Juan José Cubero Marín
Exprofesor titular de la Universidad de Zaragoza
jjcooperm@hotmail.com
En esta misma sección de nuestra revista Actualidad de las Empresas Aragonesas, habremos publicado más de una decena de artículos referidos a la corrupción y a la gestión ética de las organizaciones y la mayor parte de ellos han tenido como origen la iniciativa de las Naciones Unidas, aprobada en 2.003, de “celebrar” anualmente, todos los 9 de diciembre el Día de la Lucha contra la Corrupción, con el objetivo de combatir y prevenir esta lacra delictiva.
El título es coincidente con el publicado en esta Revista en febrero de 2.018, pero el actual incluye los cambios que ha habido en estos últimos cinco años, principalmente los relacionados con los sistemas aplicados para prevenir la corrupción. La RSC ya había asumido estas tareas como una herencia de la RSE, donde lo económico, lo social y lo ambiental, habían pasado del ámbito empresarial al corporativo; pero ya sabemos que esto también ha evolucionado, pasando a utilizar el concepto ESG, (Environmental, Social y Gobernance), donde ya no se incluye lo empresarial ni lo corporativo, ahora se han sustituido por gobernanza.
Pero la cosa no se para aquí, ya se está trabajando en la Gobernanza del Bien Común, GBC, con el fin de respetar el bien de las personas en cualquier ámbito donde se desarrollen sus actividades en su sentido más amplio de esta idea, el bien del planeta y sin olvidar, lo que conocemos como desarrollo responsable. Aquí es donde aparecen los sistemas de gestión ética, que como es natural, pretende dar una respuesta eficiente a la lucha contra la corrupción.
En este sentido las Naciones Unidas están trabajando mucho, siendo una muestra el desconocido Día Internacional de la Lucha contra la Corrupción, en la edición de los años 2.024 y 2.025, se lleva como lema “Unidos con los jóvenes contra la corrupción: Formar la integridad del mañana”, que como se puede apreciar se da gran importancia al papel que juega la juventud como defensora de la integridad, sensibilizando sobre la corrupción y sus repercusiones negativas para todos y para todo el mundo.
Sin embargo y a pesar de todos los esfuerzos de las Naciones Unidas y algunas organizaciones, el pasado día 9 de diciembre, ni los medios audiovisuales, ni otros medios, apenas se han hecho eco ni difundido casi nada sobre la importancia de prevenir la corrupción, a pesar de la cantidad de casos que, ya hace algunos años, nos están acompañando.
También esto se puede apreciar en las encuestas que hace el CIS, donde se señala ante la pregunta de ¿Cuál es el principal problema que existe actualmente en España?, y ¿El segundo? y ¿El tercero? Los españoles han situado la corrupción en el puesto número 17, y en cuanto a una segunda pregunta ¿Cuál es el problema que a usted personalmente le afecta más?, y ¿El segundo?, y ¿El tercero?, a la corrupción y al fraude los han situado en el puesto número 29. Poca importancia se le da a este delito y es que, al estar muy extendida, se piensa que es algo normal, formando parte como algo más de nuestra vida, a pesar de que se estima que se pierde el 5% de PÎB mundial por culpa de la corrupción. En España con un PIB de 1.498.234 millones de euros en 2.023, ese 5% ascendería a una pérdida de 74.911,70 millones de euros. ¿Cuántas cosas se podrían hacer con esa ingente cantidad de dinero? Por ejemplo, en sanidad, educación, hasta se podría erradicar la pobreza y el hambre en nuestro país.
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Por aportar más información sobre la situación de la corrupción en España, debemos señalar que el organismo Transparencia Internacional, TI, hace un informe todos los años sobre el IPC, Índice de Percepción de la Corrupción, y en el último presentado en enero de 2.024, referido al 2.023, posiciona a nuestro país en un puesto más abajo, el 36 de 180 naciones en el mundo, y aunque mantiene la puntuación 60/100. Igualmente TI recuerda que en 2.021 disminuyó un puesto y en 2.022 retrocedió otro, lo que nos dice que hay una tendencia clara hacia el aumento de la corrupción, tanto en el ámbito público, como en el privado, a pesar de que a este último no se le dé tanta publicidad como al público.
Y, para terminar, si queremos que la corrupción disminuya, hay que asegurar un entorno abierto y seguro, que permita a los jóvenes y organizaciones civiles contribuir plenamente en su formación y su participación en los distintos foros donde se persiga un desarrollo sostenible. La participación activa de las nuevas generaciones es indispensable para contribuir a un futuro más justo, equitativo y sostenible para el bien común. Deben ser el motor de cambio necesario para garantizar un futuro digno para todos (Naciones Unidas).