La Residencia Romareda inicia la construcción de su unidad de convivencia dentro del modelo de atención centrada en la persona
Nueve centros del Instituto Aragonés de Servicios Sociales contarán con 20 espacios que recrean hogares y dan protagonismo al usuario
La residencia Romareda del IASS (Instituto Aragonés de Servicios Sociales) ha comenzado las obras para construir una unidad de convivencia, con 18 habitaciones individuales y con capacidad para entre 18 y 23 personas.
“Trabajamos con el modelo de atención centrado en la persona, y estas unidades son el mejor ejemplo: espacios de convivencia que permiten, a personas con dependencia que cuenten con los apoyos necesarios, vivir de forma muy similar a como lo harían en un hogar”. Así lo ha explicado la consejera de Ciudadanía y Derechos Sociales del Gobierno de Aragón, María Victoria Broto, que ha visitado en el centro tanto estas obras como la nueva sala de estimulación multisensorial que da servicio a la residencia y al centro de día Romareda.
En el contexto de la visita a la obra, María Victoria Broto ha indicado que la inversión prevista para la adecuación de este espacio y su transformación en unidad de convivencia es de 305.000 euros, incluidos dentro de los 12,5 millones destinados a crear 20 unidades de convivencia en los centros del IASS de Borja, Utrillas, Albarracín, Javalambre, Sagrada Familia, Ciudad de Huesca, Hogar Doz de Tarazona y el Centro Asistencial de Calatayud, y –por supuesto- Romareda.
Todos ellos están concluyendo proyecto, en fase de licitación o a punto de empezar las obras. Esta partida procede del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencias gestionado por el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, dentro del programa europeo Next Generation.
“Todas las actuaciones que se están realizando en el IASS dentro de este Plan de Resiliencia tienen en común un modelo de calidad para implantar la atención integral centrada en la persona, que tiene en cuenta los espacios, como estamos viendo, pero también a la forma de trabajar, en la que la persona –con su biografía y su trayectoria- es protagonista de su vida también en esta etapa”, ha explicado Mariano Fago, jefe de sección de Gestión de la Calidad de Centros y Servicios del IASS.
“Una forma de trabajar -ha añadido- que implica, por ejemplo, que los residentes cuenten con un profesional de referencia, que la familia se implique en las actividades o que los usuarios puedan desarrollar en la residencia tareas que han sido significativas para ellos en su cotidianidad, como hacer la comida o cuidar de las plantas”. Una transformación, ha recordado Fago que implica también la formación del personal.
En la misma línea, la consejera ha recordado que este la atención centrada en las personas es modelo con el que se empezó a trabajar en 2018 y que, tras la pandemia, y gracias a los fondos Next Generation, ha podido recibir un importante impulso que, ha subrayado Broto, “no afecta solo a los centros públicos del IASS, sino a todas las entidades que conforman el sector: locales, mercantiles o sociales”. “Además -ha añadido Broto- esta filosofía impregna a todos los servicios sociales, y es parte fundamental de nuestro Plan del Mayor. Generación de Cambio”.
Sobre las características concretas de la Unidad de convivencia de Romareda, su directora, Cristina Serrano, ha indicado que se va a trabajar sobre una superficie construida de 1.168 metros cuadrados; que la unidad –además de con las habitaciones- contará con espacios comunes, como una cocina y un comedor, y un rincón de lavado. “Queremos –ha subrayado- crear el ambiente propio de un hogar”. La previsión es que la obra esté acabada en el último trimestre del año.
Además de la unidad de convivencia, durante la visita de la consejera a Romareda se ha presentado la sala multisensorial que acaba de estrenar el centro y que presta servicio a los usuarios de la residencia y también del Centro de Día. “Se trata –han explicado Cristina Mateos, Terapeuta Ocupacional de la residencia; y Ana Pilar Herrera, fisioterapeuta del centro de día- de un recurso que tiene un gran beneficio para las personas con demencia, puesto que les permite participar en actividades significativas y mejorar su estado emocional”.
Esta sala permite, tal como ha detallado la directora Cristina Serrano, hacer sesiones de psicología, puesto es que un lugar idóneo para controlar problemas de conducta; de fisioterapia, puesto que motiva a explorar y permite que el usuario alcance ciertos logros motrices; de terapia ocupacional, fomentado la actitud activa del usuario y potenciando sus habilidades; y hasta de musicoterapia, puesto que presenta elementos vibroacústicos y sonoros que permiten que las personas con discapacidad también se beneficien de melodías y ritmos.
Fuente: Gobierno de Aragón