Diseño social y colaborativo

En un mundo en el que se está produciendo una transición hacia la sostenibilidad y en el que todos tienen la necesidad de diseñar y rediseñar de alguna manera su existencia, el diseñador está pasando a tener el papel de impulsor de proyectos individuales y colectivos. Una especie de guía en los procesos de ideación y creación más que en el artífice individual del proyecto de diseño (Manzini, 2015).

Las metodologías de cocreación se llevan desarrollando desde hace ya años, pero es a partir de la especialidad de diseño de servicios cuando estas toman especial relieve. A partir de las cuales aparecen diferentes versiones y formas de tratar los problemas dependiendo del tipo de proyecto. Las empresas punteras del sector se preocupan por difundir sus propios métodos y compartirlos con el resto de la comunidad del diseño (Stickdorn & Schneider, 2011).

Mientras todo esto sucede, en los sectores más tradicionales del diseño industrial se mantiene todavía un gran porcentaje de metodologías clásicas de diseño en las que el diseñador se ocupa de todo y los contactos con la empresa cliente son simplemente reuniones de presentación del trabajo realizado durante las últimas semanas. Incluso algunas instituciones públicas insisten en mantener unas metodologías que no han variado en absoluto en las últimas décadas.

Esta situación se produce especialmente cuando se trata de equipos de diseño externo. Queda mucho camino por recorrer para poder ir cambiado poco a poco esta forma de trabajar de carácter cooperativo a una forma de trabajar más colaborativa, en la que el diseñador funciona como un facilitador en el proceso de diseño y el desarrollo del trabajo se realiza con la participación activa del cliente/usuario.

Pero hay proyectos, como el que traemos a estas páginas, en los que la participación por parte del cliente no se limita únicamente al equipo directivo o grupo responsable de la toma de decisiones sino que se hace partícipe a toda la comunidad, en este caso, educativa ya que se trata del diseño de imagen corporativa de un colegio público de Barcelona.

Se trata de la Escola Eric Granados, situada en el barrio de La Marina, antigua zona franca próxima al puerto y que en los últimos años está experimentando una renovación total. Este colegio destaca por su multiculturalidad a la que se hace frente con una dedicación especial de su equipo docente para que los alumnos se sientan completamente integrados y consideren el colegio como un segundo hogar.

El proyecto de diseño de imagen corporativa debía transmitir todos los valores y emociones que se viven a diario en sus instalaciones por lo que el trabajo comenzó con participación tanto del claustro de profesores como de padres y madres de los alumnos en unas sesiones creativas. El principal objetivo de estas sesiones era apelar a la emoción conociendo el colegio y sus habitantes. Posteriormente el equipo de diseño trabajó en dinámicas de construcción de marca procurando que las propuestas reflejasen claramente el resultado de las sesiones creativas. 

De las diversas propuestas desarrolladas, y junto al equipo directivo del colegio, se seleccionaron las dos mejores propuestas que serían sometidas a votación por parte de toda la comunidad educativa. Alumnos, padres, madres y claustro de profesores eligieron la nueva marca, que fue presentada el pasado mes de abril aprovechando la celebración del 50 aniversario de la Escola.

Todo este proyecto ha sido coordinado por Raúl Llagüerri y diseñado en estudio Novo.