Mamen Horno: «La docencia es la labor más gratificante que conozco»
Mamen Horno Chéliz
Psicolingüista, profesora de Lingüística General en la Universidad de Zaragoza y divulgadora sobre temáticas relacionadas con el lenguaje
Los alumnos de Mamen Horno destacan cómo transmite su pasión por la Lingüística y ella misma explica que “la docencia es la labor más gratificante que conozco”. Pero no solo se dedica a ello: la divulgación y la investigación también son parte de su trabajo. Recientemente ha publicado ‘Un cerebro lleno de palabras’ que le ha llevado a ganar el Premio Archiletras a la Publicación del Año.
¿Podría hablarnos brevemente de su trayectoria profesional?
Mi trayectoria se resume en un viaje de la teoría a la práctica. Comencé mi formación con una licenciatura en Filología Hispánica y una tesis en Lingüística Teórica dirigida por Pepe Val. Unos años después, siendo Profesora Titular de Universidad, me licencié en Psicología con la especialidad de clínica. Desde entonces, he trabajado en el laboratorio de Psicolingüística junto al profesor Igoa, de la UAM. Todos nuestros experimentos analizan el procesamiento del lenguaje en sujetos típicos. En los últimos años, mi investigación ha girado hacia la Lingüística Clínica. En especial, me interesan los problemas de anomia en pacientes postictus y las diferencias en la conceptualización y el procesamiento del lenguaje en el autismo.
Acaba de recibir el Premio Archiletras a la Publicación del Año por ‘Un cerebro lleno de palabras’. ¿Qué ha supuesto para usted este reconocimiento?
Todo lo relacionado con la publicación de este libro ha sido una sorpresa y un regalo. El público ha sido muy generoso conmigo y no deja de darme alegrías. En concreto, el Premio Archiletras ha sido una sorpresa especialmente ilusionante por la relación que tengo con este proyecto editorial y por la admiración que siento por su equipo. Me emocionó mucho que me consideraran la mejor publicación del año.
¿Qué la llevó a escribir este libro y cuál era su objetivo principal al hacerlo?
Me senté a redactar Un cerebro lleno de palabras para agradecer a la sociedad el privilegio de haber podido investigar en el laboratorio de Psicolingüística desde la universidad pública. Estaba en un momento de transición en mi carrera investigadora y entendí que necesitaba cerrar una etapa. Y lo hice de la mejor forma que sé: divulgando. Es un género que me resulta cómodo y parece que no se me da mal.
¿Qué vamos a encontrar en el libro y a quién se lo recomendaría?
El libro describe cómo se almacenan las palabras en el cerebro, cómo las aprendemos y cómo las perdemos en ocasiones, por enfermedad u otros accidentes de la vida. También se trata el modo en el que las palabras afectan a cómo pensamos y cómo nos sentimos. En general, dirigido a cualquier persona interesada en el lenguaje y en su efecto en los seres humanos. No se necesitan conocimientos previos y se han añadido pequeños cuadros de curiosidades y consejos para la vida cotidiana.
¿Cómo se organizan las palabras en nuestra mente?
Si algo hemos aprendido estos años es que palabras se organizan en la mente formando una red. Esto significa que tras procesar una palabra te llegan a la conciencia otras muchas con las que está relacionada bien por su significado, por nuestro conocimiento del mundo o por cómo suena. Este descubrimiento es muy importante, tanto para entender nuestro propio pensamiento, como para su aplicación al aula de lenguas.
Por otra parte, las palabras que elegimos tienen una influencia directa en las emociones que sentimos y esto afecta tanto a nuestro pensamiento como a nuestras relaciones.
¿Cómo moldea el lenguaje nuestra forma de pensar y de relacionarnos con los demás?
Las lenguas que hablamos afectan a nuestro pensamiento fundamentalmente a través de la atención, pues nos incitan a fijarnos en unos aspectos o en otros de la realidad. Por otra parte, las palabras que elegimos tienen una influencia directa en las emociones que sentimos y esto afecta tanto a nuestro pensamiento como a nuestras relaciones.
¿Cómo describiría la relación entre el lenguaje y el cerebro? ¿Es el lenguaje una simple herramienta o algo más intrínseco a nuestra identidad?
Ignacio Bosque, en un reciente artículo en la revista Archiletras, ha sido muy claro en este sentido y solo me queda parafrasear sus palabras. Una bicicleta o un tenedor son herramientas que usamos para realizar acciones. El lenguaje no es comparable a algo tan externo al ser humano. Nuestro cerebro es lingüístico y, si no lo fuera, la historia de nuestra especie habría sido distinta.
¿Qué implicaciones tiene la pérdida del lenguaje para nuestra identidad y nuestra capacidad de interactuar con el mundo?
La pérdida completa del lenguaje es una tragedia que, por fortuna, no sucede demasiado a menudo. Pero una pérdida parcial, mucho más frecuente, conlleva siempre grandes consecuencias: una dificultad en la pronunciación de los sonidos te puede aislar y afectar a la autoestima; una dificultad para expresar gramaticalmente tu pensamiento puede afectar a la imagen que los demás tienen de ti; tener problemas para comprender lo que te dicen es un reto tremendo para la autonomía de las personas. Creo que es muy importante estudiar a fondo todas estas consecuencias para la salud mental. Por cierto, actualmente tenemos un proyecto de investigación preparado, en espera de financiación.
¿Cómo se relacionan el lenguaje y las emociones? ¿Podemos manipular las emociones a través del lenguaje?
No me gusta mucho el término manipulación. Prefiero decir que a través de las palabras que usamos podemos controlar las emociones que sentimos. Las últimas investigaciones sobre las emociones las comprenden como una construcción a partir del contexto. Y en esa construcción de lo que sentimos, el lenguaje aparece como un elemento esencial.
¿Cómo está transformando la inteligencia artificial el estudio del lenguaje? ¿Qué desafíos y oportunidades plantea?
La IA es una herramienta que nos permite analizar una gran cantidad de datos y descubrir patrones de un modo más eficiente. Por tanto, es una buena aliada para cualquier tipo de investigación cuantitativa. El error está en creer que es un buen modelo para entender un cerebro biológico. Aunque superficialmente su interacción lingüística sea similar a la humana, utilizarlo para entender nuestra especie es llevar la analogía excesivamente lejos.
¿Qué la motivó a dedicarse a la divulgación?
Comencé a divulgar porque mis maestros y mis compañeros me hicieron entender que es nuestra obligación con la sociedad. Los miembros del grupo de investigación Psylex organizamos un seminario denominado Zaragoza Lingüística desde hace ya 15 años. A partir de ahí, he probado múltiples formatos de divulgación: artículos en revistas, secciones fijas en la radio, monólogos científicos con los RISArchers, un hashtag en redes sociales (#twitterparaLingüistas) y, recientemente, el libro que antes mencionábamos. En todos los formatos me he encontrado con una respuesta maravillosa por parte del público. Divulgar me hace feliz.
¿Cuáles son los mayores desafíos que enfrenta la divulgación lingüística en la actualidad?
Los mismos que en cualquier otra ciencia: ser rigurosos a pesar de la inmediatez, no caer en la banalización y sin embargo ser interesantes y atractivos para el público. La divulgación se debe hacer siempre desde el conocimiento, porque si no se convierte en otra cosa.
¿Qué aspectos de la docencia en lingüística considera más desafiantes y cuáles más gratificantes?
La docencia es la labor más gratificante que conozco. No hay nada comparable a tener un grupo con el que te encuentras semanalmente para introducirlo en la Lingüística y crecer con él. Lo más desafiante, desde mi experiencia, es no perder la emoción de ese encuentro, a pesar de la carga de trabajo y de la burocracia con la que nos tienen entretenidos.
¿Hay algo que quiera añadir?
Solo daros las gracias por mantener vivo el fuego de este interés inesperado y maravilloso que últimamente suscita el lenguaje y la Lingüística. Ojalá no se apague nunca.
Redacción AEA / LLM