Jaime Oriz: “Cada vez me interesa menos la realidad y me fascina la capacidad de crear un mundo propio con la fotografía”
Jaime Oriz
Fotógrafo y periodista
Jaime Oriz comenzó su carrera como periodista y, a raíz de la crisis de 2010, decidió reconvertirse y dedicarse a la fotografía. Actualmente combina proyectos personales con la fotografía de conciertos, eventos y corporativa
Comenzó su carrera como periodista pero luego se decantó por la imagen, ¿cómo se produjo este cambio?
En el fondo, fue una decisión casi obligada, que surgió por la necesidad. Yo llevaba varios años trabajando en prensa escrita diaria (en 20 Minutos) y colaborando con distintos medios (ZTV, Mondo Sonoro, Rolling Stone…) pero en 2010 llegó una gran crisis que provocó muchos cierres y despidos. Y en esa situación me encontré yo: sin trabajo y con la certeza de que era volver a conseguir un trabajo digno en el sector iba a estar muy complicado. Así que opté por reconvertirme.
Fue la decisión más natural que podía tomar, pues cuando estudié el Máster en Periodismo mi primera opción era desarrollarme profesionalmente en el mundo audiovisual. Sin embargo, la vida me llevó por otros caminos. Ahora echo la vista atrás y me doy cuenta de lo osado y optimista que fui, pero aquí estoy y es la mejor decisión que he tomado en mi vida.
¿Qué es lo que más le apasiona de la fotografía?
Debo decir que mi formación de fotógrafo es un tanto atípica. Realmente, casi todas mis referencias visuales vienen del cine y los videoclips. El mundo propio de la foto y sus nombres fundamentales llegaron más tarde, cuando empecé a formarme en academias y cursos oficiales, a partir de 2011. Así que digamos que mi pasión va más allá de la fotografía, abarca casi todo el medio visual.
Tenía unos 12 años y veía la MTV en casa y recuerdo perfectamente la fascinación que me causaba ver aquellos videoclips de U2, R.E.M, Depeche Mode, Madonna o George Michael. Ahora, echando la vista atrás, quizá lo que más me atrapaba eran esos colores, esa estética, esa manera de narrar. Pienso en esa irrealidad, esa magia, esa fantasía que transmitían, y creo que es lo que más me gusta. Cada vez me interesa menos la realidad y me fascina la capacidad de crear un mundo propio con la fotografía.
Lleva más de una década realizando fotos de conciertos, eventos… ¿Qué es lo que más disfruta de este trabajo?
Me obsesiona conseguir el momento perfecto, captar la imagen que refleje el espíritu del concierto o espectáculo que esté fotografiando. Además, siempre es un reto captar momentos en los que sabes que tienes muy pocas probabilidades de que se repitan. Eso hace que esté siempre alerta. Considero que la fotografía de espectáculos cambió totalmente con la llegada de las cámaras digitales. Hasta ese momento, cuando disponías de un número limitado de disparos, lo importante era captar al artista o cantante principal claramente: nítido y enfocado.
Si luego daba para algo más artístico o diferente, mejor; pero había muy poca opción. Hoy en día, lograr un primer plano limpio de un artista es muy sencillo, por lo que los fotógrafos debemos ir más allá. Estamos en la obligación de ofrecer algo más al espectador, algo que le haga pensar. Yo hace años que por mi estilo me gusta mucho jugar con las luces de escenario y con los colores, buscando sensaciones diferentes. Pero las posibilidades son muy amplias hoy en día.
La fotografía es fundamental y más hoy en día, que vivimos unos tiempos en los que manda la imagen, más que nunca. Ahora para informarnos de cualquier negocio, ya sea un restaurante, una tienda de ropa o un local de copas, lo primero que hace la gente es mirar sus redes sociales y las reseñas que tiene
¿Ha podido fotografiar a artistas a los que admirase de manera personal?
Sí, y muchas de esas fotos son de mis favoritas. Soy muy melómano desde joven, por lo que poder captar con mi cámara en directo a ciertas figuras supone una gran ilusión para mí. Seguro que me olvido de muchos, pero ahora pienso en Los Planetas, Mercury Rev, Elliot Murphy, Yo La Tengo, Elvis Costello… Luego también he tenido la suerte de poder realizar retratos a otras tantas figuras muy importantes para mí, como Andrés Calamaro, Love of Lesbian, Silvia Pérez Cruz, Jorge Dréxler o Gilberto Gil.
Pero hay dos retratos con los que estoy muy contento. Por un lado, con el de Fernando Alfaro (cantante de Chucho y también de Surfin’ Bichos, dos bandas importantísimas para mí), porque lo ha usado mucho para sus redes sociales personales; y también con el que realicé este año al pianista italiano Ludovico Einuaidi, que también lo está usando como imagen de promocional (es incluso su portada de Spotify). Y no puedo terminar sin nombrar a algunos de los artistas que han confiado en mi trabajo para tener una imagen: Miguel Ángel Berna (con quien ya llevo seis años trabajando), Elem, China Chana, Ester Vallejo o The Kleejoss Band.
También es socio cofundador de Antigravedad Estudio. ¿Cómo surgió crear esta empresa y qué servicios ofrecéis?
Más que empresa es una marca que creamos con mi amigo y fotógrafo Alfredo Bravo. Nació con la idea de diversificar el trabajo; para tener diferentes frentes. Antigravedad se centra en fotografía para empresas, tanto en imagen corporativa o fotografía comercial de productos de todo tipo. Por otro lado, tengo otra marca, Thisagooday, centrada en bodas y reportajes familiares en general.
¿Cómo de importante es la fotografía a la hora de vender un producto, dar a conocer una marca…? ¿Son las empresas conscientes del peso que tiene la imagen?
Es fundamental y más hoy en día, que vivimos unos tiempos en los que manda la imagen, más que nunca. La fotografía es importante pero aún más lo son los vídeos. Ahora para informarnos de cualquier negocio, ya sea un restaurante, una tienda de ropa o un local de copas, lo primero que hace la gente es mirar sus redes sociales y las reseñas que tiene.
No hace falta tener unas fotos super elaboradas con un gran despliegue de medios, lo importante es transmitir una idea clara de lo que se ofrece y del espíritu del negocio. Por un presupuesto no muy alto se puede tener una buena imagen de marca. En general, los negocios nuevos están más abiertos a invertir, cada vez más. Pero aún existe un pensamiento de que es un gasto y no una inversión a plazo.
Asimismo, también hemos podido ver tus trabajos en diferentes exposiciones. Recientemente has expuesto en el Colegio de Arquitectos junto a Jorge Omeñaca “Gamopolis”. ¿Qué tal fue la experiencia?
Muy gratificante. Obtuvimos una respuesta excelente que no nos esperábamos. Sabíamos que teníamos unas obras atractivas y una propuesta interesante, pero la recepción ha superado ampliamente nuestras expectativas: tanto por visitas, interés por el tema y por la respuesta de los medios de comunicación.
Con esta exposición invitabais a reflexionar sobre los modos de vida actuales a través de la fotografía y la arquitectura. ¿Qué reflexión hiciste tú acerca de los nuevos barrios y formas de vivir tras observar los escenarios retratados para esta muestra?
Por un lado, que existe una arquitectura más amable que busca aportar cierta sensación de bienestar a las nuevas formas de vivir. Seguimos viviendo en pisos tipo colmena, pero existe un esfuerzo en hacer las formas más bellas. En eso que cada uno saque sus propias conclusiones. Y mientras fuimos trabajando en la exposición, también nos dimos cuenta de que la globalización de las ciudades es imparable. Cada vez se parecen más entre sí. Ya no es que sus centros estén tomados por las grandes marcas, sino que sus barrios cada vez se parecen más entre sí.
Anteriormente también retrataste la soledad de las salas de espera (“Diario de una sala de espera”) o el funcionamiento de la memoria humana (“De memoris”). ¿Qué has querido contar con tus diferentes exposiciones?
Voy a hablar por separado de ellas, porque la primera fue un proyecto completamente mío, muy personal, y el segundo es otra colaboración con Jorge Omeñaca. “Diario en una sala de espera” surgió casi de casualidad y se ha convertido en uno de los trabajos más importantes de mi carrera. Tras la pandemia, mi padre estuvo hospitalizado por una operación de cáncer de colón y para pasar las horas me llevé la cámara de fotos por mero entretenimiento. Con el paso de los días encontré un discurso e intenté transmitir esas soledad propia de los hospitales y de las salas de espera. No pensé que el tema traspasara las redes sociales en donde estaba colgando las imágenes.
Sin embargo, la buena aceptación en esos canales y, sobre todo, el apoyo del periodista Juan Luis Saldaña, hicieron que me lanzase a finalizar ese proyecto y hacer una pequeña exposición en el Corte Inglés. Fue muy gratificante la respuesta. Mucha gente, tanto en persona o por chats, me contaron que esas imágenes les hizo sentir algo por dentro, que se sentían muy identificados. Fue muy emocionante. Pero me quedé con una sensación agridulce, porque debido a las restricciones por Covid muchos interesados se quedaron sin verla. Así que no descarto volver a hacer algo, porque además tengo muchas imágenes que se quedaron fuera y que sigo sintiendo muy interesantes.
¿Estás trabajando en algún nuevo proyecto fotográfico del que nos puedas adelantar algo?
De momento, siendo primeros de año, me estoy centrando en reformar la páginas web y los portfolios de Thisagooday y Antigravedad Estudio. Otra de mis prioridades es potenciar mi trabajo de videógrafo. Cada vez es más importante el vídeo y es más fácil vender este producto a los clientes. En teoría, “cualquiera” puede hacer una foto, pero para realizar una pieza de vídeo profesional hacen falta más medios y conocimiento, así que hay menos intrusismo y los precios no están tan devaluados. Pero con Jorge ya estamos preparando varias ideas. De momento, no puedo contar nada porque no hay nada concreto, pero sí que tenemos muy claro que será un proyecto conceptual y que queremos volver a salir de nuestra zona de confort.
Redacción AEA (LLM)