Carlos Herrera
miembro del Comité de Servicios a Asociados de EFPA, economista y administrador de GLOBALBROK
La jubilación es el período de la vida en el que, por fin, llega ese merecido descanso tras tantos años de trabajo. Es el momento en el que una persona se retira de la fuerza laboral y comienza una nueva etapa en la que disfrutar de tiempo libre, pasar más tiempo con la familia, viajar y lo que es importante, relajarse. En definitiva, es un tiempo de culminación de muchos años de esfuerzo en el trabajo.
En España las pensiones han sido una fuente de apoyo crucial para las personas jubiladas. Sin embargo, las pensiones públicas proporcionadas por el Estado van a experimentar cambios en las próximas décadas. La prestación seguirá vigente, pero es inevitable que se implementen reformas que implicarán una necesaria reducción de las pensiones públicas para los contribuyentes actuales. Esto se presenta como la única alternativa para asegurar la sostenibilidad de un sistema que enfrenta un escenario complicado debido al crecimiento de la población jubilada, particularmente ahora que las generaciones del baby boom están llegando a este periodo, y a la fuerte disminución de la natalidad. Por tanto, es importante tener en cuenta que, aunque las pensiones públicas seguirán siendo un recurso valioso, es cada vez más relevante complementarlas con ahorros personales para asegurarse una jubilación cómoda en el futuro.
En este sentido, ante la pregunta de por qué es importante ahorrar para la jubilación, la respuesta es simple: para garantizar que ese período de merecido descanso sea tan gratificante como se merece. Cuando una persona se jubila, es crucial que cuente con suficientes ahorros como para mantener su calidad de vida. Y es que, ese ahorro brinda la tranquilidad de poder enfrentar gastos diarios, atender emergencias y disfrutar de las pasiones sin preocupaciones financieras. Además, al ser un capítulo de la vida que puede extenderse durante muchos años, cuanto antes se empiece a ahorrar, mejor preparado se estará para el futuro.
Comenzar a ahorrar no tiene por qué ser abrumador, aunque sí conviene empezar desde una edad temprana. Para ello, las transferencias automáticas que deriven parte del salario a una cuenta de ahorros antes de poder gastarlo es una buena estrategia. Por eso mismo, es interesante establecer un presupuesto a lo largo de la vida que destine un porcentaje de los ingresos al ahorro para esta etapa.
Consultar con un asesor financiero resulta muy oportuno a la hora de tomar decisiones en estos casos, ya que ofrecen una orientación personalizada y experta. No es lo mismo comenzar a ahorrar a una edad temprana, donde se busca una mayor rentabilidad a largo plazo, que gestionar los ahorros a una edad cercana a la jubilación, donde se busca la seguridad de preservar el capital con inversiones a corto plazo. Un profesional puede guiar al interesado a la hora de establecer una planificación financiera sólida y seleccionar estrategias de inversión que se adapten a sus objetivos y a su nivel de tolerancia al riesgo.
La educación financiera es también fundamental a la hora de mantenerse al día con las mejores prácticas y ajustar la estrategia a medida que cambian las necesidades y metas. Estos conocimientos, unidos a la ayuda de especialistas, le facilitarán al ahorrador tomar decisiones acertadas y desarrollar estrategias que le permitan evitar las consecuencias como las generadas por la inflación, que pueden mermar el valor de los ahorros con el tiempo.
En un mundo financiero en constante cambio, la combinación de educación y asesoramiento experto se convierte en un recurso valioso para garantizar un futuro económico seguro y próspero durante ese período de descanso tras años de dedicación al trabajo. Las pensiones públicas pueden enfrentar desafíos, por lo que la combinación de las mismas con ahorros personales es cada vez más relevante.
Como conclusión, destacar la importancia de comenzar a gestionar los ahorros lo antes posible, especialmente para aprovechar los beneficios del interés compuesto. Por ello, la planificación financiera desde una edad temprana es esencial para mantener la calidad de vida y el bienestar emocional en la jubilación.