La planificación financiera, clave tanto para profesionales como para empresas
EL RINCÓN DEL ASESOR
Enrique Borrajeros
Presidente del Comité de Comunicación de EFPA España
En un mundo que evoluciona a un ritmo vertiginoso, donde las dinámicas económicas y las fuerzas del mercado son cambiantes, la planificación financiera emerge como el pilar fundamental para asegurar el éxito, tanto de las empresas como de los propios profesionales. La complejidad de los desafíos financieros contemporáneos exige una visión estratégica que trascienda la mera supervivencia a corto plazo, orientando a los actores hacia una planificación meticulosa y proactiva, fundamental dentro de la compañía y el ámbito personal.
En este escenario, la importancia de que los profesionales de todas las áreas estén informados y educados en cuestiones económicas adquiere una relevancia inigualable. Más allá de los límites tradicionales de los departamentos financieros, la comprensión de los principios económicos se convierte en una herramienta poderosa para la toma de decisiones fundamentadas. Esto no solo fortalece la capacidad de evaluar riesgos y oportunidades, sino que también fomenta la eficiencia en la gestión de recursos y el diseño de estrategias que impulsen el crecimiento individual y organizacional.
La diferencia en la gestión económica entre una empresa y una persona no son tan diferentes. Antes de embarcarse en cualquier estrategia de planificación financiera, es esencial realizar un exhaustivo análisis de la situación actual. Los profesionales, tanto dentro de la organización como en su vida personal, deben evaluar cuidadosamente su posición financiera, identificando ingresos, gastos y áreas de mejora. Este análisis proporcionará una base sólida para la toma de decisiones informadas.
El siguiente paso crucial es la definición de metas claras y alcanzables. Tanto los profesionales como las empresas deben establecer objetivos financieros a corto, medio y largo plazo. Estas metas actúan como puntos de referencia que guían la planificación financiera, permitiendo una asignación más efectiva de recursos y esfuerzos.
Cabe destacar que, en un panorama tan dinámico como el actual, la búsqueda constante de oportunidades se vuelve esencial. Explorar nuevas posibilidades de negocio y adaptarse a las tendencias del mercado es clave para mantener la salud de un proyecto, pero lo es también para lograr una buena salud financiera. Observar las oportunidades de inversión, con riesgos reducidos, que rentabilicen nuestro capital es muy beneficioso. En este proceso resulta clave contar con un buen nivel de educación financiera, no siendo algo que deban controlar exclusivamente los departamentos financieros de las empresas. Este conocimiento resulta de gran ayuda para cualquier profesional a la hora de identificar y mitigar los posibles riesgos asociados a la actividad que se desempeñe.
A medida que avanza el año es importante realizar un monitoreo constante de los flujos de dinero, analizando detalladamente las salidas y entradas del mismo, identificando patrones de gasto y oportunidades de ahorro. En ocasiones es necesario ajustar el plan elaborado, adaptándolo a las nuevas circunstancias a las que nos enfrentemos. Este paso resulta también útil para la elaboración de una reserva de contingencia. Cualquier profesional debe contemplar posibles eventos imprevistos como crisis económicas o cambios en las demandas de mercado que puedan impactar negativamente en su actividad financiera, tanto personal como profesional.
Una vez elaborado el plan, será posible implantar estrategias de reducción de costos que permitan optimizar los recursos disponibles, bien sea a través de la negociación con proveedores, de mejoras en los procesos, de incorporación de nuevas tecnologías o del aprovechamiento de oportunidades fiscales. Este último factor resulta relevante ya que, en ocasiones, existen deducciones fiscales a las que nos podemos acoger a nivel personal y empresarial y que pueden llegar a ser muy beneficiosas.
En definitiva, podemos afirmar que contar con un buen nivel de educación financiera es necesario para cualquier profesional, no solo para aquellos que trabajen en los departamentos financieros de las compañías. Al igual que ellos trabajan por optimizar los recursos y aumentar los beneficios de una empresa, a nivel personal los profesionales deben contar con estos conocimientos para que su propio proyecto de vida también sea un éxito. Las similitudes a nivel financiero entre el mundo empresarial y personal son muchas, y contar con una buena base de conocimientos resulta cada día más fundamental para trazar la senda hacia el éxito económico y general de cualquier actividad.