Cultura Entrevistas Especial 23 de abril Sociedad

Patricia de Blas: “En ‘Cara de madre’ hablo de la presión social en torno a la maternidad y el negocio de las clínicas de fertilidad”

Laura Latorre Molins

Periodista

Patricia de Blas
Escritora

Desde pequeña, la necesidad de imaginar finales alternativos a las historias marcó su camino como narradora. Aunque el periodismo llegó después, ha sido su pasión por la literatura la que la ha llevado de una editorial local a publicar con un grupo como Planeta. Con ‘Cara de madre’, su segunda novela, sigue explorando dilemas éticos que invitan a la reflexión.

Eres periodista de profesión. ¿Qué vino antes, la pasión por la narrativa de ficción o por el periodismo?

Creo que inventaba historias mucho antes de imaginarme como periodista. De pequeña solía escribir cuentos basados en libros que me habían leído o incluso en capítulos de series de televisión, porque necesitaba darles un final diferente o descubrir cómo continuaba la vida de esos personajes. Del periodismo, en realidad, no llegué a enamorarme hasta que entré en la universidad y después, sobre todo, cuando escribí reportajes desde Nepal y Palestina.

Comenzaste con Rasmia, ¿qué recuerdos guardas de esa primera novela con una editorial tan conocida en Aragón?

Enviarle a Rasmia el manuscrito de ‘Sostika’ fue una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida. No solo conseguí que mi novela se convirtiera en un libro precioso, sino que además encontré en Javier y Pedro, los editores, dos grandes amigos. Con ‘Sostika’ he acumulado muchos recuerdos emocionantes; por ejemplo, cuando me encontré por videoconferencia con una veintena de mujeres de distintos países latinoamericanos que se reunieron en Boston para comentarla. También me encanta cuando un lector me dice que gracias a ‘Sostika’ ha recuperado la ilusión por la lectura o cuando alguien que conoce Nepal me cuenta que el libro le ha trasladado allí de nuevo.

Ahora acabas de publicar tu segunda novela, ‘Cara de madre’, que ha supuesto un gran salto, ya que llega de la mano de un grupo editorial como Planeta. ¿Cómo ha sido esa transición y qué ha cambiado en tu manera de trabajar?

Los editores de Rasmia fueron los primeros que me animaron a probar suerte con un sello más grande, con más recursos para distribuir y promocionar la novela. 

La principal diferencia es que, mientras en una editorial pequeña hay una o dos personas encargándose de todo, en Lunwerg cuentan con editora, corrector de estilo, ortotipográfico, maquetador, responsables de prensa, de redes sociales, etc. 

Aun así, creo que mi implicación como autora, más allá del lanzamiento, sigue siendo determinante.

Publicar con una editorial tan grande implica mayor visibilidad, pero también nuevas exigencias. ¿Has sentido presión en este proceso o te has sentido libre para seguir tu voz narrativa?

Mi editora, Aranzazu Sumalla, me dejó claro desde el principio que sus sugerencias eran solo eso: sugerencias. Yo confié en su criterio y apliqué los cambios que me propuso, los cuales sin duda han mejorado el texto. La presión empiezo a sentirla ahora, cuando la novela llega a los lectores.

Uno de los aspectos más interesantes de tu obra, tanto de esta novela como de ‘Sostika’, es que planteas diversos dilemas morales. ¿Cómo eliges los conflictos éticos que exploras en tus historias?

En el caso de ‘Sostika’, fueron dilemas que yo misma había experimentado durante los meses que viví en Nepal. Quería abrir el debate sobre la responsabilidad del viajero occidental, los riesgos de una solidaridad mal entendida… y dejar que cada lector sacara sus propias conclusiones.

En ‘Cara de madre’ hablo, entre otros temas, de la presión social en torno a la maternidad y el negocio de las clínicas de fertilidad, con procedimientos como la fecundación in vitro o la gestación subrogada. Me interesan porque están llenos de matices y contradicciones.

¿Crees que hacen falta historias que aborden la maternidad desde miradas más alejadas de la más tradicional e idílica?

Sin duda, ahora tenemos la oportunidad de compensar siglos de literatura en los que apenas se salía de esa visión canónica. Celebro que existan libros que exploran la duda, el miedo, el fracaso, el arrepentimiento o la soledad, como ‘La historia de los vertebrados’, de Mar García Puig; ‘Las madres no’, de Katixa Aguirre; ‘Los seres queridos’, de Berta Dávila o el relato ‘True milk’, de Aixa de la Cruz.

Tu estilo narrativo tiene una gran capacidad para atrapar al lector. ¿Cuál es tu método para mantener la tensión y el interés a lo largo de la historia?

Procuro escribir capítulos breves, crear personajes por los que el lector pueda sentir verdadero interés y dosificar la información de tal forma que siempre haya preguntas en el aire. ‘Sostika’ narra la búsqueda de una niña por Nepal, con elementos de las novelas de aventuras e incluso de misterio: hay escenas de suspense, secretos oscuros y una serie de pistas para resolver el enigma. ‘Cara de madre’ está lejos de ser un thriller, pero se plantea como una cuenta atrás en la vida de tres mujeres hacia el momento en el que confluyen.

¿Qué autoras o autores han influido en tu manera de abordar los conflictos humanos en la literatura?

Me influyen especialmente los autores que me obligan a cuestionarme mis propias creencias o conocimientos previos, como Martín Caparrós y Ryszard Kapuściński, y aquellos que hablan de temas universales con una mirada y una voz singulares que a veces intento imitar. 

Cada vez que leo a Rosa Montero o a Luis Landero, por ejemplo, me entran ganas de narrar igual que ellos. De hecho, creo que la envidia (sana) es un motor esencial en mi escritura.

¿Qué significa para ti el Día del Libro? ¿Vas a estar firmando en Zaragoza?

Es mi día favorito del año; ya lo era cuando solo asistía como lectora y habiendo publicado lo disfruto aún más. Me da la oportunidad de charlar con lectores, relacionarme con otros autores y descubrir sus obras. Este año, firmaré ejemplares de ‘Cara de madre’ en el stand de Cálamo, por la mañana, y en los de Antígona y Librería Cuéllar, por la tarde. Me muero de ganas.

¿Nos recomendarías alguna lectura de autores aragoneses para leer este 23 de abril?

A mí me fascinaron ‘Ordesa’, de Manuel Vilas; ‘Las madres negras’, de Patricia Esteban Erlés, y ‘Amado Monstruo’, de Javier Tomeo. También recomiendo a los lectores explorar el catálogo de editoriales aragonesas que crean verdaderas joyas, como Jekyll&Jill, Xordica, Contraseña, Pregunta, Zsa Zsa Zsú y, por supuesto, Rasmia.

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