El Gobierno de Aragón trabaja en la restauración de las zonas afectadas por el incendio de San Agustín y Olba
La directora general de Gestión Forestal, Ana Oliván, ha recorrido la zona en la que se está actuando, con una inversión de casi 200.000 euros
El objetivo es regenerar de forma natural el área quemada, retirando la vegetación afectada y recuperando las especies con capacidad de rebrote
El Departamento de Medio Ambiente y Turismo ha iniciado ya los trabajos de restauración en 200 hectáreas de las zonas afectadas por el incendio de San Agustín y Olba, que el pasado mes de marzo afectó a la provincia de Teruel. La directora general de Gestión Forestal, Ana Oliván, ha recorrido este pasado viernes la zona en la que se están realizando los trabajos y ha destacado la importancia de que estos hayan comenzado “de manera temprana”, ya que, ha detallado, tras el incendio es “primordial” realizar actuaciones para evitar la pérdida de suelo. Al quedar expuesto sin vegetación que lo cubra, se erosiona con facilidad por efecto de la lluvia, haciendo muy difícil que pueda producirse la regeneración natural.
También es de vital importancia, ha añadido, actuar sobre el arbolado con capacidad de rebrote, como las encinas y los quejigos, eliminando las partes afectadas por el fuego para que los nuevos brotes se desarrollen con más vigor.
Las actuaciones se centran en los Montes de Utilidad Pública de los términos municipales de San Agustín y Olba y alcanzan una superficie cercana a las 200 hectáreas, en las que se localizan las actuaciones más urgentes para recuperar la zona.
Los objetivos principales de los trabajos son ayudar a la regeneración natural del área quemada, retirando la vegetación afectada y recuperando las especies con capacidad de rebrote, evitando las pérdidas de suelo en los barrancos y zonas de mayor pendiente con la construcción de pequeñas estructuras con la madera quemada a modo de dique que puedan retener el suelo.
La regeneración como objetivo
En definitiva, se trata de facilitar las condiciones para que se produzca la regeneración natural de la vegetación, ya que la masa forestal quemada estaba formada principalmente por pinos carrascos, una especie muy adaptada al paso del fuego, ya que cuenta con piñas serótinas, que se abren y diseminan los piñones tras el incendio, produciendo regeneraciones muy abundantes, y por encinas y quejigos que tienen gran capacidad de rebrote. Es decir, que habrá que dejar pasar un tiempo para ver la evolución de la vegetación y valorar se precisan otras actuaciones.
Oliván ha indicado que es importante retirar la madera quemada cuando no ha transcurrido mucho tiempo tras el incendio, ya que, de retrasar los trabajos, pueden afectar a la regeneración de las plantas, que comienza con gran rapidez si el fuego no ha sido demasiado intenso.
Las labores de restauración comenzaron el pasado mes de junio y se prevé que se prolonguen hasta finales de año. Las tareas que se están llevando a cabo en estos momentos incluyen la retirada de madera quemada para facilitar la posterior regeneración del pinar y la construcción de fajinas y albarradas en los barrancos para retener el suelo y evitar la erosión por efecto de la lluvia. También se va a realizar el recuperado o corte de las partes quemadas en encinas y quejigos para favorecer el rebrote.
La superficie de trabajos abarca las 200 hectáreas, si bien, como el fuego no quemó la vegetación de manera uniforme dentro de las zonas de actuación, se respetarán los ejemplares que permanezcan verdes y con vigor suficiente.
El incendio de San Agustín fue declarado el 23 de marzo de 2023 en Villanueva de Viver (Castellón) y empujado por el viento, se propagó hacia la provincia de Teruel. El balance final fue de casi 4.700 hectáreas quemadas, 840 de ellas, en Aragón.
La virulencia de las llamas, obligó a desalojar los núcleos de Olba y sus pedanías, así como las masías y barrios de San Agustín, donde el fuego acabó quemando las casas del barrio de la García.
Fuente: Gobierno de Aragón