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Susana Ausina: “Las Hijas de la Caridad estamos al servicio de los más excluidos”

Susana Ausina
Directora de la Obra Social San Vicente de Paúl de Zaragoza

A través de esta entrevista conocemos la amplia labor social que se lleva a cabo en esta entidad para ayudar a los más vulnerables: personas en situación de exclusión y sin hogar, mujeres víctimas de trata o en situación de exclusión con o sin hijos, mujeres en prisión, convalecientes sin hogar, personas solicitantes de asilo y refugiadas. Ausina nos explica cómo gestionan todos los servicios de los que disponen y la filosofía que les guía en su trabajo diario.

Cuéntenos, ¿qué es la Obra Social?

La Obra Social Santa Luisa de Marillac Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul es una obra de las Hijas de la Caridad. La Compañía es una Sociedad de vida apostólica fundada en París en 1633 por San Vicente de Paúl y Santa Luisa de Marillac. 

En la actualidad está presente en 94 países de todos los continentes. Las Hijas de la Caridad estamos al servicio de los más excluidos en hospitales, escuelas, hogares infantiles, residencias de ancianos, albergues para personas sin hogar, atención a mujeres, casas para personas convalecientes y sin recursos, pisos tutelados, centros de día, centros de rehabilitación para personas con dependencias, talleres ocupacionales, y centros de inserción socio-laboral. 

En Zaragoza esta obra siempre ha desarrollado proyectos y servicios centrados en la acogida, el acompañamiento y la orientación de personas adultas en situación de riesgo y exclusión.

¿Cuántos años llevan trabajando en Zaragoza?

La presencia de las Hijas de la Caridad en Zaragoza se remonta al año 1845. Unos años después, en 1982, nació el primer proyecto de la Obra Social: un comedor destinado a personas mayores y con discapacidad que percibían pensiones mínimas y no podían disponer de una alimentación mínima. 

Poco a poco, y según se han ido detectando nuevas necesidades, se han ampliado o reformulado los proyectos. El último, la acogida de personas solicitantes de asilo o refugiadas, con la posterior acogida de personas procedentes de Ucrania.

Susana, ¿en qué consiste su trabajo al frente de la Obra Social?

Representar a la Hijas de la Caridad en la Obra Social de San Vicente de Paúl y velar por que el Carisma permanezca presente en todas las personas y en todos los proyectos, garantizando y asegurando la buena marcha de la Obra Social, especialmente prestando atención a las personas (trabajadores, voluntarios, personas acompañadas…) y destacando la calidez y la calidad en los servicios. Velar por la gestión y sostenibilidad económica de la Obra Social y su buen funcionamiento.

¿Cuál es la filosofía que les guía en su trabajo?

Nuestra filosofía es cristiana y, por lo tanto, nuestro modelo es Jesucristo y la manera en la que Él acogió a los más débiles; acompañó a quienes se encontraban al margen y denunció las estructuras injustas. Esto se traduce en que, en nuestra atención integral hacia cada persona, ella es la protagonista de su propio itinerario. Intentamos caminar a su lado, aprendiendo también de ella, y animándola a dar un paso más en su proceso. Trabajamos además unidos a otras entidades, conscientes de que sólo así ofreceremos un mayor servicio hacia cada persona. Intentamos individualizar al máximo, ensanchar nuestra puerta, para que todos tengan cabida y se sientan como en su propia casa. 

¿Cuánta gente trabaja en su entidad y con cuántos voluntarios cuentan?

Contamos con un equipo directivo; 9 personas dedicadas a la atención directa (trabajador social, educador, integrador y profesora de idioma); 4 personas en la parte de servicios (limpieza, mantenimiento, jardinería); 1 abogada, 1 psicólogo, 1 administrativo dedicados al Programa de Protección Internacional.

Este trabajo sería inviable sin la presencia de las Hijas de la Caridad, con el apoyo de 11 hermanas y de los 60 voluntarios que se encuentran repartidos en los distintos proyectos.

¿Existe un perfil de gente a la que atienden?

Al contar con varios proyectos, no existe un perfil único. Es cierto que en todas ellas existe una carencia de red social y familiar que les permita contar con el apoyo que necesitan en este momento para afrontar su realidad personal. Sin embargo, si que podemos decir que en nuestra Obra se encuentran personas en situación de exclusión y sin hogar; mujeres víctimas de trata; mujeres en situación de exclusión con o sin hijos; mujeres en prisión; convalecientes sin hogar; personas solicitantes de asilo y refugiadas.

¿Cómo tuvieron que adaptarse a la pandemia y qué recursos se pusieron en marcha a raíz de esta?

La pandemia nos obligó a responder de forma muy rápida y a adaptarnos a la situación para seguir respondiendo a las necesidades de las personas que acompañamos protegiendo a todos. El comedor social se transformó y se entregaba la comida en tupper cada dos días para que no tuvieran que salir tanto de casa. Se hizo reparto domiciliario a las personas que estaban muy delicadas. Se habilitó además un espacio para cargar móviles y a algunas personas se les ofreció la posibilidad de ducharse. El seguimiento a las personas que se encuentran en los pisos se hizo de manera telefónica y se visitaba cuando se consideraba que era necesaria la presencia de un profesional. Durante los primeros meses el único proyecto que tuvo que cerrar fue el centro de día de adultos.

¿Atienden a más personas desde entonces?

En un primer momento y hasta hace unos meses se duplicó el número de comidas entregadas. Han llegado también más personas preguntando por otro tipo de ayudas después de haber perdido sus trabajos a causa de la pandemia, ya que muchos están relacionados con el cuidado de personas mayores, limpieza en domicilios u hostelería.

¿Cómo funciona el comedor social San Vicente de Paul y quién puede acudir a él?

Es un proyecto para personas sin hogar dirigido a cubrir la necesidad básica de alimentación (desayunos y comidas). Las personas a las que acompañamos disponen de un Plan de Intervención Individual realizado en colaboración con los servicios sociales municipales u otras entidades tanto públicas como privadas desde donde se deriva a cada persona. De este modo se trabaja con la persona toda su realidad para poder ayudarla en su proceso de reinserción. El servicio de desayunos se plantea como un recurso de baja exigencia. El objetivo es conseguir, mediante el vínculo diario, que den el paso de iniciar un itinerario para mejorar su situación ya que muchos de ellos están reticentes a ello.

En el Centro de Día de San Vicente de Paúl realizan un servicio educativo-ocupacional. ¿A qué tipo de personas atienden y qué actividades se realizan?

Es un servicio especializado de acogimiento diurno para personas en situación de desamparo social y familiar, que debido a sus escasas o nulas posibilidades de inserción laboral sufren una desocupación de su tiempo, produciéndoles apatía y desmotivación hacia cualquier tipo de actividad. En líneas generales se trata de un “recurso de tipo educativo-ocupacional” sabiendo que el objetivo inmediato, en la mayoría de los casos, no sería lograr la inserción laboral pero sí la integración social. Así se ofrecen actividades adaptadas a sus necesidades y objetivos que se trabajan con cada uno como taller de prensa, música, desarrollo cognitivo, salud o habilidades personales.

También cuentan con el Centro Social Las Casitas, ¿qué objetivo tiene?

Acoge a personas sin hogar y sin red sociofamiliar, durante su periodo de convalecencia, dando cobertura a las necesidades socioeducativas y realizando acompañamientos a servicios sanitarios. Su estancia termina cuando la persona se ha recuperado de la enfermedad, convalecencia, ha terminado su tratamiento o ha mejorado su situación sanitaria. También se intentan mejorar sus condiciones sociales y acercarle a su red familiar.

¿Qué otras iniciativas tienen para fomentar la inclusión de personas solas?

Intentamos realizar procesos personalizados con cada uno de forma integral y trabajando en red. De este modo, y aunque hay elementos comunes, podemos decir que cada persona cuenta con un proceso de inclusión distinto, adaptado a su realidad. Por otro lado, y además de los proyectos nombrados anteriormente, acompañamos a personas solas o familias en su inclusión social ofreciendo una vivienda; acompañamiento a mujeres víctimas de trata y a otros en riesgo de exclusión con o sin hijos; visitamos el módulo de mujeres en la cárcel de Zuera y acogemos a las que salen de permiso, tercer grado o libertad si no disponen de un lugar en el que poder vivir de forma digna y que les permita hacer un proceso adecuado de reinserción.

¿Qué proyectos están realizando actualmente con personas refugiadas ucranianas?

Las personas ucranianas se encuentran dentro del proyecto Chatillon, dirigido a personas solicitantes de asilo y refugiadas. Hemos abierto tres centros más, acogiendo a más de 30 personas en total, todas mujeres y algunas de ellas con sus hijos e hijas. Estos centros han sido de creación especial. Uno de Zaragoza lo llevamos a cabo junto a la Mesa de la Hospitalidad; otro junto a los Padres Redentoristas, en la Parroquia del Perpetuo Socorro. El tercer centro se encuentra en Illueca, pueblo que se ha volcado, desde las instituciones hasta sus habitantes, en la bienvenida de las mujeres y los niños. Gracias a estas redes hemos podido acoger con mayor calidad.

Háblenos de este proyecto Chatillon, dirigido a la integración de las personas solicitantes y beneficiarias de Protección Internacional.

Es un programa diseñado por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones para acoger a estas personas. Contamos con unos pisos para hombres procedentes de diversos países (Malí, Senegal, Marruecos, Argelia, Sudán, Irán, Colombia, Cuba, Venezuela, Nicaragua y un largo etcétera). El programa se centra en ayudar a las personas en su inserción. Se inicia por el aprendizaje del español para quienes no lo conocen; conocimiento de la cultura y el entorno para una adecuada inserción; búsqueda de formación prelaboral externa y ayuda en la búsqueda de empleo. Además, hay apoyo psicológico y asesoramiento jurídico. El programa tiene una duración máxima de 18 meses, aunque si la solicitud de asilo es denegada deben abandonar la vivienda, rompiendo el proceso de inserción ya que la persona se queda en situación administrativa irregular. Intentamos que todas las personas puedan insertarse lo antes posible y generar redes que puedan apoyarles en un futuro.

Es muy gratificante ver que las personas tienen interés por salir adelante y sobre todo cuando consiguen su autonomía.

¿Con qué instituciones públicas trabajan?

Trabajamos principalmente con los Servicios Sociales Municipales y colaboramos con el Gobierno de Aragón ofreciendo plazas y acompañamiento en nuestros centros. Asimismo, recibimos ayudas del Fondo Social Europeo, Gobierno de Aragón y Ayuntamiento de Zaragoza y formamos parte de la Coordinadora de Centros y Servicios de Personas Sin Hogar de Zaragoza; Coordinadora Aragonesa de Voluntariado; Enlazados (coordinadora de entidades de trabajo en prisión); Plataforma Ciudadana Salud Universal; Plataforma Ciudadana contra el Racismo y la Xenofobia.

¿Con qué empresas colaboran?

Recibimos el apoyo de un gran número de empresas, algunas de ellas son donantes de sus propios productos y otras realizan aportaciones económicas a la Obra Social.  Pueden consultar estas colaboraciones en la Memoria que esta incluida en nuestra página web Microsoft PowerPoint – MEMORIA 2021_ZARAGOZA (hijascaridadee.org)

¿Cómo pueden nuestros lectores colaborar?

Se puede colaborar de varias formas. Por un lado, se puede participar como voluntario ofreciendo el propio tiempo en alguno de los proyectos y el conocimiento que se tenga con la realización de actividades específicas. Se puede realizar un donativo, hacerse socio o apoyar los servicios de la Obra Social. Pueden ponerse en contacto con nosotras a través del teléfono 976 20 73 55. Nos encontramos en la calle Miguel molino 5, entresuelo de Zaragoza.

¿Qué es lo más gratificante de su trabajo?

Es ver que las personas tienen interés por salir adelante y sobre todo cuando consiguen su autonomía. También para mí es muy gratificante el equipo de trabajo que día a día en la Obra Social realizan su tarea con gran implicación y vocación, además del voluntariado, que dedica su tiempo desinteresadamente a favor de las personas que acompañamos.  

¿Y lo más duro?

Lo más duro es ver que por más que intentamos ayudar a las personas, estas no pueden salir adelante. Me duele la impotencia de ver que no todo el mundo tiene derecho a poder trabajar y el conocer situaciones de vida muy duras, difíciles de superar.

También me resulta duro conocer a personas que no tienen ninguna motivación ni aliciente para salir adelante.

¿Hay algo más que quiera añadir?

En realidad, disfruto de mi servicio, de la vida y de todo. Le doy gracias a Dios por el mimo que recibo.  Me considero una persona privilegiada.

Redacción AEA / L L M

Fotos JF

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