Javier Lozano Pérez
MARKETING & DISEÑO DE VIAJES Y EVENTOS
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Lo dice un estudio de la Universidad australiana Edith Cowan
Viajar no es solo un placer, es una necesidad para el bienestar mental y emocional. Según un estudio de la Universidad Edith Cowan, las personas que viajan al menos dos veces al año tienen un 68 % más de probabilidades de mantener una buena salud mental que aquellas que no lo hacen.
Pero, ¿qué hay detrás de este poderoso impacto en la mente? La ciencia ha demostrado que salir de la rutina y adentrarse en nuevas experiencias puede transformar nuestra perspectiva, estimular nuestra creatividad y mejorar significativamente nuestra calidad de vida.
El poder de transformar
A veces, no es necesario hacer un viaje largo para experimentar los beneficios de viajar. Una escapada breve a una ciudad hermosa y culturalmente rica puede ser suficiente para renovar el espíritu y recargar las energías. Desde pasear por las calles adoquinadas de una villa histórica hasta disfrutar de la arquitectura icónica de una gran ciudad, son momentos que nos desconectan de la monotonía diaria y nos conectan con algo más profundo: la sensación de descubrimiento.
Además, las escapadas cortas son ideales para activar áreas del cerebro relacionadas con la atención, la creatividad y la resolución de problemas.
La creatividad se eleva a 9.000 metros de altura
Estudios recientes han revelado que, durante un vuelo, especialmente cuando estamos a 9.000 metros de altura, la creatividad tiende a dispararse. Esta altura nos aleja simbólicamente de los problemas cotidianos, proporcionando un espacio mental para que la mente divague y encuentre soluciones a situaciones que antes parecían irresolubles.
No es raro que muchas personas, desde empresarios hasta artistas, encuentren sus ideas más brillantes durante un trayecto en avión. Este es un ejemplo claro de cómo viajar no solo relaja, sino que también potencia nuestra capacidad de innovación y pensamiento crítico.
Acto de Viajar
El simple hecho de enfrentarse a entornos desconocidos activa la neuroplasticidad, la capacidad del cerebro para crear nuevas conexiones neuronales. Según un estudio publicado en el Journal of Personality and Social Psychology .
La felicidad que perdura más allá del viaje.
Invertir en experiencias, como viajes personalizados o viajes de lujo, genera un bienestar más duradero que gastar en bienes materiales. El estudio de la Universidad de Cornell de Nueva York lo confirma: las experiencias vividas en un viaje dejan una huella emocional mucho más profunda y significativa. Esos momentos de conexión con lugares, personas y culturas quedan grabados en nuestra memoria como un tesoro inigualable. Y lo mejor de todo es que esta felicidad no se limita al momento del viaje, sino que perdura a lo largo del tiempo.
Escapar, un lujo para la mente
Los viajes con encanto, lujo y personalizados no son simplemente un capricho, son una inversión consciente en salud emocional.
Según la US Travel Association, quienes viajan regularmente tienen un 30% menos de probabilidades de sufrir depresión y reportan menores niveles de cortisol, la hormona del estrés.
Elementos como alojamientos exclusivos o con encanto, gastronomía local de alta calidad, vistas a museos y observación de obras de arte y actividades diseñadas a medida no solo enriquecen la experiencia, sino que también maximizan el impacto positivo en el bienestar mental.
Viajar es un regalo para tu mente y tu alma
La próxima vez que sientas que el estrés de la rutina te sobrepasa o que necesitas una inyección de inspiración, considera un viaje.
No es necesario invertir muchas horas de viaje para que la escapada sea sorprendente, a menos de dos horas en coche o en avión tenemos destinos europeos o aragoneses como el Monasterio de Piedra, El Moncayo, Los Pirineos, Sos del rey Católico y un sinfín de localidades con encanto.
Viajar no solo abre nuestra mente sino que también mejora nuestra salud mental, nuestra creatividad y nuestra felicidad.