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El festival Trayectos cierra su XXI edición con aforos completos y un público comprometido al que no para ni la lluvia

Desde la organización se destaca el interés y la pasión del público, así como la calidad, variedad y compromiso de los artistas y compañías participantes

El festival, coorganizado con el Ayuntamiento de Zaragoza, terminó este domingo por todo lo alto con actuaciones en los nuevos espacio de La Aljafería y el Patio de la Residencia Xior

Han sido cuatro días de programación que culminaron ayer con una intensa jornada de danza. El festival de danza contemporánea Trayectos, coorganizado con el Ayuntamiento de Zaragoza, ha celebrado su vigesimoprimera edición en la que se han llevado 13 propuestas artísticas del más alto nivel a varios espacios públicos de Zaragoza: el Patio de la Residencia Xior, el Palacio de la Aljafería y el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza. También se organizó una primera jornada en la Filmoteca de Zaragoza espacio que, junto a Xior y a la Aljafería, se estrenaba en el festival.

Si hay algo que define a Trayectos es la alta calidad de las actuaciones que se incluyen en su programación y el público incondicional y comprometido al que no detiene ni la lluvia y que suele llenar los aforos de las actuaciones cada año. Así lo destaca la directora del festival, Nati Buil: “En todas las actuaciones estaba todo lleno, hay una comunidad constante y muy fiel que viene y que repite. Hay gente a la que vemos de año en año, todos los días en primera fila. Además, siempre acude gente nueva porque trabajamos para ello”. También recalca el silencio que reina en los espacios durante las actuaciones porque el público hace gala de “una atención real y plena y viene a disfrutar, hacen un paréntesis en sus vidas y se meten en esta burbuja”. Incluso, destaca Buil, en la jornada del domingo por la tarde, cuando comenzó a llover, el público se mantuvo fiel, incluso se animó a echar una mano.

Fruto del acuerdo que el festival tiene con el Conservatorio de Danza, se incluyeron este año cuatro actuaciones de alumnas de este centro. Buil valora muy positivamente esta colaboración porque sirvió para que estas jóvenes bailarinas pudieran gestionar, trabajar e involucrarse con el resto de compañías. “Lo que no se ve es que la parte de gestión han tenido que hacer ellas, han tomado decisiones y nosotros las integrábamos como a los demás”, destaca Buil.

Otra novedad de esta edición ha sido que, antes de cada número, se leía en voz alta una breve sinopsis para que los espectadores tuvieran un poco de contexto y alguna clave para comprender la actuación. Una actividad ya mítica dentro del festival es la verbena que se lleva a cabo los sábados y que este año se celebró en el Patio de la Residencia Xior donde “la gente se implicó mucho, disfrutó”.

La Aljafería, nueva sede del festival, Buil destaca que “es un espacio maravilloso, contundente, al entrar se produce cierto respeto, una atmósfera de recogimiento que ayuda a despresurizar un poco”. Respecto al otro espacio nuevo, el Patio de la Residencia Xior, la directora de Trayectos recalca que “está al aire libre, pero a la vez es muy recogido, con lo cual se genera una atmósfera de calma que ayuda a la concentración”.

Cuatro días de intensa programación

Aunque, como en todas las ediciones, la programación ha tenido como plato fuerte las propuestas de danza contemporánea, también ha contado con otro tipo de actividades ya que el festival no se conforma con ser un escaparate de diversos formatos de danza contemporánea, sino que invierte grandes esfuerzos en ofrecer oportunidades a jóvenes artistas para ampliar conocimientos y técnicas vanguardistas gracias a los mejores mentores.

Este año se ha apostado por la innovación digital y, de manera complementaria a la programación se llevó a cabo “Coreocinema”, un taller de creación coreográfica en formato audiovisual con el artista digital, docente e investigador de efectos visuales Alex Pachón en el Centro de Danza de Zaragoza. La Filmoteca acogió el día 27 proyecciones de Fiver International Screendance Movement, la cita internacional de videodanza.

También en el Centro de Danza de Zaragoza, el viernes 28 se celebró el taller coreográfico junto a la compañía griega Danae & Dionysios, ganadora de Masdanza 2023.

El viernes 28, el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza acogió diversas actuaciones: Álvaro Murillo, con su pieza ‘8 KM en mula’ en la que el cuerpo emplea el movimiento para contar una historia de amor maldito, un hecho real ocurrido en 1928 que sirvió como inspiración a Lorca para ‘Bodas de sangre’. También actuaron Paula Espinosa (México) y Mariana Oliveira (Portugal) con su obra ‘Drauma’, que exploran las cuatro respuestas al trauma: luchar, huir, congelarse y adular. También actuó Verónica Pérez desde muchos lenguajes de danza de diferentes estilos que intentará fusionar desde su personalidad. Ejecutó una pieza en la que trata que el movimiento sea agua.

Ese mismo viernes 28, a las 21h, en el Patio de la Residencia Xior se pudo disfrutar de la actuación Johann Pérez, bailarín, coreógrafo y realizador audiovisual, que trajo su obra ‘Obsequio’, donde reflexiona sobre el acto de mostrarse, el deseo de ser vistos y la celebración de la vulnerabilidad. Después, el creador canario especializado en danza y audiovisuales, Richard Mascherin, presentó ‘Vacío espiritual’ donde, a partir del impacto, el cuerpo se entrega al momento y experimenta con los objetos, en la relación entre intimidad y exposición.  Los coreógrafos y bailarines griegos Danae & Dionysios trajeron la multipremiada ‘Fárisa’, una obra que sigue la necesidad de conexión y contacto de dos personajes que permanecen constantemente en estrecha intimidad.  

El sábado 29 de junio, las actividades se celebraron en Patio de la Residencia Xior, donde, como Práctica artística del Conservatorio Municipal Profesional de Danza (especialidad de contemporáneo), actuó la compañía I Punto Danza, formada por Luna García y Ana Belén Casanova, que ejecutaron ‘Aguas efímeras’, en la que reflejan la experiencia de vivir en una sociedad líquida.

Posteriormente, fue el turno de Riart, un colectivo de danza innovador, que fusiona danzas urbanas, contemporáneas y el parkour y trabajan en proyectos sociales y culturales que trajeron ‘Dérive’, obra en la que dos individuos que buscan cómo salir de las ataduras sociales. Después, se pudo disfrutar de una práctica artística fruto de la colaboración con el Conservatorio Municipal Profesional de Danza (especialidad de contemporáneo), con Alba Olmedo y Raquel Marín en ‘Embolada’, una obra que trata sobre las relaciones tóxicas.

En el trabajo de Laura López Muñoz y Pablo Pérez Alonso, ‘Bailaban las perolas’, se aunaba la danza contemporánea con la tradición y folklore e indagan en aquellas historias que dejaron sus antepasados. Después actuó Compañía X, con su ‘Iocari’, que significa hacer algo con alegría y es una pieza para calle y espacios no convencionales. Posteriormente se celebró la tradicional Verbena.

Finalmente, el domingo 30 de junio, tuvo lugar en la Aljafería la presentación de ‘El rastro de la danza tras de sí’, un libro que recoge los 20 años de trayectorias de este festival cuya misión perdura desde 2004: crear una nueva forma de presentar la danza, profundizar en un género artístico de posibilidades infinitas relacionado con el espacio en el que se representa. Participaron Raquel Buil y Félix Rivas e Iguacel Elhombre. Posteriormente tuvo lugar la actuación de Tu Hoang.

Por la tarde, el Patio de la Residencia Xior acogió la actuación de Elisa Montañés que, como práctica artística del conservatorio municipal profesional de danza (especialidad de contemporáneo), que interpretó ‘El corazón del agua’, una pieza que representa la fuerza y la fragilidad del agua. La compañía Peace of Mind, especializada en danzas urbanas ejecutó ‘Kalopsia’, una obra sobre la ilusión de creer que algo es más bonito de lo que en realidad es. La subjetividad de la interpretación.

Ana F. Melero puso sobre el escenario la premiada ‘Latente’, una pieza que explora los contrastes y los extremos, el control y el descontrol, un viaje sobre la sutileza en lo explosivo para convertirse en conflicto provocando así el cambio de fase. Yeinner Chicas trajo ‘Metamorfosis 2.0’, que nos habla de cómo todo ser vivo se ve en la necesidad de crear un sistema de evolución y una serie de cambios que le permitan una adaptación segura para su supervivencia. Premohs interpretó ‘En cuclillas’, una pieza en la que se explora aquello que hay oculto en nuestra memoria, donde también existe algo roto. Lo oculto cambia de forma, de lo flamenco a lo urbano, de lo propio a lo común.  

El coreógrafo Tu Hoang trajo la premiada ‘False memories’ donde juega con la perspectiva de dos individuos que tienen una gran conexión. Su sensación es la de que son una sola entidad en su mundo espiritual, tanto si están juntos como si están separados físicamente.  

Más de veinte años construyendo danza

En estos 21 años de trayectoria, Trayectos ha presentado a más de 1000 bailarines de todo el mundo y ha acogido 367 propuestas artísticas de las cuales, 97 eran de compañías locales, 204, nacionales y 66, internacionales. También ha intervenido en 93 espacios de la ciudad y ha organizado 42 talleres y acciones formativas. 

En este tiempo, Trayectos también ha realizado 63 intervenciones educativas en centros escolares y ha apoyado 32 acciones a través del Programa de Apoyo Coreográfico y ha participado en 67 proyectos de cooperación. Este festival ha incluido a más de 200 colectivos dentro de los Mosaicos y Mapas Coreográficos del Programa de Danza Comunitaria. 

Entre os hitos alcanzados en estos veinte años, cabe mencionar la colaboración del festival con 25 entidades sociales diferentes y la presentación de 21 trabajos de investigación de Laboratorio de Danza y Nuevos Medios.

Fuente: Haiku Comunicación

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