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Pilar Martín Duque (IIS Aragón): “Trabajar con asociaciones y con trato directo al paciente nos hace poner los pies en la tierra, darnos cuenta de que no todo es el laboratorio”

Pilar Martín Duque
Investigadora del Grupo de Investigación en Terapias Avanzadas del IIS Aragón

Martín Duque lidera una investigación del Instituto de Investigación Sanitaria (IIS Aragón) y financiada por Aspanoa para encontrar un tratamiento más eficaz para el medolublastoma, el tumor cerebral más habitual en niños con cáncer

¿Podría hablarnos brevemente de su trayectoria profesional?

Hice el doctorado en el Hospital Puerta de Hierro de Madrid y en mi tesis doctoral estuve en el MD Anderson de Houston, Texas. Lo normal es hacer un periodo de especialización en el extranjero y, en mi caso, fue en Londres: estuve en Cancer Research UK y en Imperial College en Inglaterra. Cuando terminé, en la etapa final, me concedieron un contrato de reincorporación Ramón y Cajal, que son contratos bastante complicados de obtener y tuve la suerte de que con las publicaciones que había obtenido hasta aquel momento me concedieron uno.

Mi etapa de Ramón y Cajal la hice en la Universidad Francisco de Vitoria en Madrid, combinándolo con otros periodos en Londres, Carolina del Norte, Nantes o Nueva York. Finalmente vi un anuncio de la convocatoria para la incorporación de investigadores de la Fundación ARAID y me incorporé en el puesto en Zaragoza ya como investigadora independiente.

¿Cuánto tiempo lleva trabajando en el IIS Aragón y de qué investigaciones ha formado parte?

En Zaragoza he pasado por diferentes puestos, comenzando en la Fundación ARAID con el Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud (IACS) a un último período que ha sido con la Universidad de Zaragoza como profesora titular y en el IIS Aragón, de hecho, fui la primera secretaria del IIS Aragón en su fundación.

A lo largo de mi carrera he contado con cerca de 20 proyectos financiados en los que soy investigadora principal, muchos de ellos con el IIS Aragón.

Ahora está liderando una investigación para encontrar un tratamiento más eficaz contra el tumor cerebral más habitual en niños con cáncer, el medolublastoma. Para los lectores que no estén familiarizados con este tipo de tumor, cuéntenos en qué consiste.

Es uno de los tumores más frecuentes en el cáncer infantil. Afortunadamente, el cáncer infantil es un tipo de tumor raro, no hay mucha frecuencia. Pero igual que hay algunos tumores que tienen una curación de un 80% si se encuentran a tiempo hay otros que no y este es el caso del neuroblastoma. Entonces se necesitan nuevas terapias para poder erradicarlo totalmente.

Ahora mismo la prevención y el diagnostico precoz es una de las grandes ventajas cuando se diagnostica a tiempo.  

Al encontrarse en el cerebelo, ¿qué consecuencias tiene para el movimiento, el equilibrio o la coordinación de los músculos?

Como las operaciones son bastante invasivas luego los pacientes quedan bastante afectados. Aunque los niños son muy plásticos y luego se recuperan enseguida, cualquier operación de cerebro realmente es complicada. Tanto la operación, como la recuperación, como las secuelas que deja.

¿Qué terapias existen actualmente para curar este tumor?

La cirugía en primer lugar e intentar limpiar todo lo que se pueda de la zona afectada y radioterapia y quimioterapia posterior, que ya sabemos los efectos secundarios que tienen.

¿Qué pretenden ustedes lograr con la investigación? ¿Serán tratamientos menos agresivos que los actuales?

Una de las grandes corrientes que existen en el tratamiento contra el cáncer es lo que se llaman las terapias avanzadas. Es algo que se va a oír mucho en los próximos años, porque ya hay algunas terapias avanzadas como las terapias con células CAR-T, que son muy prometedoras y se están curando con remisión completa muchos pacientes en otros tipos de cánceres.

Estas terapias que nosotros proponemos también se engloban dentro de las terapias avanzadas, que son terapias basadas en células en muchos casos. Nosotros utilizamos unos productos derivados que secretan las células madre y que tienen predilección por ir a acumularse en los tumores. Entonces las usamos como caballo de Troya: llevan la terapia en su interior. Ellas son transportadores, pero nosotros le ponemos un gen que acumula la radioterapia. Como estas partículas se van a acumular concretamente en el tumor, la radioterapia se dará específicamente en el tumor sin tener apenas efectos secundarios.

¿En qué punto de la investigación está y cuánto tiempo prevén que van a estar trabajando en ella?

La financiación que tenemos con Aspanoa es de dos años; son pasitos que vamos dando hasta llegar arriba de la escalera. Nosotros tenemos ya muchos datos hechos con tumores de adultos y funcionan bastante bien, ahora nuestra idea es intentar ver si podríamos hacerlo cruzar la barrera hemato-encefálica y podemos ir a la zona diana del neuroblastoma sin tener que operar al niño y que fuera una terapia en la que directamente se le diera sin tener que pasar por la cirugía previa y todo lo que conlleva.

Queremos adaptarlo a este tipo de tumor. Más adelante, si funciona, tendremos que pedir financiación, que es bastante costosa, para hacer un ensayo clínico. Pero bueno, pasito a pasito y si funciona primero en el plano experimental que tenemos ya será un gran paso que nos animaría a lanzarnos a un ensayo clínico.

Esta investigación se está pudiendo desarrollar gracias a una inversión de 60.000 por parte de Aspanoa. ¿Cómo es la colaboración con esta entidad?

Es maravillosa. Tengo colaboración con Aspanoa y con AECC y el trabajar con un trato directo al paciente nos hace poner los pies en la tierra, darnos cuenta de que no todo es el laboratorio y por qué estamos haciendo esto, que es para curar a la gente. Como en todos los trabajos, somos humanos, y esto se convierte en una rutina y trabajar con una asociación de pacientes directamente, y más con Aspanoa que es que son increíbles, nos hace todo muy fácil. Nos da impulso y alas para trabajar más deprisa y tratar de tener los resultados antes.

Comentaba antes la dificultad de conseguir financiación. ¿Frena mucho la burocracia a los investigadores?

Muchísimo. Nuestro país tiene mucha burocracia, he trabajado en algunos peores, pero realmente cuando vas a trabajar a otros países el investigador se dedica a la investigación pura y dura. Aquí, el 80% de mi tiempo lo dedico a la burocracia y a pedir fondos. Si tuviéramos una financiación estable o a más largo plazo y no tuviéramos que estar dedicándonos constantemente invirtiendo tiempo y esfuerzo en buscar fondos nos dejaría centrarnos mucho más en lo que estamos haciendo y avanzar más rápidamente.

Además del hándicap que supone, aunque sea emocionalmente, el saber que tienes dinero solo para dos años y no sabes qué va a pasar después. También la estabilidad del personal porque ahora mismo tengo personal que está trabajando conmigo y yo no sé si el año que viene voy a poder encontrar fondos para ellos o no. Constantemente estamos cambiando de personal y hay que enseñar a gente nueva y no poder retener a tu equipo de confianza.

¿Produce esto mucha inseguridad en las nuevas generaciones?

Uno de los factores que yo veo peor es que con todos estos escollos, estamos desanimando a las nuevas generaciones. Sabiendo lo difícil que lo tenemos quienes estamos, digamos, en primera línea, los que vienen por detrás se desaniman y algo que estamos encontrando con frecuencia, es que los que están haciendo las tesis ahora después abandonan. No hay una continuidad de nuevas generaciones porque piensan para qué seguir si dentro de unos años esto va a ser muy complicado y lo tendrán que dejar. Es muy vocacional y debe emocionarte lo que haces. Muchos de ellos, más que en generaciones anteriores, terminan las tesis doctorales y dan un cambio en su carrera.

Háblenos del equipo que conforma el Grupo de Investigación en Terapias Avanzadas y que está trabajando en este proyecto.

 Son increíbles. Estoy muy contenta con el equipo que tengo en este momento y son estupendos. Tienen muchísimas ganas y mucha motivación con este proyecto.

Hasta hace poco ha compaginado su labor de investigadora con la de profesora de la universidad.

La compaginación con las tareas docentes es en muchos casos complicada.  Como ya he indicado, una extensa parte de nuestro tiempo se nos va en preparar proyectos, en burocracia, pedir fondos. En gran medida los fines de semana y las tardes las ocupamos en preparar las clases. Al final limitas mucho tu vida personal. Las nuevas generaciones, cuando ven que no tienes casi vida personal debido a que te satura todo lo que hay alrededor deciden que no quieren hacer lo mismo. Pero la parte de cómo ves a los jóvenes crecer como profesionales es muy bonita y la compensa.

 

Redacción AEA: LLM
Fotos: Asier Alkorta /Aspanoa

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