Antonio Morlanes Remiro
PRESIDENTE DE ARAGONEX
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Creo que para poder realizar un repaso de la situación en la que se encuentra nuestro planeta debemos, en primer lugar, hacerlo de nuestra especie, la humana. En principio solo me estoy refiriendo a cuantificarnos en unas pocas situaciones, para ello partiremos en primer lugar de cuántos somos en el mundo. Hoy año 2023 estamos unas ocho mil millones de personas; de las cuales 3.970 millones somos hombres, el 49,5% y 4.040 millones son mujeres, el 50,5%. Por continentes se distribuye de la siguiente manera: Asia, 4.740 millones; África, 1.450 millones; América, 1.044 millones; Europa, 722 millones y Oceanía, 44 millones. Y un último dato numérico, en cuanto a población, por grupo de edades: menores de 15 años, 2.003 millones; de 15 a 64 años, 5.240 millones y mayores de 64 años, 757 millones.
No está mal esto de tener la fotografía de los que somos, porque la primera conclusión es que las personas más pobres, y con menos oportunidades de evolucionar positivamente en sus vidas, están en Asia y África, mientras que los que tenemos una vida más completa y posible habitamos en Europa y América, aunque en realidad deberíamos hablar de Estados Unidos en particular.
Pero a parte de esta primera imagen, del lugar donde habitamos, se produce algo, cuanto menos, interesante: no nos ponemos de acuerdo, ni siquiera, en cuántos países conforman el planeta Tierra. Si preguntamos a Naciones Unidas, nos dirá que hay 193 países miembros más dos observadores: La Santa Sede y Palestina, pero la Federación Internacional de Futbol, FIFA, sostiene que son 211 los países bajo el cobijo del planeta Tierra —es fútbol, sin desmerecer, pero solo fútbol.
La cuestión está en saber qué estamos haciendo con nuestro planeta, porque entre tantos miles de millones deberíamos tenerlo, como dicen en mi pueblo, como los chorros del oro, pero somos una panda de dejados y, lo que es peor, algunos hasta mal intencionados, pues solo piensan en cómo pueden convertir la destrucción en riqueza para ellos.
La cuestión está en saber qué estamos haciendo con nuestro planeta, porque entre tantos miles de millones deberíamos tenerlo, como dicen en mi pueblo, como los chorros del oro, pero somos una panda de dejados y, lo que es peor, algunos hasta mal intencionados
La Asamblea General de Naciones Unidas ha aprobado la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, con tres objetivos fundamentales; a favor de la prosperidad de las personas; el mantenimiento del planeta y conseguir la paz universal y el acceso a la justicia. Suena todo bien, es justo y deseable, pero ¿estamos dispuestos a tomar la parte de responsabilidad que nos corresponda para conseguirlo? Esto sí que ya lo veo más difícil.
Esta Agenda tiene 17 objetivos con 169 metas que abarcan todo lo concerniente a la economía, sociedad y medio ambiente. Debemos aceptar que existen metas muy posibles de conseguir, eliminar el hambre en el mundo, así como garantizar una sanidad y una educación para todos. Otros temas son más complicados, llegar a que la paz sea lo que impere en el mundo, pues tal y como están sucediendo los acontecimientos actuales, no creo que llevemos el mejor de los caminos. ¡Ojo al dato! Países implicados en guerras actuales han sido firmantes de esta agenda, entonces ¿de qué estamos hablando? ¿Es que son unos cínicos mentirosos, no dispuestos a tomar ninguna acción por la paz o es que entienden que fuera de la guerra no hay negocio?
El décimo objetivo me parece que es la llave para poder dar entrada al resto, “REDUCCIÓN DE LAS DESIGUALDADES”. Si fuésemos capaces de conseguir un equilibrio entre todas las personas, no me refiero a que no haya ricos, cada uno puede aspirar a lo que considere quiera hacer con su vida, no habría seres humanos en ínfimas condiciones desde que llegan a este mundo, por lo que es fundamental que se priorice que nadie esté por debajo de los mínimos de una supervivencia digna. Somos personas y debemos protegernos unos a otros. Estamos unidos por la especie.
Debemos empezar a comprender ¿qué somos y para qué estamos? Me estoy refiriendo a que nacemos y morimos, como le decía un amigo a otro, que hacía tiempo que no se veían, ¿qué haces ahora? Y el otro le contesta, ya ves aquí fabricando un muerto. Aunque el chiste parezca cruel, debo decir que ese es el fin para todos y cada uno de nosotros, y debemos tener presente que después vendrán otros a ocupar el lugar que hayamos dejado. Esto viene contemplado en los objetivos 13 (Acción por el clima), 14 (Vida submarina) y 15 (Vida de ecosistemas terrestres). ¿Somos tan mezquinos y egoístas que no nos preocupa el futuro de nuestros hijos? No quiero creérmelo, por tanto, solo debe tratarse de ignorancia pura. Empecemos a pensar que cuidar el planeta, primero nos da una mejor vida a nosotros, pero ante todo se la garantizamos a las generaciones venideras.
Estamos viendo cómo el clima cambia. Las lluvias escasean, pero, lo que es peor, cuando aparecen llegan con tal fuerza que es una destrucción por donde pasan. Los Polos se van deshelando, en el Ártico y en la Antártida se han derretido más de 9,6 billones de toneladas de hielo convirtiéndose en agua que va a parar a los mares, aumentando su nivel y entrando en la tierra, con el desastre que esto significa.
No deseo hacer una tesis doctoral sobre el cambio climático y su incidencia negativa en el ser humano, sería un atrevimiento por mi parte pues no tengo los conocimientos necesarios para ello, pero lo que sí tengo es la conciencia clara de que afectar negativamente a la Naturaleza es una apuesta que tenemos perdida, ya que, en la medida que ella se vea herida, nuestra forma de vida caerá en picado, nos veremos sumidos en una desgracia global difícil de superar. Así pues, deberíamos mentalizarnos en el cuidado del sistema, por nuestro bien y el de nuestros hijos.
Somos una especie inteligente, hemos ido evolucionando a través de los años y los avances conseguidos nos han permitido formas de vida más avanzada. Ha sido en los últimos 50 o 60 años donde la ambición desmedida no ha respetado las fórmulas naturales. Estamos a tiempo de retornar a un entendimiento positivo entre la Naturaleza y la especie humana, somos solo una parte, el todo es ella. El respeto es la mejor manera de que todo funcione en la forma de vivir.