Cultura Sociedad

Sergio Royo (escritor): “El cuento permite que chispazos, reflexiones e ideas, imágenes poderosas, se conviertan en historias”

Sergio Royo
Escritor

Tres años después de tu último libro, ¿cómo ha sido regresar al panorama literario?

Por mi parte, tenía ganas de volver a exponerme y a sentir lo que es ser escritor: el ambiente del Día del libro, el feedback de los lectores y lectoras. Sobre todo, este libro respondía a una necesidad que he querido cubrir. 

Te lo habrán preguntado mucho pero ¿por qué este título?

Partió de una canción de Damien Rice, «Nueve delitos». A partir de ahí, hice una especie de recopilación de crímenes contemporáneos que nos definen: adicciones, falsedad, traiciones emocionales… Sobre todo, esto último se siente, o así lo digo en un cuento, como «Todos los crímenes del mundo».

Este es tu cuarto libro de relatos, eres un autor más que consagrado en este género. ¿Qué es lo que más disfrutas de este género y qué te permite?

Se habla mucho de lo generosos que somos los cuentistas al despachar muchas historias en poco espacio, pero también creo que el género del cuento lo es: permite que chispazos, reflexiones e ideas, imágenes poderosas, se conviertan en historias. Es una especie de metamorfosis: de un momento de lucidez, al papel, con el consiguiente trabajo después. Eso no es tan sencillo en una novela.

¿Cómo está siendo la acogida de ‘Todos los crímenes del mundo’?

De momento estoy satisfecho. Hasta que no se hace balance, y eso implica un año de vida al menos (por mucho que el ritmo de publicación sea desbordante), es complicado saberlo. El feedback lector es bueno y me dicen que se me reconoce como autor, que es algo que busco, pero que sienten o se ve una evolución. Escribir es un aprendizaje y espero ser algo mejor en cada libro.

Una espiga en el corazón… ¿Todos tenemos una?

Creo que sí. De hecho, ese estuvo a punto de ser el título del libro. Todos tenemos una historia mal cerrada, una herida que en ocasiones sangra, una imagen que, al recordarla, nos hace carraspear y sentir un pequeño dolor en el pecho. Esa es la espiga en el corazón que busqué con la metáfora. 

¿Qué tienen el amor y el desamor para que te inspiren tanto?

Si vives con cierta intensidad, hay pocas cosas más mágicas que el amor y más hirientes que el desamor. Es algo inherente a mi forma de sentir y a la de todos: intentar poner palabras a algo que se nos escapa y es más grande que nosotros es muy difícil, pero también mi principal fuente de inspiración literaria. Si me consideraran algo así como «un autor del desamor», no me importaría, me podría llegar a sentir halagado. Es algo realmente humano. 

¿Crees que no sabemos ser felices, que ya no sabemos amar?

No me atrevo a hacer una afirmación tan categórica, pero sí a decir que la forma de amar está en una crisis de identidad que tiene que ver con la nuestra. Al haber perdido ciertas verdades aprendidas y heredadas o al ser el amor algo tan complejo y plural, andamos despistados en la gestión emocional. Y sobre eso no hay créditos que valgan. 

Un tema que encontramos mucho en este volumen de relatos es el papel que juegan las redes sociales en el amor. En este ámbito, ¿las redes facilitan o complican?

Complican. No tengo dudas. No solo el durante, sino el después. Alejarnos de ciertas obsesiones también es más complicado con Instagram. Nos hemos convertido en catálogos de nosotros mismos y hay que bucear mucho para encontrar historias que te creas de verdad entre redes.

También vemos en algún relato mordaz y crítico, cómo podemos llegar a volvernos locos por intentar mostrar una vida irreal en las redes sociales.

Sí, y esa crítica no deja de ser una autocrítica, si se sabe leer. Dejándonos llevar por lo que a veces pensamos o por el ritmo que marca la sociedad que nos esclaviza, podemos caer fácilmente en ser Don Quijotes en busca de Likes.

Otro tema que te interesa mucho es la salud mental…

Por la cuenta que me trae. Alguna vez escribí que, si no tenemos salud mental, para qué queremos de la otra. La mente puede ser la peor prisión si no la dominamos. Hemos de priorizarla sin caer en palabras vacías: me gustaría ser abanderado del autocuidado, creo que aún no lo he conseguido.

Desde que publicaste el libro en abril, has participado en charlas, coloquios, presentaciones… ¿qué te aporta este contacto con el público?

Le da vida a lo que has escrito. Lanzas el libro y se queda en un mar de novedades: hablar de él le da más sentido y te ayuda a saber que tu trabajo llega a la gente. Es un debate que tengo mucho, con los demás y conmigo mismo, para qué escribimos. Sigo buscando la respuesta correcta. 

Recomiéndanos tres lecturas para este verano.

«Todo final es un comienzo», de Dolly Alderton, «Mi año de descanso y relajación», de Ottessa Moshfegh y «Legado», de Agustín Márquez. 

¿Hay algo más que quieras añadir?

Muchas gracias por el espacio y disfruta de lo que queda del verano, aunque mejor que no sea entre crímenes. 

Redacción AEA: LLM

Related Posts

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *