familiares de primer grado. Menos del 10% de los cánceres de mama son genéticos.

¿Se desconoce mucho a nivel social que este tipo de cáncer afecta también a hombres? ¿Qué porcentaje suponen?

Si, los varones desconocen que detrás del pezón también pueden tener tejido mamario y que pueden desarrollar un cáncer. Como no contemplan esta posibilidad, no dan importancia a signos de sospecha como los que hemos comentado en la mujer.  Es un tumor raro, pero afecta a 1 hombre de cada 100 mujeres observando variaciones geográficas y raciales.

¿Creen que existe cierto tipo de estigma? ¿Se tardan en detectar estos casos?

El varón tarda en acudir por falta de sospecha, porque desconoce cómo auto explorarse, porque incluso aquellos con factores de riesgo no tienen unas recomendaciones de seguimiento claras. Presentan una enfermedad clásicamente asociada al sexo femenino y mayoritariamente deben acudir a consultas de ginecología, lo que les supone un freno. Por todas estas razones el diagnóstico es tardío, como media 10.8 meses, con casos más evolucionados y mayor mortalidad respecto a las mujeres

¿Cómo se manifiesta este cáncer en los varones?

El tumor aparece con masa palpable en mama en un 70-90%. También es más frecuente el diagnóstico por afectación axilar o metastásica debido al retraso diagnóstico. El programa de cribado no contempla al varón por lo que no hay casos asintomáticos.

¿Hay diferencias en el diagnóstico o en el abordaje de esta enfermedad cuando la sufre un hombre o una mujer?

Hay diferencias claras: en factores de riesgo, en la biología, en el diagnóstico, evolución y tratamiento. Tanto es así que algunos autores lo consideran una enfermedad diferente y con entidad propia. Hasta la actualidad las series son cortas y escasas y los datos utilizados se extrapolan de numerosos estudios en mujeres. Los varones son mayores y con gran comorbilidad, antecedentes familiares y genéticos tienen mayor peso, el estadio tumoral es mayor, la cirugía suele ser radical en mama y axila debido a su diagnóstico más tardío. Globalmente, el  pronóstico vital es peor.

¿Hay algo que quisieran añadir?

Recalcar que el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad por equipos multidisplinares impacta en la supervivencia de los pacientes. La implicación de los profesionales en diferentes actos como son las jornadas de Humanización en Cáncer de Mama pretende dar voz a los pacientes y trabajar en medidas que mejoren nuestra atención. Es fundamental contar con “pacientes activos” en su enfermedad, que entiendan el proceso de decisiones compartidas. En el caso de los varones son fundamentales las medidas educativas en la población para conseguir una atención tempana donde la ganancia es segura.

Redacción AEA: LLM

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