Ana López y Dolores Sobrino (ASAPME): «Quien desea quitarse la vida no desea morir, desea no sufrir»
Dolores Sobrino Calvo y Ana López Trenco
Responsable de Intervención psicosocial y Gerente de la Asociación Aragonesa Pro Salud Mental (ASAPME)
Desde ASAPME destacan que el suicidio es un problema de salud pública de primera magnitud y las cifran lo avalan. Pero ¿se habla lo suficiente de él? ¿Se invierte lo suficiente en prevención? ¿Qué lleva a una persona a querer suicidarse? ¿Cómo podemos ayudar a alguien que pueda estar pensando en quitarse la vida? La gerente y la responsable de Intervención psicosocial de Asapme nos responden a estas y otras cuestiones.
Las muertes por suicidio han crecido un 3,7% en España según las últimas cifras del INE. ¿Se habla lo suficiente de suicidio en España?
ALT: El suicidio es un problema de salud pública de primera magnitud. Sin embargo, hace relativamente poco tiempo que se habla de ello de forma abierta. Y sabemos que obviar un problema contribuye a que no se adopten soluciones para paliarlo. Por ello, debe hablarse más, pero hay que saber cómo hacerlo.
En nuestro país se suicidan 10 personas al día y, de hecho, es la primera causa de muerte no natural en España. ¿Somos conscientes de la gravedad de este asunto?
ALT: En el ámbito profesional y desde los colectivos de personas afectadas hemos estado alertando sobre la dimensión del problema y se ha ejercido presión para que las administraciones públicas se sensibilizaran de la necesidad de aportar medidas preventivas. Aun así, no es suficiente, ya que las cifras de tentativas y de consumaciones van en aumento.
El hecho de silenciar este tema en los medios de comunicación, ¿sirve realmente para evitar un efecto Werther o de contagio? ¿Se debería hablar más de él para buscar el conocido como efecto Papageno?
ALT: Ante ambos fenómenos juega un papel fundamental la información que se proporciona y la forma de abordarla. Recientemente se ha hecho viral en las redes sociales la magnífica actuación de un bombero para disuadir de sus intenciones a una persona con un serio riesgo de precipitación.
Su conducta es un ejemplo de escucha, empatía, respeto…. Ha mostrado que en las situaciones límites de la vida puede haber una salida de emergencia, y que el camino hacia ella nos viene indicado por la comprensión de los otros. La información debe proporcionar esperanza en lugar de mayor frustración.
Las consecuencias de la Covid-19 sobre la salud mental representan la base del iceberg de esta pandemia. Por ello, hay que proporcionar una mayor y mejor atención
En ASAPME, ¿atienden a personas que hayan pensado en quitarse la vida? ¿Cómo les ayudan?
LSC: Si, el sufrimiento que genera la enfermedad mental es una de las causas de conductas suicidas.
En primer lugar, evaluamos el grado de riesgo que presenta y en virtud de esa variable se estructura la intervención; la forma de ayuda está determinada también por otros factores: los estrictamente personales relacionados con la forma de ser del paciente, la situación por la que atraviesa, su estado psicopatológico, el hecho de que existan o no intentos previos etc.
Existe un protocolo de intervención ante la ideación suicida, pero se puede resumir en: evaluar, ayudar a tomar conciencia, respetar, no enjuiciar, y si la situación presenta riesgo elevado compartir la información.
¿Cuáles son los motivos que suelen llevar a la gente a esta situación?
A.L.T: El sufrimiento extremo, sea emocional, físico o existencial. No depende de hechos concretos, sino de cómo ellos nos hacen sentir.
¿A qué se debe que se suiciden más hombres que mujeres? (Según el INE, en 2019, de 3.671 personas fallecidas por esta causa, 2.771 eran hombres y 900, mujeres).
- S. C: No existe una explicación clara de las razones, máxime cuando las mujeres padecen más depresión (principal causa de suicidio) que los hombres, sin embargo, cobra fuerza la hipótesis de que el sexo femenino es más proclive a solicitar ayuda y compartir sus problemas que el sexo masculino, y su red de apoyo suele ser más amplia.
¿Se invierte lo suficiente en prevención desde las instituciones públicas? ¿Qué mensaje mandaría a los poderes públicos?
A.L.T: Evidentemente, no. Afortunadamente, en nuestra Comunidad ya contamos con una buena Estrategia de prevención del suicidio, a cuyo frente se encuentra la Dra. Isabel Irigoyen. A los responsables políticos les pedimos que la doten de los recursos económicos necesarios para que se pueda aplicar.
Todos debemos ser conscientes de que aquello que no se visualiza no existe y si no existe no se aborda
Últimamente y a raíz de la pandemia se empieza a hablar más de salud mental. ¿Cree que quizá esto se traduzca en medidas públicas concretas?
A.L.T: Las consecuencias de la Covid-19 sobre la salud mental representan la base del iceberg de esta pandemia. Por ello, hay que proporcionar una mayor y mejor atención, además hacen falta medidas educativas, de promoción de la salud y de lucha contra los riesgos de exclusión social, que son generadores de malestar emocional, pobreza económica, aislamiento social y desesperanza.
¿Desde Asapme notan que haya una mayor preocupación social por la salud mental?
A.L.T. Se ha abierto la Caja de Pandora. Todos somos vulnerables ante el sufrimiento mental, y el coronavirus lo ha puesto de manifiesto, ya que muchas personas a las que se les otorgaba una capacidad de afrontamiento o resiliencia han expresado públicamente cómo han sido vencidos por el dolor emocional. Esa humanización ha contribuido a desmitificar las enfermedades mentales, a reducir su estigma y a normalizar la solicitud de ayuda.
El 10 de septiembre se celebra el Día Internacional de prevención del suicidio, ¿qué le gustaría poner de relieve en esta fecha?
D. S. C: Lo más importante, y a la vez más urgente, es la sensibilización y la toma de conciencia de todos los agentes sociales sobre su significado, el reconocimiento de la gravedad de este problema de salud pública que origina tantas víctimas y al que se ha dedicado tan pocos recursos tanto de difusión como de atención. Todos debemos ser conscientes de que aquello que no se visualiza no existe y si no existe no se aborda.
Las ideas de suicidio no suelen aparecer de forma abrupta, lo más frecuente es que aparezcan en el contexto de un problema psicopatológico o a consecuencia de un factor ambiental que el individuo interpreta como grave
¿Cómo podemos detectar que alguien de nuestro entorno está pensando en suicidarse? ¿A qué señales debemos prestar atención?
L.S.C. La señal más alarmante es el cambio de conducta; si detectamos indicios de que la persona tiene comportamientos compatibles con despedidas, regala objetos personales, hace testamento, arregla asuntos pendientes o con actitudes que no le son propias.
Las ideas de suicidio no suelen aparecer de forma abrupta, lo más frecuente es que aparezcan en el contexto de un problema psicopatológico o a consecuencia de un factor ambiental que el individuo interpreta como grave.
¿Cómo podemos ayudar a alguien que quiere quitarse la vida?
L.S.C: En el entorno familiar o personal, cuando tenemos conocimiento o sospecha de esa ideación lo mejor que podemos hacer es instarle a solicitar ayuda profesional, hacerle saber que es un problema vital que necesita atención urgente como la que necesitan otras patologías diferentes como puede ser un infarto de miocardio o una ACV etc.
Previo a eso, si no sabemos cómo intervenir es mejor no entrar en detalles y limitarnos a manifestar apoyo sin juicios de valor y sin opiniones personales, lo único útil es manifestar la intención de acompañar y trasladarle la confianza en que con ayuda encontrará alternativas para resolver lo que ahora parece no tener solución.
¿Sigue habiendo barreras (económicas, sociales, estigmas…) para pedir ayuda?
A.L.T: Claro, existen múltiples barreras. El propio sufrimiento, la incomprensión, la falta de autoestima tras los abusos, el tabú que le rodea, la desinformación frente al dolor emocional, veamos el caso de la depresión perinatal, los trastornos adaptativos o las adiciones.
¿Hay alguna cosa que quiera añadir?
Sí, vivimos en una sociedad totalmente competitiva, que no tiene tiempo para escuchar al otro, en la que la soledad no deseada aumenta la angustia, en la que nos vemos arrastrados al vacío existencial por estar super abastecidos de cosas superfluas. Cada vida es única y merece ser vivida, quien desea quitarse la vida no desea morir, desea no sufrir. Todos podemos hacer algo y muchas veces consiste en solo estar ahí y escuchar.
Redacción AEA / L L M