La formación financiera de los profesionales, un impulso para el tejido empresarial
Jordi Martínez
Coordinador del programa de Educación Financiera de EFPA España
La importancia de contar con conocimientos en materia de educación financiera es algo bien conocido por la sociedad. A pesar de ello, existe grandes carencias que dificultan la toma de decisiones financieras acertadas, tanto en la vida personal como profesional. No todo el mundo sabe qué hacer con sus ahorros o de qué manera sacarles el máximo partido y tienen dificultades a la hora de realizar gestiones comunes como contratar una hipoteca, escoger un vehículo de inversión o realizar la declaración de la renta. Igualmente, no todos los profesionales saben cómo gestionar un presupuesto, realizar las facturas pertinentes u optimizar la gestión económico-financiera de una compañía. Y es que, independientemente de la formación académica o del campo en el que se trabaje, es esencial contar con conocimientos financieros, ya que muchas de las decisiones más trascendentales que debemos tomar requieren un entendimiento sólido de los conceptos económicos. Este es el compromiso del Programa de educación financiera de EFPA España que, en sus cerca de diez años de vida, ha formado a más de 31.000 profesionales de 308 asociaciones, colegios profesionales, instituciones públicas y cámaras de comercio de todo el país.
Según la encuesta realizada por EFPA España, los asesores financieros otorgan una nota media de 4,65 sobre 10 al nivel de educación financiera de los españoles, lo que denota cuánto camino queda por recorrer. Otros estudios, como la encuesta de competencias financieras del Banco de España, lo corroboran. Para mejorar en la materia, son muchas las iniciativas y acciones que, desde diversos sectores, pueden acometerse. Una de las más comentadas y prometedoras es la actuación sobre las etapas educativas. La educación en España es obligatoria hasta los 16 años.
Si bien es cierto que la cultura financiera se encuentra parcialmente presente en este proceso, normalmente está relegada a una asignatura optativa o incorporada solo en determinados planes, no teniendo la presencia que debería. Aunque la incorporación de una asignatura obligatoria sobre la materia es una demanda habitual para ayudar a las próximas generaciones a formarse en este campo, existe otra opción: la de apoyarse en los docentes, expertos en las materias que imparten, para mejorar los conocimientos financieros en todas las etapas de la educación.
Los profesores están presentes durante un gran periodo de nuestra vida y desempeñan un papel fundamental en nuestra formación. Son guías y modelos a seguir para los estudiantes, y su influencia va más allá de las materias académicas que enseñan. Si estos profesionales contaran con un alto nivel de educación financiera, podrían trasmitir estos conocimientos durante sus clases, lo que completaría de manera óptima la formación del alumnado, sea cual sea la labor profesional que finalmente desarrolle el estudiante.
La enseñanza que incorpora una mezcla de disciplinas puede ser muy efectiva a la hora de enriquecer a los estudiantes y desarrollar profesionales con los conocimientos necesarios para llevar a cabo su actividad de manera óptima. Si algo nos ha enseñado la vida laboral, es que independientemente del sector o la labor que desempeñes, probablemente vas a enfrentarte a un presupuesto, un contrato o simplemente una declaración de la renta.
Es necesario que los jóvenes reciban esta educación financiera en las aulas para convertirse en profesionales formados y competentes, más todavía en una sociedad emprendedora, donde la gestión financiera es esencial para la supervivencia de cualquier proyecto. Igualmente, aquellos profesionales que no hayan recibido cierta formación financiera a lo largo de su vida, deberían centrar sus esfuerzos en recibir seminarios o cualquier otro formato educativo por parte de expertos que permita mejorar sus conocimientos en materia económica para poder optimizar su labor en la empresa. Se trata de un aspecto que, en la vida personal, nos ayudará a mejorar nuestras finanzas de cara a una mejor jubilación y, en la vida profesional, puede suponer un punto diferencial que nos permita crecer profesionalmente.
Para conseguir que esto sea posible es importante que los profesionales comprendan cómo sus disciplinas pueden complementarse con aspectos económicos. Por ello, ofrecerles las herramientas necesarias para entender esto y poder aplicarlo, logrará un tejido empresarial mucho más cualificado, capaz de comprender multitud de situaciones económicas y de tomar decisiones informadas. Además, también las empresas deberían ofrecer la posibilidad de mejorar la salud financiera de sus trabajadores, de esta forma mejoraría también su bienestar personal y su productividad.
En este sentido, podemos afirmar que la formación económica de las personas es esencial para mejorar la economía de nuestro país. Esto incluye tanto a las futuras generaciones, para empoderarlas y ayudarles a enfrentar los desafíos financieros que encontrarán en sus vidas, como a los profesionales que ya se encuentran en activo, para optimizar su salud financiera y dar un impulso a su carrera profesional.