Espacio de diseño
Ana Bendicho y Wenceslao Sanahuja
Directora Creativa de Estudio Novo y Diseñador Industrial
www.estudionovo.es
El hecho de que estamos en un mundo cámbiate, no es nuevo para nadie. Últimamente parece que solo se habla de la Inteligencia Artificial, y como no podía ser de otra manera al mundo del diseño le afecta directamente.
No es la primera vez que alguien sugiere que algo está diseñado con una aplicación de IA, sin la participación de un diseñador. Esto nos lleva a reflexionar sobre las capacidades creativas de un diseñador y de si estas pudieran llegarse a sustituir; por ello es importante tener claro cuál es el papel y la forma de trabajar de un diseñador, y donde están los inicios de esta profesión para poder comprender y conectar con las circunstancias actuales.
Siempre que pensamos en el origen del diseño, suele salir a relucir la Bauhaus y todo lo que supuso sus enseñanzas y forma de ver el mundo. Sin embargo, quizá deberíamos ver el origen del diseño como algo más esencial, y directamente relacionado con los artesanos y como una actividad con valores de oficio. La evolución del mundo industrial de algún modo fue relegando la fabricación artesana a un segundo plano en beneficio de una producción masiva. Es en este momento cuando la figura del diseñador va tomando forma, aunque en sus inicios no fuera de un modo consciente.
Si salimos de la concepción actual que tenemos del artesano, la actividad de estos ha estado siempre relacionada con la realización de objetos que se han estado usando para las actividades diarias, desde piezas cotidianas cerámica, muebles, elementos de forja, textiles, etc. Pero con la particularidad de que cada uno imprimía su estilo en las piezas que creaba, dotándolos de una estética, y es aquí donde podemos encontrar la conexión entre artesano y diseñador, donde se une estética, funcionalidad y también el valor simbólico de los objetos.
El artesano creaba sus piezas, sin un proceso o criterio ordenado, fundamentalmente basadas en su experiencia y en el conocimiento de las técnicas de transformación de los materiales que usaba. Por el contrario, el diseñador trabaja bajo un proceso concreto para conseguir su objetivo, pero a nivel general también podemos decir que sus creaciones también son los productos y objetos cotidianos que usamos diariamente.
Volviendo al artesano, en muchos casos realizaba sus creaciones por encargo, lo que implicaba realizar un objeto bajo unas premisas que le habían marcado, exactamente igual que el diseñador no hace las cosas a su antojo, sino que se basa en las especificaciones que le han indicado para la realización de un nuevo diseño.
Sí que existe un punto de desconexión entre estas dos figuras, por un lado el artesano solía estar centrado en un sector concreto, fundamentalmente marcado por el material y las técnicas asociadas; así el alfarero trabaja con el barro, el carpintero con la madera, o un orfebre con metales. Sin embargo el diseñador está capacitado para poder plantear diseños realizados con materiales y tecnología diferentes, fruto de la demanda del sector industrial al que se suele dirigir.
Otro punto de diferencia radica en que el artesano creaba y fabricaba sus propias creaciones y el diseñador se centra en crear, siendo la industria la encargada de producir.
Pero en esencia podríamos decir que el diseñador es la evolución natural de la artesanía. Los oficios artesanos eran los encargados de dotar de productos para el desempeño diario y actualmente el diseño está involucrado en cualquier aspecto de nuestra rutina diaria.