Para que las pymes puedan consolidarse y crecer, el talento debe ser un pilar estratégico, no un recurso prescindible. Este mes hemos sido protagonistas de la cuarta edición de los premios Talento Empleo. A través de estos premios, pretendemos reconocer el esfuerzo y el compromiso que se hace desde las empresas, entidades e instituciones en materia de creación de empleo en Aragón y contribuir en la formación del talento.
La formación, la retención y la motivación de los empleados deben verse como una inversión esencial, incluso en tiempos de incertidumbre económica. La tecnología y la automatización pueden ser aliados poderosos, pero no deben sustituir la necesidad de construir un ambiente de trabajo humano
En la actualidad, las pequeñas y medianas se enfrentan a un reto monumental: encontrar y retener talento capaz de adaptarse, reinventarse y contribuir al crecimiento organizacional. En un mundo que se mueve a gran velocidad, las habilidades técnicas ya no son suficientes; se busca inteligencia emocional, orientación a resultados y, sobre todo, la capacidad de trabajar en equipo.
Retener talento es un reto no resuelto
Reemplazar a un trabajador es costoso y afecta la continuidad del negocio.
Oportunidades de crecimiento, un buen ambiente laboral y beneficios competitivos son elementos mencionados como soluciones para mantener a los empleados satisfechos. Pero la realidad es que, en un entorno donde las grandes empresas pueden ofrecer salarios más altos y mayores beneficios, las pymes deben encontrar maneras más creativas y auténticas para fidelizar a su equipo.
La clave podría residir en un liderazgo cercano y empático, capaz de generar un sentido de pertenencia. No se trata solo de ofrecer un plan de carrera o bonos de productividad, sino de entender las necesidades de cada empleado, de reconocer su esfuerzo y de construir un proyecto empresarial en el que se sientan parte esencial. Las pymes que logran esto, encuentran en sus trabajadores a sus mejores embajadores.
Productividad versus bienestar: una delgada línea
Se insiste mucho en la necesidad de aumentar la productividad a través de la tecnología y la automatización, y es cierto que estas herramientas pueden liberar tiempo para que los empleados se centren en tareas de mayor valor. Sin embargo, en este afán por optimizar procesos, las pymes pueden caer en el error de sobrecargar a sus trabajadores. Diseñar flujos de trabajo claros y eficientes es importante, pero también lo es garantizar un espacio donde los empleados se sientan valorados y escuchados.
En los foros de cercanía venimos contando desde ZEPYME la necesidad de dar valor a la una “cultura de innovación”, donde las ideas y sugerencias de los empleados se valoren. Pero ¿cuántas pymes realmente logran construir un espacio donde la innovación no solo sea una palabra de moda, sino una práctica cotidiana? Sin un verdadero compromiso de escuchar y aplicar las ideas de su personal, la “cultura de innovación” se convierte en un lema vacío, incapaz de motivar a los empleados a comprometerse con el proyecto empresarial.
Las pymes tienen la oportunidad de ser mucho más que meros generadores de empleo; pueden ser un espacio donde las personas desarrollen su potencial, se sientan valoradas y encuentren un propósito. Pero para lograrlo, se necesita una mirada más allá de los números y las métricas de productividad, una mirada que coloque a las personas en el centro de la estrategia empresarial. En este camino, las pymes encontrarán no solo la clave para su éxito, sino también la oportunidad de construir un futuro más justo y sostenible para empleados y empleadores.
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