Chema Tapia
Montañero y divulgador
chematapia.blogspot.com
Circular Sesué – Eresué – Sos
Por el Solano de Benasque
Aguas arriba del congosto de Ventamillo, en la margen izquierda del río Ésera, hay varios pueblos, tres de ellos, Sesué, Eresué/Erisué y Sos, merecen hoy nuestra atención. Participan del Solano de Benasque, y luchan por sobrevivir en esta vorágine producida por el turismo de masas. Pero siempre no fue así, porque en la Colección Diplomática de Obarra nº 18, de Martín Duque, en el siglo XI, se citaba una “villa (Sos) en la valle Sositana, en el lugar de Villanúa”, lo que hace indicar que eran de gran relieve en aquella época.
Los avatares de los tiempos hacen que hoy en día, el trepidante modo de vida que se lleva levanta tanta polvareda que ahoga esos pasajes de la historia y los sucesivos, en los que ésta ha ido dando tantos tumbos que perdemos el gusto por lo auténtico, por la serenidad, por unos paisajes transformados, por unos oficios perdidos. Y para recuperar mínimamente esas sensaciones lo mejor disfrutar del lento transcurrir del tiempo dejándose mecer por esos caminos de viejo otrora tan transitados por los paisanos en pos de sus labores, y que nos han quedado como testigo mudo de una época que se resiste a marchar. Con base en Sesué, abrimos una circular para visitar Eresué y Sos, por solitarios caminos por los que aún se puede disfrutar de los mugidos del ganado vacuno que todavía se da vida por aquí.
Aparcamos junto al ayuntamiento y recorremos el pueblo buscando la parte más alta. Pasamos por el Centro Social y seguimos hasta el lavadero, que nos pone ya en la pista del PR-HU 85. Salimos a una carretera local de cuyo comienzo sale una senda que nos mete ya por un camino de viejo escoltado por muretes, y bajo la protección del bosque. Un camino que se empina y donde, tras algún claro que nos permite contemplar los macizos cercanos del Turbón y de la sierra de Chía, encontramos el desvío a la izquierda que nos sube a Eresué. Tres cuartos de hora para superar esos 300 metros de desnivel. Nada más llegar a la carretera local nos sale a saludar la parroquial de San Juan Bautista, con su robusta torre y cementerio anejo. Correspondemos al saludo y volvemos al cruce.
Continuamos por esos caminos que evocan otros tiempos. Cruzamos el barranco de Eresué y seguimos. Pasamos junto a los restos de la ermita de la Virgen del Puy, pendiente de su puesta en valor. Enseguida se sale a una pista que, enseguida, nos deposita en Sos, en cuya entrada encontramos una vieja casa, donde la señalización nos lleva a la derecha, pero podemos entrar por la izquierda para no perder la ocasión de visitar este bello pueblo, hoy uno más del Solano, pero que fue su capital durante un tiempo. Tras recorrer sus calles nos podemos llegar hasta la parroquial de San Andrés, de origen románico, pero transformada en el siglo XVII, y un poco más hasta un tozal que alberga un extraordinario mirador sobre el valle.
Volvemos sobre nuestros pasos para salir a la carretera local, en cuyo comienzo, encontramos una pista a la izquierda y, seguidamente un camino a la derecha que nos lleva por el canto de un campo, a salir de nuevo, junto a una torreta del tendido eléctrico, a la misma carretera, que recorremos algo menos de 700 metros. En una pronunciada curva a la izquierda, tomamos un camino que sale a la izquierda de la pista, y que, en unos diez minutos de más disfrute por estos parajes, nos baja ya a Sesué, pudiendo callejear hasta el punto de arranque, a no ser que queramos visitar su parroquial, dedicada a San Ginés/Chinés, de edificio románico, con tintes lombardos.
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