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Javier Marta: «El ictus es un problema de salud más frecuente e importante de lo que solemos considerar»

Javier Marta Moreno

Neurólogo del Hospital Miguel Servet. Jefe de Unidad de Neurovascular-Ictus. Coordinador médico del Plan de Atención al Ictus de Aragón

El 29 de octubre se celebra el Día Internacional del Ictus, primera causa de muerte en Aragón y la segunda en España tras el cáncer (la primera en mujeres), es la primera causa de discapacidad grave en el adulto (tanto física como intelectual) y de dependencia, además es la segunda causa de demencia, tras el Alzheimer. En Aragón, 2.500 personas sufren un ictus, grave o menos grave, al año. Hablamos con el neurólogo Javier Marta para conocer más sobre este problema de salud y cómo tratar de prevenirlo

Empezamos por lo básico. ¿Qué es un ictus?

El término ictus procede del latín y significa golpe o ataque súbito. Se utiliza para remarcar lo inesperado de lo que podríamos llamar un “ataque cerebral”, de hecho, también lo denominamos así, especialmente en Latinoamérica. El Ictus es un fallo de la actividad cerebral debido a un trastorno brusco de la circulación sanguínea, tiene lugar cuando una arteria que se dirige o que pertenece al cerebro se rompe o se obstruye, con lo que la sangre que ésta transportaba no llega a las células cerebrales y por lo tanto el tejido afectado, primero falla y, si el problema se alarga en el tiempo, muere, dejando una lesión irreversible.

¿Quién tiene mayor probabilidad de sufrirlo?

Los médicos distinguimos entre los factores que son inevitables y los que dependen de nosotros y nuestro estilo de vida. Factores inevitables que se asocian a una mayor probabilidad de ictus son: la edad avanzada y la predisposición genética. Está claro que, a más edad, más ictus, pero lo que hay que remarcar es que el 15% ocurre en menores de 50 años y el 25% en menores de 65. El sexo, que es un factor genético, también pesa; los hombres tienen más ictus y de más jóvenes, en las mujeres son más tardíos y graves.

Lo que de verdad nos interesa que se sepa, es que los factores tratables explican un 70% del riesgo individual. Esto quiere decir que la probabilidad final a una edad concreta depende de cada uno.

¿Cómo podemos evitarlo?

Está claro que es mejor prevenir, la prevención aquí funciona. El factor tratable más importante, con diferencia, es el buen control de la tensión arterial. El control periódico de la tensión y tomar medicación para bajarla, si es necesario, disminuye el riesgo un 50%. La gente tiene que saber que el buen control de la tensión arterial y no fumar son las dos cosas que más van a pesar a favor de tener buena salud. Luego hay otros factores de riesgo, que van asociados: mala dieta, obesidad, diabetes, colesterol, sedentarismo. También el alcohol añade riesgo, especialmente de hemorragia cerebral.

Ya hemos comentado como disminuir el riesgo: control de la tensión arterial desde los 45-50 años, llevar una dieta sana y un estilo de vida activo, etc. Si hay que dar solo una recomendación: control de la tensión arterial cada 3-6 meses desde los 45-50 años, tratarla bajando la ingesta de sal y medicación siempre que sea superior a 140-90 mm Hg (la gente dice: “14 de alta y 9 de baja”).

¿A qué síntomas debemos estar atentos y qué debemos hacer ante ellos?

Cuando hay un problema de riego cerebral, en pocos minutos, esa parte del cerebro deja de funcionar, sin dolor, inesperadamente. Esa parte del cerebro que falla va a aguantar unos minutos o unas pocas horas antes de claudicar y dejar un infarto cerebral. Tenemos unas pocas horas para actuar. Por eso es muy importante reconocer enseguida que está ocurriendo y acudir a un hospital con capacidad para tratarlo enseguida. Para nosotros el lema de trabajo es “tiempo es cerebro” y en las guardias nos vemos como “rescatadores de cerebro”.

Los síntomas más frecuentes y orientadores, los que nos tienen que llevar a pedir atención, son: pérdida de fuerza de un brazo, una pierna o ambos; pérdida o alteración del habla; desviación de la boca a un lado; pérdida de la visión de un ojo o de ambos; solo en los ictus más graves va a haber un dolor de cabeza tremendo o una pérdida de conciencia con caída al suelo, no hay que esperar esto.

Cuando alguien nota estos síntomas, debe acudir a un hospital de inmediato. La forma más rápida de hacerlo, porque tenemos un “Código Ictus” articulado para eso, es la llamada al 061. Ellos hacen unas preguntas orientadoras y le dan prioridad total, nos avisan a los neurólogos y acortamos la asistencia.

Con frecuencia, nos dicen que se notaron algún síntoma de los enumerados y se esperaron un rato a ver si se les pasaba, o se acostaron: eso es una pérdida de oportunidad tremenda.

La prevención funciona: el factor tratable más importante, con diferencia, es el buen control de la tensión arterial. 

¿Cuántos ictus se sufren al año en Aragón? ¿Cuántos de ellos fueron mortales?

Se trata de un problema de salud más frecuente e importante de lo que solemos considerar. En la actualidad, es la primera causa de muerte en Aragón y la segunda en España tras el cáncer (la primera en mujeres), es la primera causa de discapacidad grave en el adulto (tanto física como intelectual) y de dependencia, además es la segunda causa de demencia, tras la Enfermedad de Alzheimer.

Hace unos pocos años, hicimos una campaña de sensibilización en toda España, que se denominaba “1 de cada 6”; una de cada seis personas va a sufrir un ictus con muerte o secuelas a lo largo de su vida.

En España, unas 120.000 personas sufren un ictus, grave o menos grave, al año. En Aragón, son unos 2.500 al año. En nuestros hospitales, ingresan unos 2.000 pacientes cada año y hay unas 5.000 personas que viven con alguna secuela por esa causa. La regla general es que un tercio fallecen por el ictus, un tercio quedan con secuelas que le limitan y un tercio puede hacer una vida sin ninguna secuela.

¿Cuáles suelen ser las secuelas más comunes tras sufrir un ictus?

Las secuelas más visibles son la debilidad o parálisis de algún miembro, brazo, pierna o ambos. Otras personas quedan con secuelas de pérdida visual, de pérdida del habla (afasia), de alteración de la sensibilidad, a veces con dolor crónico… pero, además, y esto es muy importante, quedan secuelas cognitivas y conductuales, muchas veces el cerebro del paciente ya no rinde igual y eso se refleja en limitaciones, cambios de humor y carácter, incluso en demencia, pasando a depender de otros no por sus secuelas físicas, sino cognitivas.

Desde el año 2009 está en marcha el Plan de Ictus. ¿En qué consiste?

Es un Plan que coordina a todos los que intervenimos en la prevención, transporte, tratamiento y rehabilitación del ictus. Abarca todo Aragón y eso supone articular a un equipo de personas para cada hospital y coordinar los 9 hospitales públicos entre sí. Tiene un Comité de Seguimiento que se reúne cada 6 meses para mantenernos coordinados.

Hace dos años, el Hospital Miguel Servet obtuvo la máxima acreditación europea como centro especializado de atención al ictus. ¿Qué supone esto para el hospital y para la ciudadanía en general?

En las instituciones europeas son conscientes de que la atención al ictus es una prioridad y de que no es fácil organizar la red sanitaria para que actúe de forma coordinada y sin demoras, en minutos. Por eso establecieron unos criterios para certificar a los hospitales y redes de hospitales que efectivamente son capaces de hacerlo. El abril del 2020 conseguimos esa acreditación y la intentaremos mantener. Tengo que decir que la Administración, el Servicio Aragonés de Salud, es sensible a este tema y estamos todos muy implicados. Realmente, nos faltaban medios, especialmente de equipamiento de camas especializadas y ahora van a ampliar la Unidad de Ictus del Hospital Universitario Miguel Servet, con lo que cumpliremos ese criterio. Otra necesidad no bien cubierta es la rehabilitación, especialmente de las secuelas neuropsicológicas.

¿Cómo afecta la dispersión geográfica para atender a las personas que sufren un ictus?

No es fácil. Los tiempos de transporte son largos y nuestros hospitales, salvo el Clínico y el Servet, son medianos o pequeños. Es necesario ordenar quién puede prestar la primera atención y quién puede ofrecer lo más complejo, que es la extracción directa del trombo por cateterismo. 

Además, coordinar el transporte sanitario con las Urgencias de los hospitales y el 061, es clave. Nos comunicamos por teléfono y videoconferencia, para valorar el caso y tomar decisiones en tiempo real. Aragón tiene un Código Ictus muy eficiente, dado su tamaño y dispersión de población. Esto no es solo una opinión, nos comparamos en un proyecto con otras 7 regiones del sur de Europa y salimos muy bien.

El 29 de octubre se celebra el Día Internacional del Ictus. ¿Qué le gustaría reivindicar o en qué querría insistir en esta fecha?

Es un día siempre importante para nosotros. Hacemos actos de divulgación en coordinación con la Asociación Ictus de Aragón (AIDA) y sirve de plataforma para dar a conocer el problema, sensibilizar a la población y buscar apoyos para abordarlo. AIDA es un socio muy importante, que realmente ha conseguido presencia social y atiende cada año a cientos de pacientes tras su vuelta a casa.

¿Hay algo que quiera añadir?

En este foro empresarial, quisiera decir que estamos abiertos a colaboraciones con las empresas, tanto en forma de charlas o divulgación como de ensayar productos que puedan ser útiles para la asistencia (desde sillas de ruedas o material ortésico… a lo que sea) como para facilitar una vida plena e independiente a nuestros pacientes.

Redacción AEA/ L L M

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