Ana Baquerizo (RTVE): «El papel del periodista es calibrar qué imágenes poner para no caer en lo morboso, pero sin edulcorar la realidad»
Ana Baquerizo
Periodista en RTVE
Firme defensora de la televisión pública como elemento indispensable en un país democrático, Ana Baquerizo nos informa cada fin de semana de las noticias de carácter internacional desde RTVE.
¿Cómo nació su vocación por el periodismo?
No tengo conciencia del momento exacto, pero siempre me ha llamado mucho la atención saber lo que está pasando, el contexto de las cosas, viajar a los sitios para conocer qué está pasando y poderlo contar. Siempre miraba las noticias en la televisión y pensaba que era apasionante ese oficio de contar lo que está pasando.
¿Por qué decidió apostar por el periodismo internacional?
Siempre me ha interesado la geopolítica, los diferentes “bandos” del mundo, por qué las cosas son así y creo que conforme iba creciendo me daba cuenta de que era importante conocer eso para saber lo que está pasando en este momento y cómo se conecta lo global con lo local.
Me parece muy interesante contribuir para que la gente entienda esto. De hecho, yo hago muchas piezas de contexto en Televisión Española, me gusta mucho conectar lo que está pasando con la historia que hay detrás, todo lo que ha ido pasando que es necesario para entender lo que está pasando hoy. Creo que es muy importante tener ese contexto para todo y me he dado cuenta con los años.
Además, soy una persona a la que le importa la gente, no solamente la gente que tengo al lado sino lo que le está pasando a la gente al otro lado del mundo. Para mí es igual de importante. Creo que los periodistas del mundo libre tenemos la responsabilidad con los periodistas y la gente que vive en circunstancias dificilísimas de contar lo que sucede. Por ejemplo, en Irán, donde estoy muy centrada, sé lo que pasa allí y es nuestra responsabilidad contarlo desde aquí.
Háblenos de su trayectoria profesional.
Deseaba muchísimo estudiar periodismo, era mi sueño. Tampoco era fácil porque pedían mucha nota para acceder en Zaragoza. Fui la típica alumna muy volcada en estudiar la carrera con mucha vocación. Hice prácticas en varios sitios: en la radio universitaria (Radio Unizar), en Aragón Televisión, en SOS Racismo y luego hice una beca en Heraldo de Aragón. Después hice un proyecto personal en Angola con otra periodista para hablar de derechos humanos y de mujeres. Después hice una prueba para las Noticias de Aragón TV y ahí estuve cuatro años y pude tocar bastante el tema del periodismo internacional.
Terminé en Televisión Española que creo que es una televisión que apuesta muy claramente por la información internacional e invierte muchos recursos para ello. Creo que todo el camino que he andado ha sido muy interesante, todo me ha aportado, pero ahora estoy justamente en el sitio que apuesta por lo internacional, estoy muy contenta y me siento muy privilegiada por hacer este tipo de información en la televisión pública.
¿Qué es lo más duro de su trabajo?
Creo que es muy duro hacer información internacional ahora, con todo el tema de la guerra en Gaza, por ejemplo. A mí se me hace muy duro el hecho de estar viendo tantas imágenes y tan duras, empatizo con la gente. Hay mucha población civil a la que están asesinando de una forma brutal. La brutalidad de las imágenes que nos envían colaboradores y agencias internacionales son de una brutalidad extrema. No había visto nunca un número tan abrumador de imágenes tan duras. Es una parte muy dura de mi trabajo.
El hecho de trabajar en un telediario, con las prisas, muchas veces puede ser difícil, puede ser una parte complicada de lidiar pero no es duro como tal.
¿Existe el riesgo de que terminemos anestesiados o insensibilizados?
Yo no lo sé. Yo calibro mucho poner unas imágenes o no. Muchas veces huimos del morbo, de toda esa sangre, de que el dolor sea tan visible y brutal. Pero es verdad también que hay veces que creo que es necesario mostrar lo que está pasando porque lo que estamos viviendo yo diría que es una limpieza étnica. Está el riesgo de que nos insensibilicemos, pero también creo que no podemos edulcorar algo que es una masacre de civiles total y absoluta y tenemos que hacer que la gente reaccione y que se le ponga mal estómago. Ese es el papel del periodista también: calibrar qué imágenes poner para que no sea morboso, pero sin edulcorar. Hay que buscar un equilibrio.
Cuando pasen los años nos daremos cuenta de lo que está pasando y creo que no haber mostrado que esto es horroroso sería un error. Creo que hay que calibrarlo muy bien.
¿Y lo más gratificante de su trabajo?
Dar voz a quien no tiene voz. Puede sonar tópico, pero a mí me gusta darle una vuelta a las cosas, hay mucha gente que se juega el tipo en muchos sitios y a mí me gusta contar esas historias, hablar con esa gente, darles voz. Para mí eso es muy gratificante y siento que he cumplido con mi deber.
Además, ha viajado por Irán, India, Uzbekistán, Angola… ¿Qué le impulsa a querer conocer otras realidades?
Creo que es una asignatura obligatoria en la vida del periodista: viajar, conocer, escuchar a la gente. Yo intento viajar a zonas no turísticas, quedarme en casa de gente local, aunque a veces comunicarme con ellos no es nada fácil. Lo que me mueve es intentar crecer como persona, como periodista. Creo que cuanto más viajo, mejor periodista soy. Creo que es muy importante también hablar con las mujeres en muchos sitios del mundo y ver cómo viven. Porque creo que las mujeres tenemos problemas muy comunes pero enfocados de formas distintas en cada país. No busco conocerme a mí misma, busco crecer, conocer más y estar más preparada a la hora de enfrentarme a mi trabajo.
¿Qué piensa de las críticas que a veces se vierten sobre la televisión pública?
Creo que denostar a lo público es muy viejo. Creo que una tele pública e independiente es necesaria para cualquier democracia. El organismo que controla nuestra tele es el congreso de los diputados y la gente tiene que tener claro que el parlamento es quien controla la televisión porque es la representación de la soberanía popular. Todo lo que sean propuestas para mejorar siempre son bienvenidas y creo que es muy sano que se hagan críticas constructivas y que se intente mejorar para que sea más independiente y que esté todo basado en criterios periodísticos pero criticar por criticar y asociar lo público a algo negativo me parece muy viejo y que va contra nuestra propia democracia.
Los medios públicos son muy importantes para las democracias de los países. Los profesionales que hacemos periodismo somos buenos profesionales que tenemos la motivación de informar bien y con una neutralidad. A partir de ahí hay cosas mejorables pero se tienen que señalar y la gente tiene que aportar las soluciones que crea pero embarrar todo para intentar asociar que la tele pública está vendida o cooperando para un fin oscuro va contra la democracia y no se corresponde con la realidad.
Redacción AEA / LLM