Olona defiende la mejora vegetal agrícola para afrontar los retos económicos, sociales y medioambientales de la sociedad
Un informe científico, presentado por ANOVE en Zaragoza, cuantifica por primera vez las aportaciones de la obtención vegetal y sus favorables impactos en la cadena de valor.
La mejora vegetal del maíz ha contribuido a la economía española con más de 2.700M€ en los últimos 30 años.
Castilla y León, Galicia y Aragón concentran el 62% de la producción española de maíz.
El consejero de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente del Gobierno de Aragón, Joaquín Olona, ha participado este lunes en la presentación del estudio «Aportaciones de la mejora vegetal en maíz en España», elaborado por el Instituto Cerdà, por encargo de la Asociación Nacional de Obtentores Vegetal (ANOVE). Se trata de un informe científico que, por primera vez, cuantifica las aportaciones de la obtención vegetal y sus favorables impactos en la cadena de valor.
Olona ha agradecido a ANOVE que hayan elegido a la Comunidad Autónoma y, en concreto Zaragoza, para presentar el estudio «porque Aragón es una potencia productora de maíz y, precisamente en esta ciudad, se invierte en i+D desde hace muchos años», ha dicho. Asimismo, ha hecho hincapié en la necesidad de que la sociedad sea más «mucho más consciente» de la importancia que supone la mejora genética agrícola en términos económicos, sociales y ambientales. «Esto va a ser determinante e imprescindible para afrontar los nuevos retos de la sostenibilidad», ha dicho el conejero durante su intervención.
El consejero también ha defendido la mejora genética como un revulsivo para mejorar la renta agrícola, aumentar la productividad, adaptarse al cambio climático, hacer frente a las plagas o atender y adaptarse a las necesidades del consumidor. «Es necesaria una gran reflexión. No podremos lograr la soberanía alimentaria sin la mejora genética agrícola», ha concluido.
Principales conclusiones del estudio
Según apunta el estudio, “la mejora vegetal del maíz ha permitido incrementar el VAB total durante el periodo comprendido entre 1990 y 2017 en 2.742 millones de euros, lo que significa una aportación al VAB total anual en promedio de 101,6 millones de euros/año, siendo más elevada durante los últimos años del periodo”. Además, “sin las aportaciones de la mejora vegetal al cultivo del maíz, el Instituto Cerdà calcula que se hubiera necesitado desde 1990 una media de 44.931 hectáreas de cultivo más cada año para poder obtener la producción existente de maíz, es decir, el equivalente a 64.188 campos de fútbol”.
Estas son algunas de las conclusiones más destacadas del informe, el cual incluye un exhaustivo análisis centrado en el cultivo del maíz, y que, por primera vez, cuantifica las aportaciones económicas, sociales y medioambientales que tiene la mejora vegetal en España.
Castilla y León, Galicia y Aragón concentran el 62% de la producción española de maíz y la Asociación Nacional de Obtentores Vegetal (ANOVE) ha elegido la provincia de Zaragoza para presentar los detalles de este estudio. El acto ha tenido lugar en Ibercaja Patio de la Infanta de Zaragoza.
Aportaciones de la mejora vegetal en la producción del maíz
Desde los años 90 se han registrado más de 1.000 nuevas variedades de maíz en la Unión Europea, como resultado de los avances científicos y la inversión en I+D promovida por el sector obtentor. En 2019 la inversión alcanzó los 4,2 millones de euros y eta cifra supone un promedio del 9 % del volumen de negocio anual que generan las empresas obtentoras en el subsector del maíz en España. Por otro lado, el sector trabaja en el desarrollo y mejora de nuevas variedades de semillas y plantas, algo fundamental que se encuentra en el origen de la cadena de valor de los alimentos.
Cada una de las variedades de maíz, con características específicas, ha contribuido al aumento del rendimiento de este cultivo, que alcanzó durante la primera mitad del siglo XX una producción media de 1.455 kg por hectárea; entre los años 1950 y 1967 se produjo un incremento anual de 44 kg/ha; y a partir de este último año, de 193 kg/ha.
España cuenta con un acusado déficit de este cereal, ya que su producción nacional no llega a cubrir las necesidades internas, obligando a los operadores españoles a acudir a los mercados internacionales para suplir el déficit de producción a través de importaciones. No obstante, a pesar del déficit en términos de producción, España ocupa el primer puesto en la producción de piensos compuestos de Europa y se encuentra entre los diez países con mayor producción del mundo.
Aumento en la renta de los agricultores
Según señala el informe Cerdà, el incremento de la producción conseguido gracias a las mejoras en las variedades de maíz “ha permitido aumentar los ingresos de los agricultores entre 1990 y 2017 en más de 1.980 millones de euros, lo que supone el 10% de sus ingresos durante este periodo, es decir una aportación a los ingresos anuales en promedio de 73,3 millones de euros/año”.
A su vez, durante el periodo 1990-2017, la actividad en el maíz por parte de los obtentores vegetales ha permitido la creación en España de 2.691 puestos de trabajo anuales equivalentes, contribuyendo así al desarrollo y la competitividad rural del campo español y fijando población en los núcleos rurales. Esta generación de empleo ha tenido un impacto más concentrado en las Comunidades Autónomas productoras de maíz (Castilla León, Aragón y Galicia), por su estrecho vínculo con la actividad obtentora, contribuyendo al crecimiento socioeconómico en las mismas.
Aportaciones medioambientales de la mejora vegetal en el maíz
El informe Cerdà ha cuantificado los beneficios que la mejora de las variedades de maíz ha supuesto en los últimos años para la mejora del medio ambiente en España. Y en este punto, destacan dos datos: en primer lugar, la actividad obtentora evitó emplear algo más de 614.000 kg de fitosanitarios entre 2011 y 2015; por otro lado, la actividad obtentora ha permitido ahorrar cada año 19,3 millones de metros cúbicos de agua en el cultivo del maíz, lo que equivale al consumo de una ciudad de 372.000 habitantes.
El estudio del Instituto Cerdà asegura que la mejora vegetal en el maíz contribuye a la disminución de las emisiones de efecto invernadero. En particular, el ahorro de emisiones total ha sido de 67.968 toneladas de CO2 cada año, una cifra equivalente a las emisiones anuales de algo más de 40.000 coches. Por último, sin las aportaciones de la mejora vegetal al cultivo del maíz, el Instituto Cerdà calcula que se hubiera necesitado desde 1990 una media de 44.931 hectáreas de cultivo más cada año para poder obtener la producción existente de maíz, es decir, el equivalente a 64.188 campos de fútbol. Esta superficie extra que hubiera entrado en competición con otros tipos de cultivo o con superficies forestales.
Aportaciones de la mejora del maíz en el consumo y la transformación de piensos
El maíz es, junto al trigo y el arroz, uno de los cereales más consumidos en el mundo, pues constituye el alimento básico en la dieta de más de un tercio de la población mundial. Su cultivo permite múltiples aplicaciones, emplearse para la alimentación animal y humana, y ser una materia básica de la industria de la transformación.
El sector obtentor ha venido desarrollando desde hace años diferentes iniciativas para dar respuesta a las demandas de los consumidores. La investigación en mejora genética en híbridos de maíz ha permitido obtener variedades con un alto contenido en almidón en las mazorcas, pero, sobre todo, ha aumentado sustancialmente la digestibilidad de la parte verde de la planta.
Por otro lado, la mejora vegetal de maíz contribuye de forma directa a evitar la aparición de micotoxinas en el cultivo, principalmente a través de las variedades transgénicas. Para el consumidor esto es un gran avance ya que permite hacer llegar un alimento más seguro hasta la parte final de la cadena alimentaria, que es la distribución y el consumo.
Respecto a la resistencia a plagas y enfermedades, es importante destacar la introducción de variedades de maíz transgénico Bt. Para producir este maíz, la mejora vegetal ha ido más allá de la genética de la propia planta, introduciendo un gen que codifica la proteína Cry, producida naturalmente por Bacillus thuringiensis y que es tóxica para las larvas de insectos del taladro del maíz. En España el cultivo de maíz Bt se inició en 1998 y desde su autorización en la Unión Europea, su superficie estimada de siembra ha seguido una tendencia ascendente: en el año 1998 se cultivaron 22.317 hectáreas, alcanzando las 98.151 hectáreas en 2020.
Además, el sector obtentor ha contribuido a dar respuesta al incremento de la demanda interna de maíz en España para la producción de pienso. El incremento de la producción de pienso durante los últimos años ha venido acompañado de un incremento del consumo interno en España, siendo Castilla y León, Cataluña y Aragón las comunidades autónomas con un mayor consumo de pienso. Como se ha comentado anteriormente, España es un país importador de maíz, por lo que el incremento de la demanda interna de pienso contribuye a que la producción sea consumida por el mercado interno.
Por último, según destaca el Informe Cerdà, en el caso de no existir la actividad obtentora y la industria de piensos hubiera mantenido el consumo de maíz entre 1993 y 2018, hubiera sido necesario importar 11,2 millones de toneladas de maíz adicionales para la producción de piensos, con un coste de 243 millones de euros. En promedio, la falta de innovaciones del sector obtentor hubiera supuesto para el sector productor de piensos un sobrecoste mínimo anual asociado al transporte de maíz de 9,4 millones de euros.
Fuente: Gobierno de Aragón