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Javier Macipe: “La esencia del cine es documental”

Javier Macipe

Director de cine ganador de un Goya por “La estrella azul”

El cine y la música se entrelazan en la trayectoria de este director, cuya pasión por el arte nació en su propia casa. Inspirado por figuras como Buñuel o Tarkovski, y marcado por la música de Mauricio Aznar, ha desarrollado un estilo que combina ficción y documental con una mirada auténtica y libre. «La estrella azul», su película más reciente, es un homenaje a la vocación y a la huella imborrable del artista zaragozano. Tras el éxito y el reconocimiento en los Goya, el cineasta ya mira hacia nuevos horizontes, explorando historias que desafían los límites del cine convencional.

¿Cuándo y cómo decidiste que querías dedicarte al cine? ¿Hubo alguna película o experiencia en particular que te marcase? 

En mi casa siempre hubo mucha afición por el arte. Mi padre era pintor y tocaba la guitarra, mi hermano es artista plástico…Yo toco la guitarra desde muy niño. De adolescente empecé a hacer algunos cortometrajes con mi cámara doméstica, y cada vez sentí más la llamada del arte y del cine en general. El chispazo ocurrió precisamente un día escuchando una canción de Mauricio Aznar, “Apuesta por el rock and roll” que habla de la apuesta por la vocación. 

¿Cuáles han sido tus principales referentes en el cine y cómo han influido en tu manera de contar historias? 

Buñuel, Fellini, Herzog, Tarkovski, Kiarostami, Bresson, David Lynch, Kieslowski. Me gustan mucho sus películas, pero también porque su ejemplo vital y su manera de entender el cine y la vida me resulta muy inspirador. 

¿Cómo concibes la relación entre cine y música en su trabajo?

Es un poco paradójico porque la Estrella azul es una película con mucha música, pero en general tiendo a ser muy sobrio en la banda sonora de mis obras. Si te fijas, en “La estrella azul”, el 99% de la música que suena es música diegética, es decir, música que suena dentro de la ficción, no música añadida. Seguramente la próxima película que haga apenas tenga música, me parece como una manera fácil de forzar emociones un poco artificial. 

Ya desde tus primeras producciones, has desarrollado un estilo que combina ficción y elementos documentales. ¿Qué te atrae de esta mezcla y cómo la aplicas en tus proyectos?

La esencial de cine es documental. El cine no nace para representar, ese es el arte del teatro, las primeras películas de cine nos muestran cosas que la gente nunca había visto, por ejemplo, cómo era un esquimal, cómo era la salida de los obreros de una fábrica…luego la ficción fue comiendo el terreno, pero las mejores películas creo que son las que tienden a presentarnos cosas verdaderas, reales… Ahora bien, el documental puro no existe, siempre hay un pequeño grado de representación, de estilización…y tampoco existe la ficción pura. Por eso me muevo libremente sin hacer mucho caso a las categorías. 

¿Por qué decidiste contar la historia de Mauricio Aznar? ¿Cómo surgió la idea de hacer “La estrella azul”

Pedí a la madre de Mauricio permiso para poner una canción de este en un corto. Le gustó mucho el corto y me hizo ella la propuesta. 

¿Qué has aprendido de Mauricio Aznar a través de esta película?

Más que haber aprendido, hay muchas cualidades de Mauricio que admiro y me gustaría aprender. Mauricio era una persona muy centrada en el presente, una persona capaz de cancelar las citas de su agenda para ver atardecer, o pasar toda la tarde conversando con una persona que quizá acababa de conocer fortuitamente. Esa fluidez me gustaría mucho aprenderla. También he aprendido la importancia de los gestos generosos y valientes, todo lo que yo estoy viviendo gracias a “La estrella azul” forma parte de las consecuencias de aquellos gestos que a Mauricio le supusieron un coste material alto, pero que han tenido maravillosas consecuencias espirituales.

¿Cómo fue el proceso de documentación para la película? ¿Qué fue lo que más te sorprendió al profundizar en la vida de Mauricio? 

Entrevisté a muchísimas personas de su entorno, unas 50 personas. Después repetí su viaje por Argentina en varias ocasiones. Leí los libros que el leyó, escuché la música que a él le gustaba… Me impresionó sobre todo la huella que había dejado en toda la gente que lo conoció, tenía una presencia verdaderamente magnética. 

¿Cómo fue tu relación con la madre de Mauricio, su familia y con su mejor amigo Gabriel Sopeña durante el proceso de la película y después del estreno? 

Todos me ayudaron siempre, sin imponer nada, con total respeto y confianza en mi trabajo. Me han hecho el mejor regalo de mi vida ofreciéndome la posibilidad de contar esta historia y ayudándome tanto. 

¿Qué crees que queda hoy del legado de Mauricio Aznar en la música y la cultura? 

Pues muchísimo, son muchos los artistas españoles que después de Mauricio miraron hacia Argentina, y en muchos casos hay un vínculo directo. El propio Bunbury ha cantado chacareras, estoy convencido de que Mauricio fue uno de los que le abrió el camino. Con Jairo Zavala (Depedro) hablamos mucho de esto y coincide conmigo. Y ahora gracias a que Mauricio hizo lo que hizo, nosotros hicimos “La estrella azul” y muchos cientos de miles de personas se están interesando por esa riqueza. 

¿Crees que “La estrella azul” ha ayudado a poner a Mauricio y su legado en el lugar que le corresponde?

Sin duda. 

La pandemia afectó a muchas producciones, incluida esta. ¿Cómo impactó el COVID en el rodaje y cómo lograsteis superarlo? 

El COVID nos obligó a parar al tercer día de rodaje. Perdimos mucho dinero, tuvimos que estar parados tres años, reestructurar el guion, reestructurar el equipo, y aun así la producción estuvo a punto de pararse definitivamente. Diría que el elemento que realmente la salvó fue la pasión aragonesa, nuestros amigos y los de Mauricio, ofrecieron un trabajo y un amor imposible de pagar, que es el que mantuvo a flote la película. 

¿Qué otros retos surgieron en el rodaje?

Para mí lo más complicado fue hacer una película que pretende ser especial en su narrativa, en un entorno bastante industrial, con productoras muy establecidas en una manera más “convencional” de hacer cine. Si tú haces una película con los mismos medios, mecanismos, sistemas que la mayor parte de películas no vas a hacer una película original. Eso hizo peligrar el alma de la película, la frescura, la vitalidad, el realismo, las partes arriesgadas. Supuso mucha tensión personal para mí y para los miembros del equipo más comprometidos. 

¿Cómo fue la experiencia de rodar en Argentina y trabajar con actores y músicos locales?

Los actores y músicos locales fueron una bendición. Solo tenían a veces algún problema para recordar el texto, pero estaban entregados, siempre dispuestos y tenían muchísimo carisma. Lo complicado en Argentina fue lidiar con burocracias de rodaje muy absurdas que dificultaban las cosas sin beneficiar a nadie. 

En estos meses de tantos reconocimientos, ¿qué es lo que más has disfrutado?

Algunos coloquios y pequeños conciertos que hemos ido dando con Pepe Lorente por pueblos, donde pudimos comprobar que la película emocionaba de una manera muy trasversal, desde ancianos a jóvenes, gente cinéfila, nada cinéfila, y donde tenemos la oportunidad de cantar, compartir directamente con el público. 

¿Qué ha supuesto para ti y para la película recibir el Goya? ¿Cómo viviste ese momento?

Una gran satisfacción, sobre todo porque le da un empuje extra a la película y mucha gente se acerca a verla. 

¿Qué te han transmitido los espectadores sobre la película? ¿Hay algún comentario o experiencia te haya emocionado especialmente?

Hay gente que la película no solo le gusta, sino que le marca. Por ejemplo, una chica de Asturias me dijo que había empezado a tocar la guitarra después de ver la película y que ahora la guitarra “era su mundo”. Testimonios como ese he recibido muchos, algunos incluso en forma de cartas enviadas a la productora, cosa que ya no suele ocurrir. 


La película fue una de las tres preseleccionadas para representar a España en los Óscar. ¿Cómo recibiste esta noticia y qué impacto tuvo en la promoción de la película?

La noticia me pilló en Uruguay, me alegró muchísimo. Aunque finalmente no fuimos los elegidos, creo que esto ayudó mucho a que la película fuera tratada con mucho cariño en los Goya, y de nuevo, a que mucha gente se interesara por verla. Luego sabiendo lo que cuesta hacer promoción para los Oscar, casi me alegré de no haber sido los seleccionados. 

Tras el éxito de La estrella azul, ¿qué nuevos proyectos tienes en mente? 

Estoy empezando a investigar sobre un proyecto que es cercano a la ciencia ficción, pero sobre un tema real increíble. 

¿Seguirás explorando la relación entre cine y música? 

No necesariamente. La música siempre estará en mi vida, pero no necesariamente vinculada al cine. 

Como cineasta galardonado y reconocido, ¿cómo ves el panorama actual del cine español y qué crees que se necesita para seguir impulsando su crecimiento y reconocimiento internacional?

Muchas de las películas más taquilleras en España no tienen apenas ningún recorrido internacional, (exceptuando Almodóvar, Bayona…) me refiero sobre todo a las sagas de comedias familiares, a las terceras partes de películas de éxito. Si lo que queremos es hacer un cine de calidad y repercusión internacional, como hacen mucho mejor los italianos, o los franceses, o los nórdicos en general… habría que apostar fuerte por la mirada autoral de los directores que consiguen hacer obras artísticas de calidad y además conectar con el público. Eso significa que las plataformas, las televisiones, las distribuidoras potentes…arriesguen un poco en vez de ir a repetir fórmulas. El camino contrario, el de intentar repetir la fórmula, solo empobrece y hace un cine cada vez menos universal, que se olvidará, pasará de moda, y no habrá dejado nada a nuestra cultura.

Te preguntábamos por el panorama del cine español, pero ¿cómo es el momento que está viviendo Aragón en el cine? ¿Dirías que estamos en el mapa nacional?

Este año se ha dado el hecho insólito de que tres películas dirigidas por aragoneses acumularan 21 nominaciones en total. Esto es a priori una gran noticia para el “Cine aragonés”, pero pongo entre comillas eso de “cine aragonés”, porque estas tres películas tienen esquemas de producción muy diferentes cada una de ellas, en algunos casos sin participación de ninguna productora aragonesa, o sin haber rodado en territorio aragonés, o con muy poco elenco aragonés… Es importante señalar que tanto Paula [Ortiz] como Pilar [Palomero] han luchado siempre para poder seguir rodando en Aragón, pero las dinámicas de las ayudas de la comunidad, en comparación con las de otras comunidades vecinas, hasta ahora lo ponían bastante complicado. Parece que se está tomando conciencia ahora de la necesidad de apostar por el cine, y de copiar los modelos de las comunidades que llevan muchos años generando verdadera industria. Ojalá todas las nominaciones y los Goya que se han ganado este año nos ayuden a crearnos y a apostar fuerte.

¿Es complicado acceder a financiación para realizar cine?

Este es un tema que daría para mucho. Todo depende del tipo de película que quieras hacer. Por ejemplo, es complicado financiar una película con riesgo artístico y sin caras conocidas, aunque por suerte hay vías y si el proyecto tiene una base sólida, y sentido, hay ayudas para conseguirlo, pero supondrá mucho trabajo y plazos bastante largos acceder a ellas. Luego está la liga de las películas grandes o muy grandes que dependen de la financiación de plataformas o televisiones privadas, donde los esquemas de financiación son diferentes, y creo que termina resultando hasta más sencillo encontrar financiación para este tipo de películas si una de estas televisiones o plataformas se interesa por ellas. A parte está el tema de la desgravación fiscal para empresas que invierten en cine, esta es una vía que sirve para todas las películas y casi todas ya se acogen a ella, sobre todo en territorios que tienen mayores ventajas como País Vasco, Canarias…

Y para finalizar, queríamos pedirte que nos recomendases tres películas aragonesas, tres libros y tres grupos. 

Diré películas dirigidas por aragoneses: “La caza” de Saura; “Furtivos”, de Borau y “El discreto encanto de la burguesía”, de Buñuel. Libros recomendaré: “Mauricio y Almagato”, de Jaime González; “Big Bang” de José Luis Esteban, y “Mi último suspiro” de Buñuel. Respecto a los grupos: El hombre lento, El galgo rebelde y los Gandules. Obviamente también Más Birras, Almagato, Gabriel Sopeña…

Redacción AEA / L L M

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