Carlos Herrera Ventura, miembro del Comité de Servicios a Asociados de EFPA España
La planificación para la jubilación se erige como un componente crucial en la estrategia financiera, tanto para los trabajadores asalariados como para aquellos que gestionan sus propios negocios. Este proceso tiene como objetivo fundamental garantizar un retiro cómodo. Y es que, en un entorno en el que las pensiones públicas tienen una difícil sostenibilidad de futuro en España, este ahorro previsional es indispensable.
Tenemos a nuestra disposición numerosas opciones de inversión y ahorro. Por eso, debemos analizar detenidamente todas ellas, confiando en los consejos y la orientación que los profesionales del asesoramiento financiero pueden brindarnos atendiendo a nuestras metas y necesidades.
En este sentido, uno de los primeros productos que se nos viene a la mente son los planes de pensiones. Dentro de este instrumento encontramos varias modalidades que se pueden adaptar a las circunstancias del ahorrador. Así, además de los conocidos Planes de Pensiones Individuales, promovidos por entidades financieras y suscritos a título individual por los clientes, existen otras modalidades, como los Planes de Pensiones de Empleo, que tienen como objetivo el ahorro a través de la empresa. Otra modalidad son los nuevos Planes de Pensiones de Empleo Simplificados (PPES) destinados a trabajadores autónomos, los cuales cuentan con importantes beneficios como mayores ventajas fiscales y de ahorro para este tipo de personas.
Por otro lado, aunque con un régimen muy parecido al de los planes de pensiones individuales, existen los Planes de Previsión Asegurados (PPA). Este vehículo de ahorro a largo plazo tiene la misma fiscalidad y liquidez que los planes de pensiones, sin embargo, su atractivo radica en la inexistencia de riesgo. Esto se debe a que las aseguradoras, que son las que gestionan y comercializan los PPA, garantizan siempre el capital aportado más una rentabilidad asegurada fijada por la compañía. La duración de estos planes se ajusta a las necesidades del cliente, siendo un producto atractivo para un perfil de ahorrador conservador o que le falte poco para jubilarse.
Si nos mantenemos en esta vía de ahorro vinculada dentro del segmento asegurador, existen también los Planes Individuales de Ahorro Sistemáticos (PIAS), un seguro de vida que únicamente puede ser contratado por particulares. No tienen una rentabilidad asegurada pero sus principales ventajas son su flexibilidad, liquidez y fiscalidad, que se aplica a los rendimientos obtenidos si se cobran en su momento a modo de renta vitalicia. Además, el ahorrador puede realizar aportaciones periódicas o extraordinarias, por lo que se consolidan como un instrumento interesante a la hora de completar los planes de pensiones.
Entre otras de las opciones promovidas por compañías aseguradoras encontramos los Unit Linked, una especie de homólogo de las carteras de fondos de inversión que invierten las primas aportadas en una cesta de fondos, acciones o bonos. De esta forma, parte de la inversión debe destinarse al pago de la prima del seguro, pero la mayor parte del capital se invierte en una cartera asumiendo el riesgo el comprador, por lo que no ofrecen rentabilidad asegurada. Como particularidad, el asegurado puede movilizar el capital invertido entre las cestas o fondos que pertenecen al Unit Linked sin necesidad de tributar por los traslados de capitales y solo tendrá que integrar el beneficio obtenido en el impuesto de la renta (IRPF) en el momento del rescate del Unit Linked.
En definitiva, la planificación para la jubilación se presenta como algo cada vez más necesario en el entorno actual. Las diferentes opciones de ahorro e inversión, con sus múltiples características, condiciones y fiscalidad hacen que sea muy recomendable contar con la orientación de profesionales del asesoramiento financiero; su especialización resulta clave a la hora de guiarnos hacia aquellos productos que mejor puedan adaptarse a nuestras necesidades y circunstancias.